Proyecto Humblood

EXTRA

Extra 1:
Clayton conoce a Gala.


El reloj en mi muñeca no avanzaba lo suficientemente rápido, no podía esperar para ir a dormir y que un nuevo dia empezará. Un nuevo día en el que iría a casa alejandome por un tiempo de la porquería que me llegaba hasta el cuello. Me sentía atrapado, exhausto y controlado. Tres sentimientos que me ponían al borde volviendome una bomba de tiempo, que, en cuestión, no haría otra cosa que hacer daño a mí mismo si llegaba a explotar en algún momento. Deseaba hacer algo al respecto, pero no era tonto y sabía que las opciones más que limitadas eran nulas en mi posición tan poco ventajosa. Atrapado, exhausto y controlado a tal punto que mis movimientos tenían que ser medidos con precisión, y pronto, atado.

- ¿Que sucede? -Howard puso su mano en mi hombro, preocupado.

Ajuste mi agarre en el rifle saliendo del estado ensimismado. No percibí cuando llegó a mi posición y eso no era una buena señal.

- Nada.

- Nada. -repitio sin creerlo- ¿Nada es no escuchar que West ha estado ladrando tu nombre por los pasados diez minutos y tu no respondes, Clayton?

Miré mi radio y luego a él.

- Él no me ha llamado.

- ¿Quieres que traiga al equipo completo para que te lo confirmen?

Alcancé el aparato y presione el botón del costado para transmitir mi voz.

- Aquí Tales, cambio.

La respuesta no tardó demasiado y Howard hizo una mueca disfrutando el hacerme ver mi error.

- ¿Por qué carajos no respondes cuando te llamo, Tales?

- No escuche.

- ¿Que? ¿eres sordo repentinamente o es selectivo?

La puerta a unos metros se abrió y Killard saludó deteniéndose junto a Howard.

- ¿Para qué me necesita? -fui al grano.

- Te va a clavar la bota en el trasero, hombre. -se burló Killard.

Lo empujé sin delicadeza en respuesta y dejó salir una carcajada monstruosa.

- Trae tu trasero a mi jodida oficina, Tales.

Puse la radio en su lugar irritado y pasé al par alcanzado mi identificación.

- Quiere hacerlo en privado.-escuché murmurar a Howard.

- Si, ya sabes, para mayor disfrute.

Introduje la identificación en el lector y la puerta se abrió.

- Aparentemente sabes mucho sobre eso. -contraataque- ¿Por experiencias personales o...

La pregunta quedó colgando en el aire con la sugestión desbordando. Killard no era de los más dotados, sin embargo entendía lo que le convenía con rapidez.

- ¡No me refería a eso!

- Muy tarde. -sonreí por joderlo en su propio juego y la puerta se cerró sin darle opción a defenderse.

De no ser por ellos, esto no sería tan llevadero. Saber que estaban aquí por mí no me gustaba, pero les agradecía el arriesgarse e intentar traerme de vuelta. No pude pedir soldados más leales y trabajaría de una forma u otra nuestro camino de salida. Recorri los pasillos marchando con premura, tuve suficiente con ser regañado como un cadete para que continúe con su mierda al llegar ahí usando de excusa el tomarme mi tiempo para atravesar el complejo. Los últimos días, Peter Evans había hecho de su presencia algo habitual, y aunque acostumbraba a venir con un considerable tiempo de intervalo por lo que verlo no era totalmente raro, tener que soportar su rostro diez de los quince días que me tenía aprisionado aquí no subía mi ánimo en lo absoluto. Me hacía una idea de lo que podría querer comunicar West, en la zona central les gustaba transmitir la información entre murmullos, y además, nos faltaba personal en el equipo alfa.

Gire la perilla de la puerta y entre. West alzó la mirada y descansó el peso de su espalda en la silla viéndome con molestia.

- ¿Le pasó algo a tu radio? -indagó.

Negué con la cabeza caminando hacia la silla para tomar asiento.

- Estaba haciendo otras cosas.

- Si te llamo, tu vienes aquí como perro obediente. -puntualizó- ¿Esta claro?

- Como usted diga, señor.

- Bien. -inhalo y continúo, tomando una carpeta de su pequeño estante-: Tenemos dos vacantes en el equipo, y lo hemos solucionado.

- ¿Para eso vino Peter?

- Limítate a escuchar. -dijo entre dientes- Tenemos a Sawyer.

Arrojó el expediente y lo recogí leyendo un par de líneas irrelevantes. No me interesaba, a decir verdad.

- Se ve útil. -atine a decir.

- Si, útil. El chico es relativamente nuevo en las fuerzas, así que no podemos esperar demasiado de él.

Le devolví el expediente y me entregó otro.

- Y ese es el otro reemplazo.

Entrecerre los ojos con sospecha.

- ¿Otro nuevo o algo mejor?

Se encogió de hombros e hizo un ademán con sus manos invitando a leer.

- Juzga por ti mismo, General.

Clave mis ojos en las hojas y parpadee, confundido. ¿Que?

- ¿Gala Evans? -pronuncié.

Esto es imposible. Pasé a la siguiente hoja, esta vez, con todo el interés nublando mi cabeza. Excelencia en tiró, reconocimiento maximo como francotirador y rendimiento en el campo de batalla. ¿Quién es esta chica? ¿Y por qué no sabía de ella?

- Es su hija.

- Oh, si, puedo hacer las conexiones.

- Podría estar entrenando a la Sargento para que asuma el complejo. -contó.

- ¿Supone usted o él se lo dijo?

- La chica parece bastante calificada.

- No es lo que le pregunté.

West siempre tendía a enviar señales ambiguas. En un segundo parecía odiar estar aquí, y al otro parecía vivir para esto.

- No te interesa lo que el jefe pueda hacer con ella, cumplo con decirte que la chica vendrá a poner nuestros culos en linea. -la comisura de su labio subió ligeramente- Parece que ya no podrás andar por ahí haciendo de las tuyas.

- No faltó en mi trabajo.

- A ella no podrás ignorarla por la radio.

- Usted está suponiendo.

- Es divertido verte sufrir, Tales. Más aún después que me hiciste ver como un tonto por la radio.




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