Proyecto Landas

Capítulo 12: Drama, jabón y una gata con cara de juicio

Llegué a casa como si me hubiera atropellado emocionalmente un tren llamado “Universo cruel”. Literalmente, si alguien me hubiera ofrecido una cama en la acera, la aceptaba sin pensarlo. Mis piernas eran fideos, mi cerebro estaba en huelga, y mi alma… bueno, mi alma estaba en modo buffering.

—Estoy viva… creo —murmuré, tirando la mochila como si fuera una bomba de tiempo y dejando caer mi bolso baguette en el suelo como si fuera el último accesorio de una pasarela del desastre.

Subí las escaleras arrastrando los pies, como si cada peldaño fuera una traición. Entré al baño, me miré al espejo y me saludó una versión de mí que parecía haber sobrevivido a una guerra intergaláctica.

Lili, te ves como si te hubieras peleado con un agujero negro

—Cállate, tú tampoco ayudas —le respondí, mientras me quitaba la ropa con la elegancia de un koala borracho.

La ducha fue mi redención. El agua caliente me abrazó como si supiera que hoy había sido un desastre. Me quedé ahí, bajo el chorro, cantando bajito “Vienna” de Billy Joel. Porque sí, soy dramática y esa canción me hace sentir como si estuviera en una película indie donde todo se resuelve con una mirada profunda y un café.

“Slow down, you crazy child…”
“You’re so ambitious for a juvenile…”

—¿Me estás llamando inmadura, Billy? —le pregunté al vapor.

Sí, y con razón . Y fuerte que le estés preguntando eso al vapor Lilith.

Ash, ya callate y dejame vivir mi drama.

Literal de los literales a ti te queda la frase de “de todo haces un drama”.

Salí del baño envuelta en una toalla y en existencialismo. Me puse el pijama más decente que encontré (el de gatitos astronautas, obvio) y abrí la puerta de mi cuarto… y ahí estaba.

Una gata.

Como sabes que es una gata , ¿y si es un gato?

Mira sus ojos y las orejas, se nota que es una gata.

Ahora tu sabes diferenciar los géneros de los animales cuando no sabes diferenciar la sal con el azúcar

De paso dime que el animalito es de genero no binario,

Cada ser puede ser lo que quiere Lili, estamos en el Siglo XX por favor ¿Y esa mentalidad tan cerrada?

Cállate un mes ,¿si?

La conciencia se desactiva por un rato.

Luego la dramática soy yo.

¡QUIERES SEGUIR CON LA HISTORIA YA PESADA! Hay gente que está leyendo y no quiere ver lo absurda que te ves hablando contigo misma.

Valla conciencia que tengo ehh.

Una gata himalaya. Con pelaje de nube y ojos azules como el WiFi de los dioses. O de un agujero negro con patas. Sentada en mi cama. Como si fuera suya. Como si yo fuera su invitada.

—¿Hola? ¿Quién te dejó entrar? ¿Eres una manifestación de mi estrés? —pregunté, medio en serio.

La gata me miró. Parpadeó lento. Luego se tumbó como si estuviera en una sesión de fotos para Vogue.

—No tiene collar… ni chip… ni vergüenza —dije, acercándome.

Pensé en llevarla a la tienda de mascotas. Pero entonces hizo ese gesto. Ese “miau” bajito, ladeando la cabeza como si dijera “¿en serio me vas a abandonar?”. Y yo, que tengo el corazón más blando que un flan, me rendí.

—Ok, ok, tú ganas. Pero necesito un plan para convencer a mi madre. Y tú vas a ayudarme, ¿vale?

La gata bostezó. Como diciendo “obvio, humana. Yo siempre gano”.

Bajé con ella en brazos, envuelta en una toalla vieja que olía a suavizante y a tardes de domingo. Bajo la toalla era pequeña, tibia, con el pelaje revuelto como si acabara de salir de una tormenta cósmica. Tenía los ojos grandes, azules, como si el universo hubiera dejado un pedazo de cielo en cada uno, y en ellos se escondiera la memoria de constelaciones olvidadas.

Mi madre estaba en la cocina, cortando zanahorias con una precisión quirúrgica. El cuchillo golpeaba la tabla con un ritmo que decía “no estoy para sorpresas” más claro que cualquier palabra. La luz cálida del comedor caía sobre su espalda, y el aroma del guiso llenaba el aire como una promesa de hogar.

—Mamá… —empecé, con la voz temblorosa de quien sabe que está a punto de pedir algo imposible—. Encontré a esta gatita. No tiene collar. No tiene dueño. Y tiene cara de que sabe secretos del universo. ¿Podemos quedárnosla?

Más directa no podías ser jsjs.

Yo siempre , cuando tengo la capacidad claro.

Mi madre levantó la vista. Primero me miró a mí, luego a la gata, luego otra vez a mí. Su ceja se arqueó como si estuviera evaluando una ecuación emocional. La gata, como si supiera que estaba siendo juzgada, se acomodó en mis brazos y soltó un maullido suave, casi diplomático.

—Solo si tú te encargas de todo —dijo al fin, dejando el cuchillo sobre la tabla—. Comida, arena, veterinario, todo.

—¡Sí! ¡Obvio! ¡Gracias! —grité, como si me hubieran dado una beca para Hogwarts, como si acabara de recibir una carta que decía “tu vida está a punto de cambiar”.

La gata se removió en mis brazos, y por un segundo, juraría que sonrió. Subí corriendo las escaleras, con el corazón latiendo como si estuviera en una carrera contra el tiempo. La llevé a mi cuarto, la deposité con cuidado sobre la cama, y me senté frente a ella como si estuviera ante una reina recién coronada.

—Ahora necesitas un nombre —murmuré, mientras ella se estiraba con la elegancia de una bailarina de ballet—. Algo cósmico. Algo elegante. Algo que diga “soy una reina”.

La gata me miró. Parpadeó. Se lamió la pata con una lentitud que parecía deliberada. Como si estuviera esperando que yo lo entendiera.

—Venus —susurré.

Ella se acomodó sobre la almohada, cerró los ojos y dejó escapar un ronroneo que parecía una canción de cuna estelar. Como si aprobara. Como si dijera “sí, ese es mi nombre, humana. Has hecho bien”.

La noche avanzaba despacio, como si no tuviera prisa por terminar. Afuera, la lluvia había cesado, pero el aire seguía oliendo a tierra mojada y a promesas que aún no se cumplen. En mi cuarto, Venus dormía sobre la almohada como si siempre hubiera vivido allí. Su cuerpo pequeño se acomodaba en la curva exacta de la tela, y su respiración era tan suave que parecía parte del silencio.



#728 en Thriller
#345 en Misterio

En el texto hay: pasado oculto

Editado: 06.11.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.