Proyecto Refundación

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Nicolás es un hombre como todos los demás en esta época y como ser sintiente tiene sus necesidades, pero como todos, no tiene con quien saciarlas, una vez hace años tuvo una mujer pero ella fue asesinada como normalmente pasa cuando intentan conseguir provisiones, justo como está pasando en ese momento. Atravesar las barricadas que protegen las ciudades es algo difícil pero no imposible, siempre tienen un punto ciego, pero salir de las mismas es otra cosa, siempre es más complicado por las cargas que posiblemente traemos y siempre hay víctimas durante el escape, lo que explica porque en este momento estamos corriendo hacia un edificio abandonado conmigo llevando una herida en el estómago. Entramos de uno en uno siendo yo el primero, en este momento soy desechable y si hay alguien esperándonos dentro lo sabrán cuando intente protegerme, para mi fortuna solamente encuentro ratas por lo que no tardan en entrar los demás. Esta vez el grupo es de cuatro, las recolecciones se hacen en grupos reducidos, de esta manera es más fácil mantenernos ocultos y asegurarnos que al menos una parte de lo que necesitamos llegue al refugió.

Lenta pero constantemente nos adentramos más, el lugar parece ser un viejo hospital y con unos gestos silenciosos decidimos explorar un poco antes de establecernos y descansar, podríamos encontrar algo que nos fuera útil, también tengo que deshacerme de la bala, no es que sea prioridad para mis compañeros. Nos detenemos en lo que parece ser una enfermería, los armarios hace años que fueron vaciados, no hay nada útil ahí pero tenemos que descansar. Es el turno de Julián para buscar comida mientras Patricio vigila lo suficientemente lejos para darnos tiempo de escapar si algo sucediera, en mi condición no soportaría una persecución demasiado larga.

Con un suspiro me dejo caer deslizándome por la pared junto a la puerta, tener la salida cerca siempre es de ayuda. La herida no se ve tan mal pero no me tengo que dejar engañar, otros murieron por cosas más pequeñas. Laura se inclina frente a mi examinando la herida con lastima en la mirada, tengo que sacar la bala y cerrarla cuanto antes. Reviso la mochila que siempre traemos en busca de una pequeña navaja, siento algo de alivio cuando mis dedos tocan el frio acero y con respiraciones profundas dejo la mochila en el suelo mientras me mentalizo para lo que tengo que hacer. Por el rabillo del ojo veo como ella revuelve nuestro equipaje, con movimientos lentos me quito la camisa y contemplo la herida una vez más, limpiándola lo mejor posible con la tela de mi ropa, sé que estoy haciendo tiempo pero, quien en su sano juicio no lo haría; un escalofrió me recorre cuando el metal toca mi piel, apretando los dientes mientras contengo un grito corto agrandando el pequeño agujero lo suficiente para poder sacar la bala con los dedos, no es tan fácil como suena, segado por el dolor el cuerpo se entumece y sentir lo que busco mientras hurgo se vuelve una tarea complicada, finalmente con manos temblorosas lo consigo, Laura está de nuevo frente a mí, hilo y aguja en mano con una mueca de disgusto lista para cocerme, yo la dejo hacer intentando respirar entre el dolor, eso dejara una cicatriz muy fea.

Cuando Julián finalmente está de vuelta parece como si hubieran pasado siglos, y aunque sus manos están vacías su expresión es triunfante.

_ He encontrado algo. –Su voz teñida con emoción mientras murmura- hay una habitación sellada donde creo estaremos seguros por un tiempo.

Asintiendo me pongo de pie con una mueca, Julián se acerca ayudándome a andar mientras nos guía, un lugar donde poder descansar haría mucha diferencia para mí. Recorremos varios pasillos de paredes humedecidas y materiales destruidos, lo que sea que paso en este lugar me alegro de no haber estado aquí, es como si se hubieran ensañado con esta área, no veo a que llama seguro cuando el techo parece listo para caer, y entonces se detiene para poder soltarme en un sitio donde se asegura de que no caeré, mueve unos poco escombros dejando al descubierto una puerta blindada, o eso es lo que yo creo, se ve gruesa he impenetrable, aunque los años de abandonó le han dejado un rastro de óxido del que Julián se aprovecha, usando la barra de una camilla nos hace señas para que lo ayudemos a hacer palanca, con varios intentos y mucho esfuerzo finalmente sede. La habitación luce como un laboratorio con el mejor equipo, un par de mesas metálicas se encuentran en el centro con armarios a rebosar de todo tipo de cosas en dos de las paredes, la tercera la ocupa una computadora y varios monitores, junto a la puerta un pequeño panel me da la idea de que aquí se estaba haciendo algo importante, pero como estamos justo en medio de lo que fue la vieja elite no le doy tanta importancia mientras camino dentro.

_ ¿Qué demonios? –Dice Patricio un poco demasiado alto mientras mira a sus pies-

La expresión de su rostro nos da curiosidad y caminamos más cerca, un esqueleto llevando lo que parecen los restos de una bata de médico y una identificación enmohecida, Laura, la que aparentemente tiene más estomago se inclina para leerla.

_ No se ve muy bien pero… Creo que era un científico. –La deja caer, se limpia la mano con el pantalón antes de tomar lo que parece una tableta de entre los huesos-

Probablemente murió al quedar encerrado, una mala forma de morir.

Ignorando la curiosidad natural de ella encuentro un rincón medianamente cómodo para descansar por un rato, puedo sentir el líquido caliente empapándome la ropa.




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