Proyecto M

Capítulo 2

Esa misma tarde comenzamos a organizar nuestras actividades y responsabilidades, no tardamos mucho en crear todo un orden dentro de aquella nueva casa, todos sabíamos exactamente cuál sería nuestro trabajo y comenzamos a movilizar nuestras actividades. Naturalmente mi cargo consistía en mantener todo en orden, callar a aquellos que quisieran delatarnos y manejar todas las armas que nos habían proporcionado, tenía bajo mi mando a un grupo muy bien entrenado de mercenarios que me ayudaban a proteger al resto de las personas que vivían dentro de aquella casa.

Algunos días después de nuestro establecimiento, Dante me pidió que fuera a verlo en la cocina, cuando llegue no podía sentirse la presencia de alma alguna, salvo la de aquel pelinegro, su sonrisa siempre fue amable y esa vez no era la excepción, sin embargo me hacía sentir nerviosa; me mantuve serena y entre a aquella habitación tan limpia y vacía y me senté en una de las pocas sillas que se podían encontrar allí – Me alegra mucho volver a estar junto a todos – mencionó Dante con un ligero suspiro – Es como si el tiempo nunca hubiera pasado – en ese momento dirigió su mirada hacia mí por primera vez desde que entre en la cocina, en ese momento note las grandes bolsas negras que se habían formado bajo sus ojos, sin embargo se veía tan brillante y seguro – lo has notado, ¿No es así? – hubo un pequeño silencio y asentí – s una pena que no podamos evitar que suceda, esto se formó muy lejos de nuestro alcance – me levante de inmediato y me acerque al Dante, podía ver la tristeza en sus ojos, mucho más claro que cualquiera, tome un poco de aire para poder hablar – No tienes por qué culparte, tú mismo has dicho que se provocó hace tiempo, ni tu ni yo podemos hacer algo al respecto – la verdad es que tenía la necesidad de decirle que todo estaría bien y que encontraría una forma de evitar aquel desastre que se aproximaba a nuestras vidas, pero esas palabras nunca podían salir de mi boca, solo podía decirle que era imposible de evitar, no tenía sentido darle falsas esperanzas en las cuales ni siquiera yo podía creer.

Tiempo atrás, poco después de que nos separamos siendo niños, Dante y yo habíamos escuchado una conversación casual entre algunos superiores, naturalmente siendo solo unos niños no teníamos intención de saber aquello, sin embargo las circunstancias se dieron y no pudimos evitarlo, los dos hombres se encontraban en una de las habitaciones más lejanas a la entrada de aquel lugar que algunos llamaban “casa”, Dante y yo estábamos cerca pues buscábamos un libro que habíamos perdido, los hombres hablaban sin preocupación puesto que en realidad nadie debería haber estado allí, sin embargo escuchamos con claridad con ellos nos llamaban marionetas y esperaban poder deshacerse de todos los niños del lugar, según esta conversación, el plan principal era crear aliados completamente fieles a la mafia, en realidad eso no nos molestaba, sin embargo, los hombres comenzaron a mostrar cierta preocupación hacia uno de los niños en particular – el muchacho es muy hábil, pero seguramente se ira, tiene más corazón que cualquiera – mencionaba el mayor con una voz más grave de lo común – si se llega a quedar, con el tiempo destruirá toda la organización – el segundo hombre solo mostraba estar de acuerdo, sin embargo no decía nada – tenemos que deshacernos de Louise – al escuchar aquel nombre escapamos del lugar, Louise era el mejor amigo de Dante, el único chico de su edad que quedaba entre nosotros y, sin duda, era todo un prodigio, tenía habilidad para casi todas las actividades sin mencionar su gran inteligencia y entendimiento, pero lo que lo hacía destacar más era su gran sentido para ayudar a otros, siempre estaba al tanto de los demás y cuestionaba a diario las razones por las que realizábamos todas aquellas actividades, era algo normal ya que en realidad todos teníamos curiosidad por saber cuál era la razón, pero siempre se nos negó aquella respuesta. En alguna ocasión nos propuso a Dante y a mí salir de aquel lugar, mención haber encontrado la forma de irse, pero no accedimos a su propuesta, Dante se sentía seguro dentro de aquella “casa” y por mi parte me gustaban las actividades que solía hacer.

Dante y yo sabíamos claramente que aquella especulación que habían hecho los hombres sobre la caída de la mafia podía hacerse realidad en cualquier momento, Louise seguía con nosotros y, a pesar de mostrarse muy tranquilo, se podía ver en su rostro lo poco que simpatizaba con las ideas con las que habíamos crecido, era una persona muy decidida y rara vez permitía que algo se interpusiera en su camino; ciertamente era una persona de temer cuando se trataba de sus ideales, pero nosotros también sabíamos con claridad a donde pertenecíamos y que había que hacer para proteger nuestro lugar, no íbamos a permitir que nos quitara nuestro mundo. Salimos de la cocina y nos dirigimos al comedor, donde la comida esperaba desde hace unos momentos, junto a nuestros amigos quienes no habían tocado la comida para esperarnos, Zac se veía más tranquilo que de costumbre, sus ojos decían claramente que no estaba feliz de verme cerca de Dante, pero no era algo que él pudiera decidir, nos sentamos en la mesa y comenzamos aquella cena.



#2575 en Detective
#1421 en Novela negra
#18153 en Otros
#2902 en Acción

En el texto hay: asesinato, sangre, lenguaje crudo

Editado: 16.02.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.