Proyecto Humblood

XXXVII.

La mezcla de las diferentes voces era un caos allá fuera. Reclamos, gritos, peleas, todo sucedía al mismo tiempo. Mojando mi rostro con el agua fría que corría del grifo, repetí en voz baja un montón de veces: estas bien, Gala. El aire entra a tus pulmones, estas de pie y tu corazón late. Vives. Estaba pasando todavía el trago amargo, y no se volvía nada mejor. 

 

Sabía... si, lo sabía. Lo se, tiempo presente. Sabía y sé que le importó tanto como el sucio de un zapato a mi padre. Sé que no soy relevante para él, sé que lo que me pueda pasar no es de su incumbencia, y sé que no me quiere. Entonces, ¿por qué siento este ardor en mi pecho al pensar que trató de deshacerse de mi de la forma más baja que existe? ¿tan poco podría significar para una persona su primogénito? Entiendo que hay padres que por circunstancias de la vida no sienten apego a sus hijos; su circunstancia es que es un cerdo narcisista, sin embargo ¿no merezco al menos que me de la maldita cara si piensa poner una bala en mi cráneo? Y para colmo lo acepté, me quedé parada como si nada. Estática, fría, adormecida. Lo acepté, acepté que tomará mi vida como si fuera algo irrelevante. Me conforme con morir de esa forma, porque si mencionas a las tontas siempre entro yo en la conversación. 

 

Tonta, tonta, tonta, tonta. 

 

Me enerva el hecho de pensar que si el cabo no hubiese sacrificado su trasero yo no estaria aqui en el baño,  viendo mi reflejo mientras junto mi mierda revuelta, y quizás, solo una remota posibilidad, lo planes se pudieron ir por el caño porque no quise mover un dedo. Genial, Gala, eres todo un personaje. Por otro lado, ese que busca la excusa para mi falta de sentido de preservación propia, me preguntaba si en verdad existía algo que pudiese hacer en ese preciso instante para poner mi trasero a salvo. Moverme a la derecha, moverme a la izquierda, alzar mi arma y disparar, descubrir que tengo super velocidad y detener la bala... oh, si, con un arma frente a ti las opciones son limitadas y la que decidí usar fue quedarme parada cómo estatua. 

 

En fin, la cosa es que si estaba dispuesta a morir en ese momento, no lo sabía con certeza. Es complicado, ¿bien? En un segundo aceptas que vas a morir, y al otro no lo haces y te preguntas, ¿en verdad lo quería... o ya saben, solo moriría con ello? ¿es esta una segunda oportunidad? ¿un mensaje del más allá? ¿cual es la forma correcta de interpretar lo sucedido? ¿esto es un "dejalo y vete al caribe"? ¿o un "sigue adelante, esto deja en claro tu propósito"? En efecto, no lo sabía y las dudas seguirían rodando por mi cabeza. No me detendría ni dejaría esto a medias, de eso sí estaba segura, ya estaba más que enterrada en esto y acobardarme seria patético. Lo que era una gran incógnita de proporciones inmensas, es el hecho de si en realidad estaba tomando el camino indicado. Si lo era, pues bien, y si no, bien también. Casi moría por una bala en la cabeza horas atrás, ¿que podía ser peor que eso? ¿no? 

 

Si, Gala, ¿que podía ser peor? ¡cierra la boca! 

 

Mala elección de palabras. 

 

Me enderece y arreglé unos cuantas arrugas en mi camiseta olvidando el desastre de tierra en ella. Estas bien, Gala. El aire entra a tus pulmones, estas de pie y tu corazón late. Vives. Utilízalo a tu favor, saca provecho. Haz justicia para David. No temas a arriesgarte, él no lo tuvo. Si tenia alguna duda sobre mi plan de las cámaras, estas se habían ido a volar. No me iba a apresurar, estaría tranquila y serena. Manejaria todo de la manera más clínica posible, seguiríamos el plan paso por paso y se llevaría a cabo como lo quería desde un principio sin ningún cambio. Si intentábamos adelantarnos, seria un desastre. El bastardo de Peter se encontraba muchísimos metros por delante de nosotros y tomó la iniciativa de una amenaza mortal para enviarnos lejos. ¿Lo logró? No ¿lo sabría? No. Mantendría las jugadas en las sombras, tan ocultas cómo fuese posible. De todas formas, él sabía que estaba aquí, pero no para que o porqué así que lo de las sombra es relativo. El plan de las cámaras en cuestión, es lo que guardaría en ese lugar. 

 

La perilla giró a medias sacándome de mi estado ensimismado y se trabó. Le había puesto seguro, no quería que nadie viera mi rostro constipado de dudas. Le eche un vistazo a mi reflejo y mostré los pulgares en ánimo. Mierda junta, cerebro organizado. Perfecto. Saque el bloqueo y abrí la puerta con lentitud. Lloyd repasó mi rostro de punta y punta en silencio. 

 

— ¿Pasa algo? —toque mi rostro. 

 

— Solo trató de determinar lo que piensas. 

 

Mi ceja se arqueo. 

 

— No estoy pensando en nada. 

 

— ¿Nada? —repitió incrédulo. 

 

— Ya tuve mi crisis existencial ahí dentro. —apunte con mi pulgar sobre el hombro. 

 

Me vio poco convencido. 

 

— ¿Estas bien? 

 

— ¿Por que no lo estaría? 

 

— ¿Por qué? —apartó la vista un momento— Casi te disparan, no se, quizás por eso. 

 

Exhale cruzandome de brazos. 

 

— No quiero la charla de, ya sabes, "esta todo bien, puedes llorar. Tuviste un contacto directo con la muerte y ahora estás aquí" —hice una voz ridícula— No quiero llorar, y estoy bien. Sinceramente bien, Lloyd. Hace un rato si estaba un tanto fuera de órbita, pero ya pasó. Estoy aquí, y sacaré provecho de eso. 

 

— No quiero que creas que tienes que pretender estar bien frente a nosotros. —insistió— Si necesitas un tiempo, te lo daremos. 

 

— ¿Tiempo? —reí sin gracia— No lo hay para esta situación. El que tenemos es para poner en marcha nuestro plan y no voy a atrasar todo porque piensen que necesito "un tiempo" 

 

— Mi intención no era ofenderte. —aclaró— Solo no quiero verte mal.

 

— Tienes que confiar en mi cuando te digo que estoy bien. —puse mis manos en sus brazos agitandolo un poco— Hay que seguir adelante. 




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