No tuvo elección. La contraseña de su canal fue confiscada gracias a la cláusula que, esperaba que la afectara, pero no de esta manera. Ahora Starts tiene el control absoluto de su canal, su vida.
Natalia llegó al lujosos apartamento cansada de todo, especialmente de la fama. Mientras sus ojos se esforzaron por cerrarse y descansar, su celular vibró innumerables veces indicando que más de mil notificaciones en todas sus redes sociales habían entrado.
Los ojos de Natalia se abrieron de golpe.
— ¡Mil notificaciones!... ¿Qué demonios?
Un nudo frío comenzó a formarse en su estómago. Desbloqueó el teléfono y la pantalla se iluminó con una avalancha de menciones y mensajes, no solo en Instagram, sino también en X y Facebook. El odio la golpeó; primero por su propio canal de YouTube. Sus videos de enfermería, su santuario de calma y conocimiento, estaban inundados de comentarios de confusión que la llevó a ingresar a las otras redes donde el veneno estaba esparcido.
Desplazó el dedo, su corazón ya comenzando a martillear.
@Katari Long: No puedo creer que la enfermera destruya una relación. Leyó otro.
@sih265: ¡Falsa! ¡Nos mintió todo este tiempo!" Luego, una frase recurrente: “Mira la foto en X, la compartió todo el mundo."
Natalia estaba confundida. ¿A cuál foto se referían? ¿Qué relación había destruido?
La sangre se congeló. Presionó sobre uno de los enlaces compartidos, y la imagen se cargó lentamente en su pantalla.
Una tierna y dulce foto de Bastián besando a su amada apareció en su celular, en circunstancias normales, a Natalia le hubiera dado gusto ver esa imagen, pero los cometarios de odio invadían tal felicidad, todas las personas que la seguían por su falsa relación la comenzaron a atacar de manera brutal, y no era la única, Lizz y Bastián tampoco corrieron con suerte,
@Aimoni_85: “¡Felicidades desconocida! Destruiste el amor verdadero por tus caprichos”
@BLAIZE22: “¡BLAIZE, nos decepcionaste! ¿Cómo pudiste hacerle esto a Naty y a tus fans?”
Cada vez que Natalia deslizaba en cada red social solo podía ver odio, insultos y amenazas de muerte dirigidos hacia ella.
@ayanink: “¡Enfermera hipócrita! Con tu sonrisa fingida mientras arruinabas el verdadero amor de BLAIZE. Ojalá te caigas y no te levantes más. ¡Desaparece!"
@jiklin_23: “Eres tan fea por dentro como por fuera. ¿Quién te crees para meterte en una relación? Vuelve a tu agujero”
@Luli_88: “Te creías la inocente, ¿verdad? Pues eres una traidora”
@famenk_09: “Nadie te quiere. Nadie te extrañaría si desaparecieras. Eres un error”
Y muchos más cometarios como estos aparecen en la visión de Natalia.
Mientras leía tales ataques, una notificación en su correo llegó informando que el video promocional de Proyecto Romance fue cargado con éxito en su canal. Al entrar a su cuenta, efectivamente, un nuevo video fue subido aparentemente por ella promocionando la serie, el cual también fue víctima de odio en los cometarios. Pero ese video no fue subido por ella, Starts lo hizo, se adueñó de su canal justo como la cláusula decía.
El celular se le resbaló de las manos, cayendo inerte sobre la alfombra. Un nudo de angustia se formó en su garganta, tan apretado que temía no poder respirar. El aire se volvió espeso, casi tangible. Sentía como si un elefante se hubiera sentado en su pecho, aplastando sus pulmones. Su corazón galopaba salvajemente, un tambor impaciente golpeando contra sus costillas, retumbando en sus oídos.
"No... no puedo… respirar" pensó. Las palabras se ahogaron en su garganta. Necesitaba aire, cada bocanada era espesa, corta e inútil. Como intentar beber agua a través de un colador. La habitación empezó a girar, los colores se volvieron borrosos y confusos y el suelo bajo sus pies se inclinaba.
Sentía que estaba a punto de caer en un vacío, de desmayarse. Un temblor incontrolable comenzó en sus manos, extendiéndose rápidamente por sus brazos, sus piernas, todo su ser. Sus rodillas cedieron, y se encontró cayendo al suelo, el mundo entero girando a su alrededor.
"¿Me estoy muriendo?... ¡Qué me pasa! ¡Ayuda...!" El miedo era un frío paralizante que se extendía por sus venas, devorando cada pensamiento coherente.
Bastián miraba su teléfono, harto de su vibración. Solo deslizaba con frustración mientras sube a su apartamento. Se disponía a entrar hasta que la puerta del apartamento frente al suyo estaba abierta de par en par. Confundido, entró y encontró a Natalia en un estado que, lamentablemente, para él, es muy familiar.
Ha estado ahí, sus amigos y compañeros también han estado ahí y es horrible sentir la sensación de la muerte respirándote al oído, pero tenía que hacer algo para calmar a su compañera antes que sucumba a su ataque de pánico. Con mucha cautela, se acercó a ella.
— ¿Nat?
Natalia no lo escuchó, aún lucha por respirar.
— Natalia, por favor, mírame — La voz familiar de su compañero de farsa llegó a sus oídos, al fin alguien estaba con ella.
Bastián se arrodilló frente a ella, sus movimientos suaves pero firmes. Extendió una mano y le tomó las suyas, que temblaban violentamente, aferrándolas con una presión firme pero tranquilizadora.
— Concéntrate en mi voz, Nat —Repitió, su tono bajo y constante, un ancla en el caos. Con la otra mano, le guio su mano hacia su propio pecho
— Siente mi respiración. Respira conmigo. Inhalamos… uno, dos, tres, cuatro. Exhalamos… uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho.
Natalia no podía seguir el ritmo al principio. Sus pulmones se sentían como sacos vacíos, su garganta seguía cerrada. Jadeaba, buscando desesperadamente el oxígeno que no llegaba.