Capítulo 4: El guante negro

Eso es para mi una enorme sorpresa, no sabía que Camper tuviera una hija, Kendrix no parece muy contenta de regresar, pero es mejor no meternos en su vida privada.

Los chicos y yo decidimos entrenar juntos con nuestras nuevas habilidades, Reed no tiene una habilidad de algún elemento solo maneja y saber hacer tecnología que nos ayuda a combatir a los malos. Comenzamos haciendo cinco series de 100 abdominales, luego pasamos al saco de boxeo para hacer media hora de cardio y finalizamos con combate cuerpo a cuerpo: practicamos judo mezclado con un poco de boxeo, son diferentes modalidades que practicamos por el momento no mejoraremos nuestras habilidades.

—Buen entrenamiento — dice Reed.

Tomo mi toalla para secar el sudor de la cara y felicitar a Santi por el excelente combate que tuvimos, mañana practicaremos en el área especial de poderes, siempre debemos estar al 100% de nuestra capacidad física nunca dependemos de nuestras armas o la tecnología solo de nuestra creatividad e inteligencia.

Decido irme a bañar mientras espero la comida que nos darán hoy, carne con alverjas y un jugo de naranja. Al salir de mi cuarto veo que Leila esta viendo algunas fotos y escuchando audios.

—Puedo entrar— digo.

Ella se me queda viendo y parece que no tiene otra opción.

—¿Qué haces? — digo mientras me siento en su cama.

—Viendo unos recuerdos— dice triste.

Tomo una de foto de ella y de Camper, parecen que eran muy unidos.

—Camper siempre fue exigente contigo— digo.

—Si— dice.

Se levanta y se sienta a la par mía.

—Mi padre siempre busco que fuera la mejor en todo peor yo no me sentía feliz— dice.

—Creo que podemos sentir lo mismo— digo empático.

—Siempre fui la mejor pero nunca estaba conforme con lo que yo hacía y siempre di lo mejor de mí y nunca estuvo contento— dice.

En mi defensa Camper siempre nos exigió, pero no al punto de caer agotados y estresarnos.

—No eres algo dura— digo.

—No. El día de mi primera misión fue donde todo cambio— dice.

A que se referirá, cambio en ella o en su aspecto familiar.

—Explicalo— digo.

—Un grupo conocido como el guante negro estaba causando estragos en la ciudad y mi deber era detenerlos a toda costa. Todos los días eran retos difíciles que aumentan cada segundo— dice.

—¿Quiénes son el guante negro? —

—Son una pandilla que recolecta información y la venda a los altos mandos para destruir el sistema social en el que vivimos, pueden causar pánico con una simple publicación en alguna red social y la gente caerá rendida a sus pies, utilizan esos métodos para vender productos o servicios— dice.

Me parece una brillante conspiración, controlar a las masas con catástrofes, golpes de estado, colapsos de servicios básicos solo una mente malvada puede estar detrás de eso.

—Pero un día el guante negro creció tanto que me fue insuficiente detenerlos y decidí mejor huir y ayudar a otros— dice.

Es duro tomar esas clases de decisiones, es abandonar tu vida y no decirle nada más a tus familiares y en especial a tu padre. Supongo que fue difícil desaparecer de este mundo sin dejar rastro.

Después de esa emotiva platica Leila y yo decidimos comer con los demás para olvidar el más sabor de boca, platicamos de diversas cosas de los jóvenes adultos y después nos vamos a la cama para descansar de nuestro agotador día.

Al día siguiente recibos un reporte de personas que están en una manifestación y están custodiadas por infiltrados de un grupo social terrorista.

—Jóvenes — dice Camper.

Nos sentamos y activamos las pantallas digitales para poder ver la situación y estudiar las posibles estrategias.

—Al parecer la agrupación el guante negro está creando caos, desestabiliza a la ciudad con actos hostiles a la población y parece que quiere vender al gobierno más seguridad por medio de empresas fantasmas— dice Camper.

—No es trabajo de la policía— digo.

—La policía es comprada por miembros del guante negro en los cargos de ministerio de seguridad ciudadana, es más hay una cotización para servicios contratados de una empresa llamada Logitec Seguridad S.A que es dueña de un benefactor de los guantes negros— dice Camper.