Luz...
Cámara...
Acción...
"Tú, me importas"
Addison.
Dios, por favor, ayúdalo.
Ethan, vamos, tienes que salir de esta.
No ha salido ningún doctor o enfermera del lugar donde lo tenían. Lo estaban operando para extraer la bala que atravesó una parte de la espalda. Mi mirada estaba clavada en la puerta de operación que estaba cerrada. Internamente oraba en mi mente por su bienestar y que no traiga ninguna complicación. Los chicos fueron a traer algo de comida, ya estaba amaneciendo, no pude moverme de ahí, esperaría a que saliera y saber que Ethan no está en peligro es más que suficiente. Solo así podría irme tranquila de su lado.
Amy me tenía abrazada mientras que con su otra mano me daba caricias en la cabeza. Los chicos nos habían ofrecido unos chaquetas, sin sangre, para pasar el terrible frío del hospital.
Me separé de Amy al sentir que un estornudo se aproximaba a salir de mi.
—¡Achú!
Un pañuelo de color azul, se me ofreció. Al alzar mi mirada vi que se trataba de Alex que me miraba con preocupación. Lo acepte y me sacudí la nariz en el pañuelo.
—Gracias. —dije un tono bajo.
Se sentó a mi lado mientras Amy se levantó y comenzó a estirar sus brazos.
—Iré por algo caliente, ¿Quieres algo, Addi? —me preguntó con sus cejas fruncidas en preocupación por mi estado.
—Estoy bien. —sonreí—enserio.
Ella solo se lomito a sacudir levemente su cabeza, ambas sabíamos que mentía pero no tiene ánimos para nada. Se fue dejándome sola con su hermano en el amplio y solitario pasillo. Personas caminaban directo pero nadie se atrevió a venir por este lado. Es raro, ahora que lo pienso bien, de haber estado así hace varias semanas atrás con Alex no lo hubiera soportado. Pero puede que me este acoplando a esto. Ahora mi mente no deja ver a ninguna otra persona que no sea Ethan, me siento angustiada y con miedo de que pueda sucederle. No dudo de su resistencia y lo fuerte que puede llegar a ser. Sin embargo, es un humano como todos y hay momentos en que las cosas no podrían salir bien.
No, no, no, él lo logrará, estoy segura de que así lo hará.
Los bellos de mi piel se erizaron al sentir como Alex sujetó mi mano, que estaba hace un momento sobre mi pierna. Conecte mi mirada con él que me regaló una cálida sonrisa. Lo miré desconcertada por su acción tan repentina y fuera de lugar.
—Ethan es más fuerte de lo que crees, Addison. —Aseguró—aparte de esa cara bonita es bueno en ese tipo de combates.
Suspiré con pesadez.
—Si fue tan bueno como dices no estaría aquí, no entiendo porqué hizo esto.
Dijo que esa vida era su pasado pero que continúa teniendo como amigos a esos chicos que lo acompañaron. No entiendo qué razón lo hizo participar en algo tan terrible como eso.
Alex sonrió, extendió su mano para guardar detrás de mi oreja, un cabello rebelde que invadió mi frente.
—Se ve que te importa mucho Ethan.
Sentí el arder de mis mejillas por la acción de sus manos y la mirada tan atenta que me daba.
—¡Por supuesto! —grité, bajé la mirada avergonzada—Eh, pues, —comencé a balbucear—es que lo conoces, se vuelve un niño y no hay que dejar que haga idioteces. —bajé mi tono de voz.
—¿Quieres? Está recién hecho—tenia dos embaces y se veían sándwiches tomados en una bolsa con el sello de la cafetería.
Estaba por responder pero al ver las puertas abrirse salí corriendo hasta ahí. Observé que su rostro brazos y piernas estaban vendados, solo pude ver más o menos partes de su cabello. Enserio quedó en un estado grave después de esa pelea con eso delincuentes.
Escuché a mis espaldas los llamados de Alexander pero no quise escucharlo, necesitaba ir con Ethan y saber que le espera ahora, tengo miedo, se ve tan mal que hasta podría asegurar que su vida corre peligro.
¡Basta de malos pensamientos! Confío que saldrá bien librado de esta situación.
Enfermeras censaron a acomodarlo en una cama.
—Oh, Dios. —cubrí mi boca con mis manos—Ethan.
Me fue imposible no derramar lágrimas al ver su estado, mi corazón se comprimió ante el dolor de verlo así. Tuve cuidado ya que ninguna parte de su cuerpo se veía por lo enyesado que estaba. Tomé la silla que está al lado de su cama y me senté.
—Tú eres fuerte, —tomé con delicadeza su mano—saldrás de esto.
—Eh, ¿Chica libros? —su voz comenzó a escucharse muy baja—¿Qué haces?
Llevé mi dedo a sus labios que estaban algo rotos. —Shh—lo callé—No debes hacer esfuerzo.
—Pero me siento bien.
Negué ante sus idiotas palabras, no podía creer que dijera eso al estar en un estado tan crítico.
—Lo estarás, cuidaré de ti hasta que lo estés un cien por ciento. —prometí—no quiero que algo como esto ocurra otra vez.
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Editado: 13.06.2023