➳Licencia de conducir

Alaska caminaba a paso rápido con dirección al salón de su maestra, la Señorita Murray. Al estar en frente de la puerta, tocó dos veces con su puño cerrado y esperó tres segundos antes de abrir la puerta e ir al escritorio donde la mujer de pelo oscuro y corto estaba escribiendo algo en su cuaderno.

—Hola, Ally —saludó la maestra a una de sus alumnas favoritas—. ¿Qué te trae por aquí?

—Hola Maestra, de hecho quería hacerle unas cuantas preguntas y que me de el temario de toda la clase, es de suma importancia para mi que me brinde aquella información —suspiró—. Es para mi investigación de la Señorita Brown...

—Claro, claro —interrumpió con una sonrisa—, de hecho, estaba esperando a que llegarás a mi, ¿cómo vas con tu proyecto?

—Pues bien, dentro de lo que cabe; ya planteé mis objetivo general y los específicos, estoy trabajando en el marco teórico sobre las hormonas, pero a la vez estoy trabajando en el instrumento de mi investigación.

—Perfecto, veo que las clases te están funcionando, y desde mi punto de vista, has investigado mucho más de lo que encargo la tarea —soltó una pequeña risa traviesa.

—Voy a la biblioteca diariamente, pero tenía que preguntar cómo cito la información que tengo.

La maestra arrastró hacia atrás la silla y abrió el cajón de abajo del escritorio para sacar una carpeta color beige con algunos clips alrededor de esta. Se la proporcionó a la castaña y ella lo abrió, leyendo de reojo lo que contenía, lo que ella necesitaba e información extra.

Después de guardar los papeles en su mochila, Alaska se despidió con una gran sonrisa, abandonó el aula y se dirigió a la cafetería donde se encontraban todos sus amigos, sentados en la mesa de siempre. Se sentó a lado de su amiga la pelirroja y le robó una mordida del sándwich que se estaba llevando a la boca, Dayana negó con la cabeza y le quitó un trago del jugo a su novio.

—¿Quién tiene su examen e conducir? —preguntó Matthew dirigiéndose a su amiga con lentes.

—¡Yo! —exclamó entrecortado por la comida que tenía en la boca—, saliendo de aquí debemos ir al examen, Matthew va a prestarme su coche —continuó explicando sin comida.

—Oye Ally —llamó una chica rubia llamada Valerie—. Tengo algunos problemas con mi clase de Lógica, y me pregunto si podrías ayudarme —pidió un poco tímida y con una sonrisa amistosa.

—Por supuesto que sí Vals, mi taller de ayuda son los sábado en la Biblioteca Municipal, a partir de las nueve de la mañana hasta la una de la tarde —explicó.

Valerie asistió y anotó algo en su celular, luego sonrió y se despidió con un asistimiento de cabeza.

—¡Yo también quiero ir! —exclamó Paula hablando por primera vez y retomando el tema anterior—. No tendrás a nadie mejor como porrista sino soy yo, además ese es un logro que debes compartir con nosotros que somos tus amigos, ¿alguien quiere de mis galletas? —extendió el paquete de un lado al otro, ofreciendo, y solo Alaska tomó una.

—Claro que pueden acompañarme, ¿dónde esta Alan? —cuestionó buscando con la mirada al chico de ojos azules—, tengo varios días que no lo tenemos como uña y mugre.

—Últimamente esta saliendo con Kendall, después de que Troy la haya dejado, fue en busca de nuestro chico. Parece que Kendall es bruja porque tiene bien hechizado a nuestro amigo —Paula rió.

—¿Por qué no he notado mucho eso? —Alaska cuestionó impaciente.

—Pues porque estás ocupada con tu proyecto, y acabamos de terminar nuestro primer parcial —respondió la pelirroja—, muy apenas y te alcanza el tiempo para nosotras, ya ni hemos salido a pasear como antes —frunció sus labios e hizo una mueca disgustada.

—No te alteres que luego te salen canas verdes porque además de eso puedes acumular mucho y eso esta muy mal porque puede causar muchos tipos de síntomas físicos y emocionales. Algunas veces posiblemente no se dará cuenta de que estos síntomas son ocasionados por el estrés. Aquí hay algunos signos de que el estrés le puede estar afectando: Diarrea o estreñimiento, mala memoria, dolor de cabeza, falta de energía o...

Matthew interrumpió a su mejor amiga—, creo que ya entendimos que mucho estrés es malo, por favor ya no estés hablando de eso, que sinceramente me aburre, y acabo de salir de un examen de biología, que para qué te cuento.

—¿Ustedes no creen que esta un poco frío el clima? —interrogó Dayana frotándose los brazos con sus manos.

—Estamos a septiembre, por supuesto que esta entrando el frío, amor —comentó riendo Matthew.

Paula estaba acomodando unos libros en su mochila sobre la mesa cuando notó al chico de sus sueños pasar por enfrente de su mesa acompañado por una chica pelirroja, esbelta, con curvas bien definidas y con una sonrisa envidiable. Paula bufó molesta, llamando la atención de sus amigos.

—¿Tu que traes niña? —preguntó Matthew negando con la cabeza y dirigiendo su mirada a donde estaba la de su amiga—, ya veo. Deberías de superar a ese hombre, no es guapo, no es cortes, y es un mujeriego. Ahorita esta con Anna, pero también esta detrás de otra chica, ¡en la misma escuela!. Ni siquiera puede esperar, necesita a las dos en el mismo lugar.

—De hecho Marina no le presta mucha atención, por eso ahora esta con la pelirroja de ojos marrones y despampanante. Pero Matty, estas muy equivocado ya que los hombres mujeriegos son personas que basan sus relaciones sentimentales en el egoísmo y en la búsqueda del placer. Los mujeriegos tienden a ser personas asertivas externamente, lo que es parte de su atractivo para las mujeres, pero con grandes miedos e inseguridades en su interior. Suelen ser encantadores al principio de la relación pues han refinado el arte de las relaciones superficiales.

—Gracias por los datos curiosos que no me importa de un hombre mujeriego —admitió Matthew rodando sus ojos marrones.

—Sólo te estoy aclarando unos puntos.

—Pero eso no importa, ¿por qué a mi no me nota nunca?, ¿será que no tengo bubies o nalgas? —la peliblanca pensó determinadamente.