“Lo que no me mata, me hace más fuerte”
Friedrich Nietzsche
***
Maldigo en el instante en que escucho como tocan la puerta mientras los huevos se están cocinando, realmente ya no sé qué es lo más importante pero antes de poder dejar a un lado el desayuno, escucho como alguien abre la puerta haciendo que alargue mi cuello por el portal para darme cuenta como Aneshka es quien la ha abierto logrando que reciba a cinco personas de las que no imagine ver pronto por acá.
Escucho como le dan las condolencias a mi madrastra para luego dárselas también a mi hermano; dejo ir un gruñido cuando un poco de aceite salpica en mi mano logrando que casi termine por quemarme al ver que el huevo se sigue friendo, pero antes de que pueda sacarlo, escucho como cuatro personas entran y me llaman a fin de entregarles mi atención.
— ¡Kal! ¡Preciosa! ¿Cómo te encuentras? —Me abraza por la espalda mi prima Lexa.
Me doy la vuelta para hacerle un gesto triste, realmente sigo desanimada y por supuesto, sensible como melancólica por la muerte de dos miembros de mi familia; ella al ver que no digo ni una palabra, termina por abrazarme haciendo que les corresponda a los minutos, a pesar que esté conteniendo las lágrimas para no llorar.
—Lamentamos lo sucedido, Kal. —Dice Belia, una de mis mejores amigas.
—Gracias Bel. —Es la siguiente en darme un abrazo.
—Estamos contigo, Kaleen. —Menciona Raina, la hermana gemela de Belia, quien también, es mi mejor amiga.
—Muchas gracias a todas. —Les digo como agradecimiento por sus palabras.
—Lo siento, pelirroja. —Me abrazo mi mejor amigo Marek.
—Gracias amigo. —Le digo antes de que dejé de abrazarme.
Realmente tener a mi prima acá y a mis mejores amigas y amigo, es tener un poco de alegría en casa, ya que mayormente solo conseguía hablar con ellos por medio de FaceTime o WhatsApp, pero ahora que estoy en República Checa, es más fácil tenerlos cerca, más ahora que me quedaré en mi país natal hasta que muera.
— ¿Cómo lo estás sobrellevando? —Pregunta Marek.
—Intento olvidarlo, pero… Sigue siendo difícil. —siento mis ojos arder.
Realmente seguir haciéndome la fuerte cada vez más es complicado, y eso sin decir cuando las personas más cercanas a mí me siguen recordando el dolor de la perdida de mi padre y mi abuela; sé que ellos no lo hacen con una mala intención pero estoy cansada de tener que hablar de mis sentimientos y emociones que no quiero que se vuelva una rutina de la cual comentar; además, quisiera decirle a todos sean o no conocidos que no quiero hablar de la muerte de mis dos seres queridos, prefiero que su memoria simplemente siga viviendo sin tener que recordar la forma tan horrible en que fallecieron.
— ¿Cómo se enteraron? —Les pregunto luego de recomponerme de dicho momento.
—Papá, llamo a Aneshka para saber cómo se encontraban ustedes tres y ella le hizo el comentario que habían vuelto a Český Krumlov. —Ahora comprendo.
—Te estuvimos llamando, pero no respondías a nuestras llamadas… Es más, tu celular nos anunciaba como si estuviera fuera de servicio. —Hago una mueca.
—Sí, lo que sucede es que tengo que comprar uno nuevo, ya que el otro se me descompuso. —Comente al recordar como termino mi celular.
Antes de poder seguir hablando con ellos, nuevamente proseguí a terminar el desayuno para Aneshka y Zdenek, el cual solo faltaban los huevos fritos los cuales ya se encuentran preparados; así que al llamarlos a ambos para que vengan a comer, apareció mi tío Milko y mi tía Otka, su esposa y padres de mi prima Lexa; gracias a Dios en su caso al haberse presentado en el entierro de mi padre y mi abuela, no hubo palabras de condolencia, simplemente se preocuparon por saber mi estado emocional y más ahora que han comenzado a enterarse que me quedar en República Checa por un largo tiempo.
—Tengo que ir a comprar unas cosas al pueblo, así que, ¿puedo dejarlos a cargo de Aneshka y Zdenek? —Le digo a mi tío.
—Claro que sí, Kal. —Aprueba mi favor.
—No tardaré… —Me interrumpe.
—Ve a darte un respiro, es por eso que tus amigos y tu prima han venido. Cuidaremos a tu hermano y a Aneshka todo el día, así que no debes de preocuparte por nosotros. —Asiento.
—Muy bien. Cualquier cosa, pueden llamarle a Lexa, ya que no tengo celular por ahora. —Les anuncio antes de marcharme.
—Sí, está bien. —Muestra una pequeña sonrisa.
Mi prima y mis amigas, excepto Marek quien decidió quedarse para acompañar a Zdenek, terminan por acompañarme a hacer unas compras para la casa, así que yéndome con ellas en el auto de los padres de Lexa, terminamos por emprendernos en un viaje que ni siquiera nos tomó diez minutos ya que el pueblo no suele ser tan grande, añadiendo que, la mayor parte de las cosas están a nuestro alcance; podíamos habernos ido a pie pero sin dudarlo, como debo de pasar al supermercado, es probable que llevar con nosotras las bolsas de las compras no iba a ser de nuestro placer; así que en fin, luego que Lexa se estacionará cerca del supermercado, primero ellas decidieron llevarme a una cafetería, debido a que, necesitaban hablar conmigo antes de que llevara a cabo mis compromisos del día.
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Editado: 27.05.2024