—¡Ya huelo las vacaciones desde aquí, por Dios! —dijo cerrando su casillero Dayana.
Alaska la miró sonriente. Después de unos largos meses de trabajo ya estaban dando fruto acompañados de unas vacaciones merecidas.
—¡Joder, yo me tengo que quedar un poco más por física!. Si todo va bien, en dos semanas saldré —informó Paula con los ojos en blanco.
Ay, pero la señorita prefería ver a Troy con otras tipas o prefería estar buscando un novio, ahí están las consecuencias de sus actos. Ay, creo que estoy sonando como una abuelita, debería callarme, pero si no estoy hablando, Dios. ¡Bien, deja de pensar entonces!.
—Ay, pero bien que preferías estar buscando a un novio —comentó burlona la castaña con lentes—. ¡E ignoraste por completo mis palabras cuando intentaba ayudarte en algo!.
—No la regañes, ¿tú ya terminaste de entregar todo los proyectos? —cuestionó Dayana interrumpiéndolas.
Alaska asistió orgullosa con una sonrisa enorme—, desde la semana pasada. Sólo vengo para terminar de ayudar a los chicos que lo necesitan, todavía tienen algunas preguntas. Y me encanta que Mario a veces venga a preguntar —suspiró enamorada y luego se calmó al ver a sus amigas que la miraban picaras—. Ósea, no me gusta. Es más bien como un amor platónico, nada más. Como tú con Troy —señaló a Paula con una mano.
Paula hizo una mueca chistosa y colocó su mano sobre su pecho, un poco ofendida y soltó un sonido en broma—. Por favor, algún día Troy y yo nos vamos a casar, él usará un smoking negro y yo un vestido blanco y esponjoso —concluye mirando en dirección de una chica—. Ahí viene Valerie, supongo que es por ti Ally.
Valerie se acercó con un gran grito de emoción y saltó a los brazos de su tutora—. ¡Gracias, gracias, gracias!. ¡Ally, saqué noventa y tres en matemáticas, y ochenta y cinco en química! —la estrujó mucho más entre sus brazos—. ¡Eres la mejor y no me quedaré en Las vacaciones!. ¡Te amo!
—Pero si yo no he hecho nada de eso, el logró tú lo has obtenido solita, yo sólo te di un leve empujoncito. ¡Y muchas felicidades! —le devolvió el abrazo con cariño.
—¡Gracias, gracias! —dio bastantes brincos más y se fue corriendo con gritos de alegría una vez más.
Y por eso me gusta ayudar a los demás, me llena de emoción porque siento que de alguna manera yo pude ayudarles con esos logros ya que muy dentro de mi, siento que también son míos.
—Val esta completamente loca —rió Paula—. Me recuerda a mi cada vez que grita, pero en fin. Tal vez debería hacerte caso y ponerte atención y a la próxima no quedarme después de clases, porque ya sabes, se acerca la navidad y todo eso.
—Hablando de navidad —interfirió Dayana—. ¡Debo de ir de compras antes de irme a Los Angeles con toda mi familia! —suspiró—, en serio necesito ir de compras, ¿ustedes pueden hoy?. Lo que pasa es que la semana que viene debo de estar en camino, y ya deben de imaginar todos los regalos que debo de comprar.
—¡Ay, lo siento! —bufó Alaska un poco incómoda—. Hoy debo de trabajar en la cafetería de Mrs. Martha, pero mañana sin falta vamos, después de la escuela. Yo también necesito comprar regalos para toda mi familia, y yo no voy a salir de viaje porque toda la familia de mi mamá vive aquí, y pues la de mi papá después vendrán, pero me quedaré aquí. Tú te vas a ir Houston Texas, ¿verdad Paula?.
Paula asistió frenéticamente—, pero supongo que me iré después porque me quedaré un poco más ya que ¡reprobé! —exclamó con entusiasmo, por lo que confundieron a sus amigas—. Y hoy tampoco puedo, me quedaré en la biblioteca haciendo un trabajo para créditos extra que necesito en Física —volteó los ojos—. Me divertiré bastante buscando información que no me servirá en la vida cotidiana en un futuro —murmuró con obvio sarcasmo—. Bien chicas, esta muñeca tiene que irse a buscar cosas para su proyecto, ya que al parecer soy la única que se va a los extras, ¿verdad?
—Creo que Matthew se va a quedar para Literatura y Alan también, como los dos son mejores amigos, deben de caer ó eso fue lo que me explicó mi novio, la mentalidad de los hombres a veces puede ser tan torpe —suspiró la pelirroja—. Pero así quiero a mi chico, no le cambiaría ni un cabello —sonrió como una enamorada.
—El amor —suspiró la peliblanca enamorada—, que lastima que todavía no ha llegado el chico indicado para mi.
—Bueno chicas, no las tolero cuando se ponen en plan de amor, y yo tengo que ir con la maestra Brown para checar unas cosas, además le envíe mi ensayo para que lo leyera y me diera su punto de vista, y mis errores y todo lo demás —agitó su mano cuando empezó a caminar, ajustó su mochila sobre sus hombros y giró todo su cuerpo al frente y dejando de caminar en reversa.
Caminó por los pasillos de la escuela hasta llegar al salón de clases, tocó la puerta blanca un par de veces antes de abrirla y entrar en la habitación y encontrar a su maestra favorita revisando un trabajo bastante generoso con las hojas.
—¿Esta revisando los proyectos Mrs. Brown? —preguntó Alaska acomodándose en uno de los pupitres que se encontraba.
—Desafortunadamente sí, esto son trabajos extra para aumentar su calificación. Debería dejar de hacer eso, pero no puedo negarles mucho cuando se ponen de rogones, pero ¿qué hacían durante el semestre?. ¡Nada, nada!. Y al final la que trabaja más soy yo, algún día me voy a morir con tantos adolecentes reprobando —guardó silencio por un par de segundos—. Ojalá hubiera más estudiantes como tú, que entreguen sus trabajos con anticipación, que estudien para sacar buenas calificaciones y no irse a extra. Que por cierto, también le agregan mucho trabajo a los maestros. Pero suficiente conmigo y todas mis quejas.
—Si gusta yo puedo revisar un trabajo o ayudarla en lo que sea que necesite —ofreció Alaska amablemente—. Así no se estresa tanto y no odiara tanto a los alumnos. Si quiere puede decirme qué debo de checar y así llegar a un acuerdo —entrelazó sus manos en frente y empezó a jugar con sus dos dedos pulgares.