Proyecto Ethan

Capítulo Treinta y uno

Luz…

 

Cámara…

 

Acción…

 

 

André.

 

 

Todo comenzó con solo una atracción, al menos, fue lo que pensé.

 

 

—Acomodaré el DVD con el CD. —Dijo Addison, era fin de semana de películas, una de nuestras favoritas es: “Orgullo y prejuicio”. La trama y el Sr. Darcy, no nos cansaba.

 

 

Había traído bolsas de golosinas ya que mi glotona mejor amiga se acababa todo.

 

 

 

—Iré por las bebidas. — Informé a Addison mientras me levantaba y salía de su cuarto.

 

 

Bajé las escaleras, me fui hasta la cocina pero quedé tieso al ver la figura de un chico sin camisa y con el cuerpo sudado, tomaba de una botella de agua con gotas que se iban deslizando por su cuello.

 

 

Tragué.

 

 

No lo entiendo, mi pecho se siente raro, mi temperatura corporal no es estable, me siento intimidado.

 

 

—Oh, ¿Quién eres?

 

 

 

Me estaba mirando y hablando pero yo estaba en un estado vegetativo.

 

 

—A-An-André.

 

 

Estaba avergonzado de mi tartamudeo y palabras tan mal dichas.

 

 

—Debes ser amigo de Addison. —extendió su mano—soy Roger.

 

 

No debía lucir tan nervioso y controlar un poco mi sonrojo.

 

 

 

—Encantado.

 

 

 

Acepté el apretón de manos que me hizo sentir una bajada de tensión, sin fuerza en la piernas y debilidad en mi cuerpo.

 

 

 

Las otras veces que tuve pocos encuentros con él, Addison, era la que nos presentaba y sin saberlo me ayudaba a no quedar como un tonto. Con el paso del tiempo pude tolerarlo, intenté buscar a chicas lindas para ver qué aspecto me podría atraer pero fracasé. La imagen de Roger estaba palpable en mi mente.

 

 

—¡Vamos, Thomas! Si haces esto te juro que te quedarás con la mitad. 

 

 

 

Resoplé.

 

 

—No creo que sea posible conducir la mitad de un auto deportivo.

 

 

—¿Qué es lo que quieres? — Austin, era un chico muy popular y querido por las chicas, lo conozco del club pero asiste a otra secundaria. —Mas bien, ¿Cuánto?

 

 

 

No está mal, quiero una laptop nueva, además de otro auto para Bob.

 

 

—Dinero, ¿Qué más querría? —Lo miré con indiferencia y fui hasta el lugar donde comenzaría la competencia.

 

 

 

Aparecieron unos chicos y lo que más me tensó fue ver a Roger entre ellos, no lo entendí hasta que lo vi con su palo de golf.

 

 

 

¿Esto es alguna historia sacada de un libro?

 

 

¡¿Por qué entre todos los chicos del mundo, Roger White, es mi oponente?!

 

 

 

—¿De verdad debe participar con este escuálido? Ja, es obvio que ganará. —Matt, es un chico petulante además de estar en las mejores posiciones aristócratas de Londres, es insoportable—Doblo la apuesta.

 

 

 

Miré a Austin y a sus amigos.

 

 

—Doblo la cantidad de mi dinero.

 

 

El rubio de ojos azules palideció ante lo que dije pero aceptó mis palabras.

 

 

¡Fue sencillo convencer a Austin!

 

 

Acomodé mi cabello y ajusté mi gorra. No me dejo llevar fácil por mis emociones, desde joven, mamá me enseñó eso.

 

 

 

—¡André, gana! 

 

 

 

Los chicos me felicitaron mientras los perdedores cumplían con su parte del trato.

 

 

 

A pesar de haber vencido, no lo sentía así, no era una victoria, no para mí. Fui hasta Roger, no sabía porqué mis pies reaccionaron así, era un impulso inevitable, puede que tal vez, una parte de mi quería disculparse. O tal vez, sólo deseaba estar a su lado, por un segundo hablarle.

 

 

Inhalé profundo.

 

 

 

—¿Disculpa? Ro-Roger…

 

 

 

El iba a girarse pero unas manos en su rostro y una voz delicada y fina hicieron que prestara toda su atención.

 

 

 

—¡Amor!

 

 

Él sonrió al verla, eso fue inesperado, nunca había visto eso en él.

 

 

—Las novias normales que acosan lo ocultan, eres pésima.

 

 

 

—No te creas tan importante, Roger. Ven, —extendió su mano—vamos.

 

 

Estaba disfrutándolo, se veía feliz.

 

 

He sido un jugador invicto, no sentí nada por el perdedor, entonces por qué razón, siento en mi pecho que el único perdedor soy yo.

 

 

 

El tiempo pasó y una tarde me lo encontré jugando y era algo bueno, no lo había visto desde que sacó a Addison de la fiesta donde estaba ebria, esa llamada fue lo más difícil que pude hacer.

 

 

—Mejora tu posición estás muy tieso.

 

 

 

Me miró.

 

 

—Tu rostro me es familiar.

 

 

 

Extendí mi mano.

 

 

—André Thomas, te llamé el día que Addison estuvo ebria, nos hemos visto pocas veces.

 

 

 

—Debes ser cercano a ella. —su comentario lo sentí algo extraño.

 

 

 

—Es mi mejor amiga.

 

 

 

—Me da gusto eso, —a pesar de que bajó su tono eso aún me dejó escucharlo. —Addison estará más relacionada que con solo papel. Dime, ¿eres bueno en el golf? Se ve que conoces bien las técnicas.

 

 

Te vencí hace cuatro años.

 

 

—Juego porqué es un buen deporte.

 

 

—¿Qué tal darme clases? Te pagaré.

 

 

¿Enseñar a Roger White?

 




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