Proyecto hormonas

➳Compras

Dayana empujó levemente a su compañera de a lado y sonrió, seguidamente Alaska aventó a Paula, las tres caminaban a la par con dirección a la siguiente tienda del gran centro comercial para poder encontrar los regalos perfectos para los seres queridos.

—Vamos a comprarle un regalo para las madres —pidió Paula mientras entrelazaba su brazo con su amiga de lentes y con la otra mano cargaba las bolsas de compras.

—Yo ya tengo el mío —sonrió Ally—. Pero puedo ayudarte a buscar el tuyo.

—Yo también ya lo he comprado —Dayana alzó un poco la cabeza para poder ver a la peliblanca.

—Ahora resulta que no soy una muy buena hija, pero ya tengo el regalo de los demás, sólo me falta el de ella y el de ustedes, pero no los comparé si ustedes me ven. ¡Y no me digan que ustedes ya tienen el mío porque sé que es mentira!. Ahora, tenemos dos opciones, una; separarnos y buscar el regalo perfecto ó venir en otra ocasión y buscar la ropa que debemos de estrenar.

—O en una media hora o en cuarenta y cinco minutos vamos a la tienda favorita de Dayana y buscar la ropa. Es que venir en otra venida compraremos muchas más cosas de las cuales no necesitamos y creo que estaré un poco más ocupada de lo normal —sugirió la de lentes.

Dayana y Paula intercambiaron unas miradas meticulosas y asistieron frenéticamente con la cabeza a la vez que soltaban sus brazos.

—Cuarenta y cinco minutos y nos vemos en la sección de vestidos en la hermosa tienda de Zara y no acepto un no, ni que me rezonguen sobre otras tiendas —dicho eso salió corriendo como si su vida dependieran de eso.

Paula negó con la cabeza, alzó los hombros y se dio la media vuelta para emprender su búsqueda del regalo para las chicas que son como sus hermanas.

¡Es hora de los regalos!. Pero odio estar cargando las bolsas, y el carro esta muy lejos, además sería perder un poco el tiempo.

Alaska rió en señal de rendición, sujetó bien las diversas bolsas que colgaban de sus manos y empezó a caminar por los pasillos con personas a su alrededor, miraba con atención los estantes llenos de curiosidad para encontrar algo perfecto, no tenía bien en claro qué era lo que necesitaba, pero conservaba la esperanza de hallarlo al mirarlo.

Se detuvo un par de segundos para admirar un lindo conjunto de un collar y aretes con pequeñas floresillas y luego se imaginó a su amiga pelirroja con un precioso vestido verde strapless con unos tacones negros que resaltaban su esplendida belleza.

Sí, a Dayana le encantan los accesorios, y no tiene de flores. Sería lindo para ella, también le gustan las flores. Creo que lo más sensato sería comprarlos.

Salió de sus pensamientos cuando sintió una mano demasiado grande situarse en su cintura, abrió sus ojos y dobló su brazo izquierdo hacia atrás para poder defenderse con su codo, el sujeto gimió de dolor y Alaska se alejó girando su cuerpo mirando a su depredador.

Troy sonrió de lado apoyando una mano sobre su costilla, justo donde había sido lastimado.

—¡Dios mío, pude haber muerto de un susto! —atacó la chica molesta, cruzándose de brazos sobre su pecho—. ¿Qué estás haciendo aquí?.

—Lo mismo que tú —indicó con su dedo las bolsas en manos—. Busco un regalo para mi mamá, por las navidades, ya sabes. Eso sin agregar que mis padres contraen matrimonio por segunda vez, entonces se supone que también debo de buscar un obsequio para eso, ¿podrías ayudarme, por favor?.

Troy meneó las cejas y agrandó sus ojos, los puso llorosos y dobló el labio interior, intentando hacer una tierna cara.

Alaska rió sin gracia por el pésimo acto de su compañero—. Eres la peor persona al intentar hacer una cara de perrito triste. Por favor, tengo primos de cinco años que me hacen berrinches cada vez que quieren helados, y ellos son unos niños demasiado lindos —admitió suspirando con el ceño fruncido.

—Entonces deberé de pedir consejos a tus primos —sonrió con amabilidad.

—Yo creo que eso no será suficiente —admitió, empezando una caminata. Se detuvo al notar que Troy no la acompañaba—. ¿Qué sucede?.

—¿Vas a ayudarme a escoger los regalos?.

—¡Nunca dije que no! —exclamó caminando.

—¡Pero tampoco un sí! —respondió empezando a caminar.

—Es interesante el poder de la duda —se encogió de hombros con elegancia—, ahora necesito que me digas los gustos de tu madre. Pero en definitiva los accesorios es algo que enloquece a las mujeres, gracias a ellos complementan nuestros conjunto de ropa, puede ser una bolsa, un cinto o joyería en sí.

Troy la observó con determinación, fijó sus marrones ojos sobre los pequeñitos osos de color plata que decoraban los oídos de la chica, su cabello no era un impedimento ya que estaba atado en una cola de caballo en alto, también llevaba una linda bufando de color morada que cubría la mayor parte de la camisa blanca, una chaqueta negra, como la que él casi siempre lleva y unos vaqueros cómodos, las botas calientes negras era un pequeño detalle.

—¿Qué tanto miras? —cuestionó un poco incómoda ante su mirada.

—Los lindos ositos que llevas en los oídos —alagó.

—¿Ves?. Es lo que te estoy diciendo, estos ositos me los regaló mi prima en mi cumpleaños, ella tiene unos iguales ya que en un futuro le gustaría ser como yo, soy como su ejemplo a seguir, además de sus padres. Y es muy bonito —agradeció—. Además tu mamá es una señora muy coqueta y elegante, y le encantan los accesorios, nunca la he visto sin ellos.

—Eres observadora, pero opto por comprarle un lindo conjunto de accesorios. ¿Tu a quién se los ibas a comprar? —Alaska lo miró sin entender—. Antes de asustarte estabas viendo un collar con un dije de flor.

—A una de mis mejores amigas, pero eso no da relevancia ahorita. El punto es encontrarle un lindo regalo a tu mamá, por ejemplo aquí hay una tienda de joyería y otros presentes —alzó la ceja mientras se adentraba a un pequeño local lleno de estantes de vidrio, mostrando lindos detalles.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.