Proyecto Nueve

Capítulo 8

“El tiempo no duerme los grandes dolores, pero sí los adormece”

George Sand

***

Dalek suelta un suspiro para recomponerse y darme una mirada luego de quedarse paralizado al ver a mi hermano en silla de ruedas; soy la siguiente en mantener la compostura antes que los vecinos nos escuchen discutir en plena noche llena de silencio, por lo que tranquilizando mis nervios, inhalo y exhalo aire, para después analizar aquella situación que estamos pasando; realmente no sé porque tuve que hacer dicha pregunta cuando yo misma sé la respuesta, pero creo que por la agitación del momento y verlo presente en mi casa, hizo que no pensara con sensatez.

—Necesitamos hablar. —Dijo con tono paciente.

—Tú no tienes nada que hablar con mi hermana. —Farfullo Zdenek. — ¿No te basto el daño que le has hecho? —Lo cuestiona de una forma fría. —Y todavía tienes el decoro de presentarte a nuestra casa. —Sigue contraatacándolo.

—Zek… —Dalek intenta hablar, pero mi hermano se lo impide.

—Ni Zek ni que nada, primeramente, déjame decirte las cosas en la cara, ya que como ves, no puedo golpearle a no ser que agarre un bate y… —un regaño detrás de mi espalda fue lo que detuvo a Zdenek a proseguir.

—Zdenek, basta. —Le imploró Aneshka no seguir con su trivial enfrentamiento con mi ex marido.

—No mamá, no me quedaré callado cuando él debe de saber lo idiota que ha sido. —Puntualiza Zek. —Kaleen es mi hermana y este tipejo, no la valoró como debía.

Sería bueno que alguien pusiera en su lugar a Dalek, pero siendo sincera, ese no debe de ser mi hermano, sino más bien yo porque fui quien vivió en carne propia lo que se sintió que te abandonarán en un momento de suma importancia en la que necesitas a tu pareja a tu lado para reconfortarte ante la perdida de dos seres queridos, sin embargo, la vida me llevo a afrontar varias desgracias a la vez, iniciando con la entrega de un acta de divorcio en el peor momento y agregando, la ingrata sorpresa de enterarme que mi ex marido se encontraba engañándome con otra mujer.

—Zek, a mí me corresponde decirle eso —le digo entre dientes para que no prosiga.

—Kal, déjame decirle primero un par de cosas. —Me doy un leve golpe en la frente mientras ruedo los ojos.

—Zek, no he venido para pelear. —Dalek intenta aminorar el problema.

—Da igual para lo que has venido. —Refunfuña Zdenek. — ¿Qué fue lo qué te hizo mi hermana? Ella solo hizo más que amarte y entregarte su vida.

— ¡Lo sé! —Dice alterado Dalek.

— ¡No! ¡No lo sabes! —Le grita Zdenek. —Ella te necesitaba en el mejor momento, y tú, te largaste de su vida como si su relación nunca hubiera sido nada. —Dalek me da una mirada.

Creo que Dalek empezó a darse cuenta que algo no estaba bien, empezó a vernos a todos como si estuviera buscando a alguien y por supuesto, pareció que no lo encontró. Inesperadamente, entro a la casa mientras miraba a su alrededor, Zdenek seguía maldiciéndolo y buscando la forma de que saliera de nuestro hogar, pero antes de detenerlo y hacer que se marchará porque no estaba logrando su objetivo al llegar de esta forma inapropiada acá, soltó una sola pregunta que a todos nos dejó paralizados y más a mi hermano, quien dejo de decirle todo tipo de cosas para callarse la boca.

— ¿Dónde está tu padre?

Bajé la mirada y cerré mis manos haciéndolas unos puños. Realmente que nombre a mi padre, me ocasiona una cierta efervescencia en mi interior porque me trae recuerdos tanto buenos como malos, sin embargo, todo parece ir a una situación complicada e hiriente, porque pronto él deja a un lado esa imagen corporal fuerte y segura, para cambiarla por una en donde veo en sus ojos una profunda preocupación y miedo, que lo hace tragar hondo y ponerlo inquieto.

— ¿Dónde está tu padre? —Sus ojos se cristalizan al repetir la pregunta.

Con la valentía de decir esas palabras que ya había dejado atrás en decirlas, las nombre, provocando un cierto fastidio al sentir un sabor amargo y un fuerte golpe en el pecho al recordar que mi padre, ha dejado de estar con nosotros.

—Él… Murió. —Mi voz se entrecorto en ese instante.

— ¿Qué? —Dice atónito.

Seguir respondiendo no era de mi agrado, además me dolía reconocer esa realidad de no tener a mi padre a mi lado, sabía que sí él se encontrará presente, me ayudaría a poder lidiar con esta situación con Dalek, y más en proporcionarme consejos que me haría más valiente y perspicaz ante lo que pueda llegar a suceder en un futuro.

—Murió hace dos meses, en un accidente automovilístico con nuestra abuela. —Respondió Lexa con tristeza.

Hubo un instante en que Dalek dejo de hacer preguntas y también, en mantenerse serio, simplemente, paso su mano en su cabello a punto de cerrar los ojos y darme cuenta que está reprimiendo sus lágrimas. Cualquiera podría decir que lo que está haciendo es un espectáculo para caer en su juego de hipocresía en la que lamenta el fallecimiento de mi padre y abuela, pero en sí, no es está la ocasión, cuando yo misma sé que Dalek apreciaba y estimaba a mi padre como nadie en esté mundo lo había demostrado, como también, quería mucho a mi abuela y más cuando ella lo trataba como un nieto.




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