Proyecto Landas

Capítulo 3: Caminos, advertencias y el hombre del abrigo gris.

—¿Vives cerca? —preguntó Malik mientras salíamos del edificio.

Su voz era tranquila, como si no acabara de compartir asiento con una chica que había recibido una foto inquietante.
—A dos manzanas —respondí, intentando sonar casual.
—Perfecto. Yo también. ¿Te parece si caminamos juntos?

Asentí. No por cortesía. No por seguridad. Sino porque, por alguna razón, su presencia me hacía sentir menos sola.
Caminamos en silencio por las calles húmedas de París. El cielo seguía gris, como si el día no quisiera despertar del todo.
Malik no hablaba mucho, pero cuando lo hacía, sus palabras eran precisas. Como si cada frase estuviera medida.

—¿Crees que las estrellas tienen memoria? —preguntó de pronto.
—¿Memoria?
—Sí. Que recuerdan lo que ven. Lo que somos. Lo que ocultamos.

No respondí. Porque si lo hacía, tendría que admitir que yo también estaba empezando a creer en cosas que antes me parecían imposibles.

Al llegar a casa, me despedí con un gesto. Malik se alejó sin mirar atrás.
Y yo me quedé con una extraña sensación de calma. Como si, por un momento, todo fuera normal.

(...)

En la cocina, había otra nota de mi madre.

"No me esperes esta noche. Salí con un amigo. Te amo. PD: No olvides cerrar la puerta."

Perfecto.
Sola. Otra vez.

Me duché. Me cambié. Me senté en la cama con el móvil en la mano.
22:00. Mismo lugar.
El bosque.

No sabía si era una trampa, una prueba o una locura. Pero algo me empujaba a ir.
No por Nikolai. No por respuestas.
Por mí.

Cogí la mochila. Las llaves. El paraguas que no usé en todo el día.
Y salí.

(...)

El bosque de Landas no estaba lejos, pero cada paso hacia él se sentía como una decisión irreversible.
La lluvia había vuelto, suave, como un susurro.
Los árboles se alzaban como testigos silenciosos.

Me adentré entre ellos.
No había señal. No había luz. Solo el sonido de mis pasos y el crujido de las hojas mojadas.

—Lilith —dijo una voz, pero no era la de Nikolai.

Me giré de golpe.
Un hombre estaba allí. Alto, delgado, con un abrigo gris que parecía haber visto demasiadas tormentas.
Su rostro estaba parcialmente cubierto por una bufanda oscura. Pero sus ojos... sus ojos eran como hielo.

—¿Quién eres? —pregunté, retrocediendo un paso.
—Alguien que sabe en qué te metiste. Y que aún puede ayudarte a salir.

—¿Dónde está Nikolai?
—No importa ahora. Lo que importa es lo que hiciste. Lo que compraste.

Mi corazón se aceleró.
—¿Las drogas?
—No eran drogas comunes. No eran para consumo. Eran para abrir puertas.

—¿Puertas?
—A cosas que no entiendes. A cosas que no perdonan errores.

Me quedé en silencio.
El hombre se acercó, sin prisa, pero con una intensidad que me hizo temblar.

—Escucha bien, Lilith Durand. Lo que compraste te marcó. Y ahora te buscan. No por quién eres. Sino por lo que podrías ser.

—¿Quiénes?
—Los que vigilan. Los que controlan. Los que no quieren que despiertes.

—¿Despertar qué?
—Tu poder. Tu memoria. Tu historia.

—¿Y qué tengo que hacer?
—Venderlas. Todas. Antes de que sea demasiado tarde.
—¿Venderlas? ¿A quién?
—A quien no pregunte. A quien no sepa. A quien no mire más allá del envoltorio.

—¿Y si no lo hago?
—Morirás.
Lo dijo sin titubear. Sin dramatismo. Como si fuera una simple ecuación.

—¿Y tú por qué me ayudas?
—Porque una vez fui como tú. Y no quiero que repitas mi error.

El silencio se volvió espeso.
La lluvia aumentó.
El bosque parecía contener la respiración.

—¿Cómo te llamas? —pregunté.
—Eso no importa. Lo que importa es que esta noche, no estás sola. Pero mañana... podrías estarlo.

Me dio un papel.
Un número.
Una dirección.

—Véndelas. Quémalas. Deshazte de ellas. Pero hazlo antes de que te encuentren.

Y se fue.
Sin más.
Como si nunca hubiera estado allí.

Me quedé sola.
Con el papel en la mano.
Con el miedo en el pecho.
Y con la certeza de que todo estaba cambiando.

No por Nikolai.
No por Malik.
Por mí.

Porque ahora sabía que lo que había comprado no era un error.
Era una llave.
Y alguien más... ya la había usado.



#521 en Thriller
#236 en Misterio

En el texto hay: pasado oculto

Editado: 15.10.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.