Proyecto Vesta

CAPITULO XIII {2005}

1

La cena resultó un tanto incómoda, tanto Toby como Sonia no podían dejar de ver el rostro marcado de su madre, y se preguntaban qué era lo que había pasado, pero Curtis no mostraba interés alguno en decirles la verdad, sólo quedó como un “accidente doméstico”, por supuesto que no creyeron nada, y a Helena le dolía en el alma tener que mentirles a sus propios hijos, pero era por su bien.

― Hablé con la abuela hoy –Soltó, Toby, con la intención de terminar con el silencio incómodo, y vaya que lo logró. Su hermana le negó con la cabeza, sin poder creer la tontería que acababa de decir.

― ¿Oí bien? –Preguntó, Curtis, indignado.

― ¿Por qué hablaste con ella? –Exigió saber, Helena.

― Es mi abuela –Respondió sin más, pero se sabía un idiota. La historia entre Melinda y sus padres era demasiado tirante y muchas veces le habían advertido que se mantuviera alejado de ella -, y no está peleada conmigo.

― Es cierto –Admite, Lena -, no debemos negarte que la veas…, sólo cuídate de ella ¿Sí?

― ¿Por qué? ¿Está metida en algo raro? A mí me parece bastante normal –Dice, con la intención de que alguno de los dos se quiebre y confiese algo interesante. Sonia, también, esperaba con ansias que dijeran algo al respecto.

― Viene de una familia de elite –Contesta, Kurt, tomándoselo a la ligera para que se dejasen de preguntar -, no quiere juntarse con los de nuestra clase, es todo.

― ¿Ustedes no eran de elite? –Les pregunta, Sonia, pues sabía que si su abuela era millonaria significaba que su madre en un momento también lo fue, y dado que sus padres se conocieron en la escuela, debían haber pertenecido a la misma clase social – Fueron a West Side, dicen que es muy cara.

― Y van becados –Dice, Kurt -, yo era becado.

Él y Helena se dedicaron una mirada de complicidad, conscientes de toda esta farsa que estaban montando sólo porque no se atrevían a contarles lo que su abuela y la empresa hacían.

― ¿Tú? –Cuestiona, Sonny, arrugando la nariz – Imposible.

― ¿No me crees?

― Agh, estoy harta –Resopla, y coloca sus palmas sobre la mesa, decidida a comunicarles su plan maestro -. Estuve buscando información acerca de la empresa Raff desde que me encontré ese video de la Dra. Spencer hablando sobre una nueva comunidad, superpoderes o lo que sea, y estoy dispuesta a encontrar el resto de los videos porque sólo he visto uno sólo y sé que es el primero de muchos, por algo tiene escrito un número, uno no le pone números a las cosas a menos que sean muchas. Y también, busqué en las enciclopedias y en las páginas de internet, encontré blogs interesantes con teorías disparatadas y otras no tanto, a lo que voy es que la abuela está metida en algo que va más allá de lo que nosotros creemos posible, no sé bien… cómo describirlo…, es algo… sobrenatural, como si fuera de otro planeta, pero estoy segura que tiene que ver con ése Paraíso Vesta y que su compañía tiene grandes ambiciones como gobernar el mundo.

Toby, se cubrió el rostro con las manos, veía como su idea de ir infiltrándose en la empresa se desmoronaba, ahora sí que sus padres se enfadarían y no les permitirían de ninguna manera entablar conversación alguna con gente de allí.

Sonia, no quería bajar guardia, seguía firme frente a sus familiares, dispuesta a dar otro discurso si le cuestionaban algo, pero la pareja se mantuvo en silencio, mirándose sin saber cómo reaccionar.

― Esto…, cómo… -Mascullaba, Kurt -, es una pesadilla…, es… no…, no puede ser…, no puede ser, no puede ser, es una locura, un disparate…

Siguió murmurando para sí mismo, se levantó y abandonó el comedor, dejando a los otros tres plantados y bastante desconcertados.

― ¿Estás contenta, Sonny? Rompiste a papá –Le reprochó Toby, arrojándole una servilleta.

― Niños, quédense aquí, iré a hablar con su padre –Avisó siguiéndole los pasos, pero no sin antes girarse y advertirle a Sonia -, y contigo hablaré, luego.

2

Era una auténtica locura ¿Su esposa? ¿El amor de su vida… una viajera en el tiempo? ¿La hija de Chris? ¡De Chris! Su mejor amigo ¡Y de Brigitte! A la que tanto detestó y de la que solía burlarse cuando estaban alejados de ella… ¿Cómo podía ser? Esto tenía que tener una explicación lógica, sabía que los Raff eran raros y tenían una comunidad más extraña todavía, pero no esperaba que fuera algo tan… grande.

No.

Se dijo a sí mismo, negando, otra vez, todo lo que había llegado a asimilar. Los viajes en el tiempo no existen, su mujer es Helena Raff, a la que conoció en 1960, y en su documento figuraba que había nacido en 1947, era una mujer común y corriente que sólo ha pasado por mucho y ésas malditas píldoras le han hecho perder el uso de razón, y seguro que su hija sólo estaba siendo víctima de éstas fake news que abundaban en línea, o peor, había heredado éstas alucinaciones de la madre.

― ¿Kurt? –Lo llamó, Helena, no sin antes golpear la puerta del dormitorio. Éste no le respondió, por lo que de todos modos ella entró y cerró para que los chicos no los escucharan con claridad - ¿Te sientes bien?

― Estoy perfecto –Respondió sin sonar convincente.

― No te veías perfecto, parece que tuviste un ataque de nervios…, déjame ayudarte –Se acercó, colocando su mano sobre su espalda para acariciarlo. Éste dio un respingo al sentir el contacto, pero se mantuvo allí, dejándola hacer lo suyo.




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