Proyecto Romance

Novia Inventada

— Amnesia retrógrada severa.

Natalia tragó en seco al escuchar el diagnóstico de Dan, golpeándola como un puñetazo en el estómago.

— Según los síntomas observados en el paciente, este es el diagnostico final — Confirmó Dan, con voz seria.

— Entonces… ¿No puede recordar nada? — Preguntó Natalia curiosa, pero al a vez confundida.

— Ha olvidado los últimos cinco años de su vida, su fama, su nombre artístico, BLAIZE. Para él, lo último real es ser aquel modelo de zapatos, y cree que... que tú eres su novia.

Dan susurró lo último, una mezcla de derrota y resignación en su tono.

— Eso no es verdad…— Murmuró Natalia abrumada por la irrealidad.

— Los sé — Asintió Dan validando la preocupación de la enfermera.

— Pero si lo confrontamos con la verdad ahora, podría causarle un estrés neurológico inmenso, un shock que su cerebro no está listo para manejar.

— Eso… ¿Qué quiere decir?

— Que si le dices la verdad sobre su relación en este momento podría retrasar su recuperación debido a dicho shock. Necesita estabilidad para que su cerebro se recupere.

Natalia sintió un escalofrío.

— ¿Entonces debo fingir ser su novia?

— Por ahora sí, hasta que sea seguro decirle la verdad, tendrás que aparentar ser su pareja sentimental. Es por el bien de su salud.

Semanas atrás, esto hubiera sido un sueño hecho realidad, la fantasía máxima para cualquier fan, pero hoy, fingir ser su pareja, al verlo tan vulnerable y confundido, era una realidad impactante y dolorosa.

Desde que vio a BLAIZE por primera vez en aquella serie de acción y romance juvenil por la televisión, Natalia había creído estar perdidamente enamorada de él. Lo idealizaba, con esa conexión que las pantallas proyectaban. Sin embargo, después de que su ídolo la besara minutos atrás, se dio cuenta de que no sintió amor romántico.

Sus amigas, las que sí habían experimentado el sentimiento de amar, le habían descrito cómo era: mariposas en el estómago, el corazón acelerándose hasta el galope, una felicidad abrumadora invadiendo cada fibra de tu ser.

Natalia no sintió nada de eso cuando beso a Bastián. No hubo “mariposas en el estómago” su corazón no se aceleró. En lugar de la euforia esperada, lo que sintió fue una profunda pena por el chico enfermo, por haberla confundido con su pareja. Fue un beso nacido de la confusión y el trauma, no del anhelo o la conexión.

Llegó a la habitación del actor quien, al verla, le dedicó una enorme sonrisa.

— ¡Entra, mi amor! Te he extrañado el tiempo que te fuiste.

Natalia, sin decir palabra, entró en la habitación a paso lento, cada paso un eco de la irrealidad que estaba a punto de vivir.

— ¿Qué dijo el doctor? —Preguntó el actor con un tono dulcemente expectante.

— Dijo que, debido al accidente, sufres de amnesia retrógrada severa —Se limitó a responder la enfermera, manteniendo su voz lo más neutra posible.

— Dan no está seguro cuánto tiempo durará o si recuperarás todos tus recuerdos. Por ahora, pide que descanses.

— Está bien —Habló Bastián con una dulce sonrisa en sus labios, sin rastro de preocupación. Para él, esa situación era tan real como su aliento.

Mientras Bastián se sumía en un descanso tranquilo, Natalia batallaba en su cabeza con el sentimiento que siempre había creído tener por él. Finalmente, llegó a una conclusión rotunda: nunca existió amor romántico.

Aquel sentimiento, que siempre había confundido con el amor, era, en realidad, admiración.

En cada serie o película, sentía diferentes emociones por cada personaje que Bastián interpretaba; Si era el héroe, lo "amaba", si interpretaba a un villano, lo "odiaba". Incluso si interpretaba la canción de la película, se sentía orgullosa de que su "ídolo" pudiera cantar de una manera tan dulce.

Siempre lo admiró, pero nunca lo amó. La distinción ahora era clara y dolorosa, pero liberadora a la vez.

Sin embargo, no importa que tan dolorosa fuera esta epifanía, ahora tendrá que finir amor real hacia él. Natalia no estaba segura de poder lograrlo, de poder actuar un papel tan íntimo cuando su corazón solo sentía la compasión y la pena por el hombre, no el ardor del romance.

Aunque Natalia se encontraba en una encrucijada debido a este romance ficticio, Bastián es todavía su paciente y necesitaba cuidarlo como la enfermera competente que es.

Salió por unos minutos de la habitación para buscar sabanas limpias y el almuerzo de su paciente, al volver, notó que Batían no se encontraba solo.

— Buenas tardes — Saludó la enfermera a ambos hombres desconocidos.

— Bunas tardes señorita — Saludó el hombre bajo con lentes

— Mi amor, ellos son Ken Drive y André Smith. Ken es mi representante en la empresa Starts y André es el CEO de la empresa, están aquí para ver como estoy. Ken, André, ella es Naty, mi novia.

Natalia se congeló en su lugar. No le había explicado a ninguno de los allegados de su paciente que deben seguir la corriente a lo que Bastián dijera, temía que estas personas expresaran la verdad de golpe y afectar la recuperación del actor.

— Mucho gusto en conócete, señorita. Eres muy amable y agraciada, ya veo porque Bastián se enamoró de ti — Mencionó la persona que Bastián había presentado como el CEO de la empresa con una extraña sonrisa en su labios.

— Es un placer señorita — Habló el otro hombre con una expresión tranquila en su rostro.

Natalia conjeturó que Dan había alertado a los visitantes de Bastián sobre su salud y por esa razón no contradijeron al actor, eso alivió a la enfermera por ahora.

Dos días después, mientras Natalia realizaba su acostumbrado trabajo escuchó su nombre ser anunciado por el micrófono.

— Natalia Zas, por favor preséntese a la oficina del director.

Natalia, confundida, llegó al lugar, abrió la puerta con cautela.

— Natalia puedes explicarme esto.

El director del hospital le mostró a Natalia la pantalla de su computadora, la cual mostraba un inesperado anuncio.




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