Proyecto Vesta

CAPITULO XII {1960}

1

Cuando llegó el lunes, aquel día tan esperado por Millie, sobre todo, ésta le guardó asiento a su nueva mejor amiga, allí en el banco que estaba junto al de ella, en la primera fila. Desde antes de que la profesora ingresara al aula, ya Milena iba informándoles a las otras niñas que Helena haría su gran presentación, algunos no le prestaron mucha atención, esperaban que sea otra niña sosa y nerd como Millie.

En cuanto Chris y Kurt entraron, se fueron directo al fondo, como siempre, y chocaron puños con otros varones que estaban a su alrededor. Kurt llevó su mirada hacia al frente, y Millie y su nueva amiga entraron en su campo visual, no le había visto el rostro a ésta última, pero su cabello se le hacía conocido…, pensó en aquella niña que se cruzó hace unos días, aunque sería imposible que ella coincidiera con él ahí.

― ¡Buenos días, clase! –Saludó, la maestra en cuanto ingresó al salón, y todos se pusieron de pie para saludarla. A la nueva esto la tomó por sorpresa, pero copió al resto justo a tiempo y no se notó que estaba perdida – Tenemos a una nueva integrante –Comenta, mirándola de reojo -, se trata de… -Busca en su lista -, Helena Raff ¿Podrías presentarte ante el resto?

Helena, de nuevo, se puso de pie y comenzó a presentarse, pero antes de que terminara de decir su nombre, la maestra le indicó que pasara al frente para que todos la pudieran apreciar, la niña tembló de los nervios, odiaba que todas las miradas se posaran en ella.

― Me llamo Helena Raff…, amm… soy su… nueva compañera –Farfulló, y se escuchó una risita femenina de fondo. Enseguida, la maestra le llamó la atención e hizo que la nueva siguiera con su presentación -, me mudé hace poco... y… me siento como sapo de otro pozo –Bromeó, aunque no muchos rieron.

­― ¿De qué escuela vienes, Helena? –Le preguntó, la maestra.

― Ninguna –Respondió -, tuve educación en casa, así que todo esto es nuevo para mí.

― Interesante, Helena, puedes tomar asiento.

Antes de poder sentarse, la vista de la niña fue hacia el fondo, encontrándose con la de Kurt, que desde que se levantó no había dejado de mirarla. Ahora sí, los nervios volvieron a poseerla y no entendía bien por qué, no era como si ella tuviera la obligación de hablarle, total se mantendría cerca de Millie, siempre, y no le daría chances de conversar. Durante el resto de la hora intentó prestarle atención a la clase y enfocarse en todo.

Hay algo que marcó a Helena para siempre, aparte del viaje en sí, y fue cuando debió escribir en su hoja del cuaderno, la fecha del día. Ése ‘60’ que escribió sobre el papel, fue como si escribiese su sentencia de muerte y, de hecho, entonces pensó en todo lo que viviría y cuántos años tendría en el 2030, y si podría volver a ver a su hermano o, incluso, verse a ella misma y, quizás, evitar todo.

Sólo los pequeños codazos que Millie le propinaba, de vez en cuando, para decirle algo, la hacían volver al aula, pero si no fuera por eso, estaría pensando en el futuro todo el día.

Cuando fue la hora del receso, las dos niñas se pusieron de pie porque Millie necesitaba enseñarle el patio de la escuela y dónde se encontraba el kiosco, además de que las otras niñas también querían conocerla. Por su parte, Kurt, tuvo intenciones de acercarse a ella, pero fue detenido por Chris.

― ¿A dónde vas?

― La conozco –Le respondió, contento de verla.

― No importa, no puedes acercarte a las niñas.

― ¿Qué tiene? Sólo será un saludo.

― Déjate de bobadas y salgamos –Insistió, tomándolo de su camisa y llevándolo afuera consigo.

Las niñas, hicieron una especia de ronda junto a la nueva, lucían entusiasmadas en conocerla, mientras que por otra parte, había tres alumnas que observaban al grupo de forma burlona, se trataban de Dana, Brigitte y Natalie, tres estudiantes sobresalientes que, en su momento, quisieron incluir a Millie a su grupo por ser intelectual, pero ante su rechazo, las otras le hicieron la cruz. Al parecer, eran las nerds y “feas” del curso, pero eso no significaba que no fueran de armas tomar. Si bien, cada tanto, las tres eran víctimas de las burlas de las otras chicas, también tenían sus momentos de venganza, y eso era algo que Helena nunca se vio venir, quizás porque estaba acostumbrada a ver todo éste mundo con la perspectiva de las películas.

― Ni las mires –Le dijo Millie a la chica nueva -, no les demos motivos para que nos hagan algo.

― Lucen inofensivas.

― Se nota que eres nueva –Comentó, una de sus compañeras -, aquí es mejor no subestimar a nadie, sobre todo a las becadas, algunas vienen de lugares… peligrosos.

Sin embargo, Helena les dedicó una última mirada de curiosidad, seguían pareciéndole tranquilas, hasta que llegó la hora de la salida.

Al finalizar la cursada, salieron en grupo, Millie las despidió a todas en cuanto reconoció al auto de su padre allí cerca. Entonces, de a poco, las niñas fueron yendo cada una por su lado, y Lena siguió buscando algún rostro conocido, no recordaba si alguno de sus padres pasaría a buscarla ni tampoco si enviarían a alguien, y justo cuando le pareció ver un auto familiar, Curtis se le acercó.

­­― Disculpa, Helena ¿Verdad? –Ella lo miró y, sin saber qué decirle, sólo asintió. Pudo alcanzar a ver a Chris, de pie contra la pared, esperando a que su amigo se liberara -. Soy Curtis… ¿Te acuerdas de mí? –Ella negó con la cabeza sin querer perder a aquel automóvil de vista -. Choqué con mi bici en cuanto te vi, fuimos a comprar a la panadería, y te pregunté quién eras y me dijiste otro nombre, o al menos me pareció a mí ¿Haddie? ¿Hallie? Algo así, en fin, el asunto es que quería saber…




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