Proyecto M

Capítulo 11

Dicen que cuando aparece el jefe final es porque el juego está por terminar, no me hubiera sorprendido si en aquel momento se hubiera acabado todo, pero era claro que Lou planeaba jugar con nosotros por un tiempo más. Ocurrió una tarde de otoño, las hojas perdían su hermoso color verde y caían de los árboles para morir tranquilas; en aquel momento todo paso muy rápido, ni siquiera nos dimos cuenta del momento en que Lou entro en la casa, pero la mayoría estaba cubriendo cualquier salida que él pudiera tomar, recuerdo claramente como sus ojos analizaban cada rincón de la habitación, como si estuviera verificando que todo estuviera en su lugar; en aquel momento Dante bajo su arma y comenzó a hablar con su viejo amigo en un código que solo ellos dos lograban entender, no había sido la primera vez que los escuchaba hablar en código, pero tampoco tenía la capacidad de descifrarlo ya que, según mi experiencia, cada cierto tiempo cambiaban el código en que hablaban, sin embargo Lou no se permitió siquiera contestarle, era claro que entendía sus palabras, pero no respondió en ningún momento ante ellas.

Pasaron varios intentos de parte de Dante antes de que Lou por fin decidiera atacar, bajo lentamente su mano a su bolsillo y antes de que pudiera dispararle activo lo que habría sido nuestro fin, se comenzó a escuchar en todo el lugar una sirena ensordecedora que afecto la concentración de todos. En algún momento Lou salió de la casa mientras todos los miembros de la mafia hacían lo mismo y seguramente se perdió en la multitud hasta escapar; Zac había tomado una ruta diferente para poder apagar aquel ruido molesto, pero nadie previno que luego de la alarma aquella casa explotaría. Hasta donde cabe mi conocimiento de aquel día, el único afectado gravemente fue Zac, estaba lo suficientemente cerca para salir herido con gravedad, pero no para morir; luego de aquel día mi compañero de vida cayó en un coma del cual aún no ha podido despertar, aunque si llegase a despertar seria solo para ver un infierno.

Algunos días después comencé una investigación especial con la ayuda de Dante, recorrimos lugares fuera de los límites de la mafia, incluso arriesgamos nuestras identidades para poder encontrar el paradero de Lou, pero solo podíamos encontrar pequeños rastros que terminaban levándonos de nuevo a la nada, sin embargo a pesar de los meses que pasamos buscando, no paramos en ningún momento, así pues, luego de mantenernos en cubierto por un tiempo, logramos encontrar indicios del paradero de nuestro atacante, por primera vez en mucho tiempo él había sido visto por alguien y a partir de ese punto pudimos comenzar a tejer los hilos. Pero antes de enfrentar aquel terrible destino me vi en la necesidad de ver a Zac.

Recuerdo muy bien el día que llegue a su habitación, todo era tan claro y tranquilo, como si toda la tristeza y desesperación del mundo se esfumaran en aquel cuarto. Zac estaba aún en coma, su respiración era lenta y sus heridas ya casi no se notaban, su piel se había tornado de un tono más pálido y su cabello parecía un poco más largo, aunque puede que esto último se debiera a que había perdido peso. Me senté junto a aquella camilla y no pude evitar llorar, aquel chico en la camilla había pasado tanto dolor por mi culpa y se había mantenido a mi lado a pesar de todo, nunca estuve familiarizada con los términos de cariño, pero al llegar a este punto de desesperación y dolor puedo entender que Zac estuvo a mi lado por el cariño que me tenía, me resulta horrible la sola idea de pensar que nunca logre decirle que también lo quería, pero si algún día llegase a despertar entonces espero que pueda leer mis palabras y entender que también es una persona importante para mí. Ese día que estuve junto a él, el ultimo día que lo vi, le prometí que me encargaría de regresar todo a como era antes, que yo haría entrar en razón a Lou y encontraría el paradero de Ruby y así podríamos estar en paz, le prometí que lo ayudaría a salir de la mafia para que pudiera vivir feliz, pero no creo poder cumplir ni una sola palabra de aquello que dije en esa hermosa habitación llena de luz y tranquilidad. Cuando salí de aquel lugar solo pude sentir la gran cantidad de responsabilidad y estupidez que me había cargado encima al decir todas aquellas palabras, fue como si hubiera cavado mi propia tumba, sin darme cuenta había decidido mi destino en aquel momento y sentía que ya no había vuelta atrás, como si algún tipo de cadena me mantuviera atada a todos los problemas que se avecinaban.



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En el texto hay: asesinato, sangre, lenguaje crudo

Editado: 16.02.2021

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