Luz...
Cámara...
Acción...
Ethan.
Enfoqué mi mirada a una parte del estudio. Coloqué mis pulgares en mis bolsillos delanteros y posé una clase de vista perdida.
—No, no, muy mal,—dramatizó con los brazos extendidos en el cielo, Franco—esa mirada y es de tristeza y pena. Nada que ver con lo que siempre das a conocer en tus fotos, Ethan.
Suspiré.
Las estilistas y encargadas de mi maquillaje, se acercaron para acomodarlo de acuerdo a lo que quería el director.
—Disculpa, Franco. No me siento muy bien.
Caminé hasta mi asiento dónde me comenzaron a soplar con un abanico.
—¿Q-qué no te sientes bien? —su cara palidece.—¡Llamen a una ambulancia! ¡Busquen al doctor del estudio, esto es una emergencia!
Rodeé mis ojos al ver a todos moverse por todo el lugar sin tener idea de que hacer. Me levanté de mi silla e ignore los llamados de todos que intentaban hacerme quedar en un solo lugar.
No quiero escuchar nada de nadie. Estoy harto. Siento que de tantas cosas que tengo en mi mente ahora, ahorita nada me hará sentir mejor. Tal vez, sea lo mejor para mí, el castigo de mi sola existencia lo estoy padeciendo. Cometí muchos errores, y el de continuar respirando siempre ha sido uno muy grande.
Siempre pude… esconderme.
Pero ahora ella… me ha descubierto.
Las máscaras siempre han de ser buenas para ocultar a quien la posee. La mía, ha sido poseída toda mi existencia. A pesar de ocultar lo que de verdad ronda en mi interior, no puedo dejar ir lo que es inevitable. La vida es solo un lugar donde la mayor parte vivida es una agonía sin remedio. Personas como yo, que conocen lo jodido de la realidad, saben que a la hora de enfrentarla, absolutamente todo cambiará.
Sin embargo, por alguna razón yo… pude ver luz cuando me encontré con su mirada.
En esa playa, luego de apostar mi auto. Chica libros. Logró sin duda conmover mi corazón. La tristeza plasmada en sus ojos, el brillo en sus pupilas, conteniéndose de sus sentimientos y no llorar para verse fuerte. Eso me hizo sentirme aún peor de que tenga que lucir fuerte y fría ante la adversidad. Me hizo recordar a alguien que me sigue lastimando.
¿Cuándo… podré deshacer esto por completo de mi mente?
Addison, no sabes que puerta abriste… dentro de mi.
Parte de mi desea protegerla hasta llegar al punto de no dejar que se hiera de ninguna forma. Pero… se que no funcionaría, no soy Dios. Yo… solo soy la mala hierba que no merece vivir en este mundo. Ante la basura putrefacta, continúo siendo inferior.
La mano que sostuvo mi hombro me hizo detenerme. Eché mi vista a Franco.
—¿A dónde irás? —con su mano comenzó a tocar mi cara—enserio estás mal, Ethan.
—No es de salud. Solo…—suspiré—no estoy de humor.
—Vamos a la cafetería.
Hizo una señal al lugar que estaba al otro lado de la calle. Caminamos hasta ahí, tomamos asiento en una de las mesas que estaba afuera del lugar. Un mesero se acercó y le dijimos lo que pediríamos. Se alejó y fue cuando comenzamos a hablar.
Bufé.
—Te conozco desde que tenías diez años, Ethan. Puedes confiarme lo que te sucede.
Esta vez no, si conoces lo que estoy haciendo, podría terminar esto y no planeo que sea así.
Sabía que es un buen hombre además de sabio pero, lo que tenía que decir no era del todo fácil. Conocía mi vida y sabe que soy alguien de de temperamento fuerte, he intentado suprimir mis impulsos pero ha sido un reto bastante difícil de cumplir.
—La escuela no ha sido fácil.
No mentía, no ha sido sencillo desde que trate a chica libros. Su extraña manera de vivir y la forma en la que su vida gira en torno al caos. Creo que he llegado al punto de envolverla en lo que no deseo. El asqueroso pasado que continúa martiriando mi interior.
—Todo tiene solución, —Sus cejas estaban bajas, preocupación era palpable en su mirada—lo sabes, ¿no?
No, no todo lo tiene.
Han muerto… solo por mi.
Sufrieron y se humillaron... para intentar darme una infancia feliz.
Yo… soy la peor tipo de desgracia que tocó este mundo al nacer.
Estrujé mis puños sobre mi regazo. Mantuve mi mirada fija a Franco y no comenté nada como respuesta a lo que dijo.
—Mañana podremos seguir con la sesión.—comenté.—esto se me pasará.
El camarero comenzó a servir el café y limonada, con cake.
—Un sentimiento por una mujer es muy difícil de olvidar.
¡¿Qué…?!
La taza de café resbaló de mis manos provocando que cayera hasta el pequeño plato. Un camarero se acercó a gran velocidad y comenzó a limpiar todo. La sonrisa de burla en el rostro de Franco hizo que me paralizara.
—Y-yo—las palabras no salían bien de mi boca—no se de qué hablas.
Rio a carcajadas.
—Eres tan fácil de leer en estos temas, Ethan—sobó su mentón— Bueno, en realidad es la primera vez que es a ti de quién me doy cuenta. Pero como sabes, aprendí de mi hijo. Es tan obvio con sus sentimientos por Mike.
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Editado: 13.06.2023