1
Habían pasado alrededor de seis días desde que recibió aquella nota y, si bien sabía de parte de quién venía, seguía sin intenciones de hablarle, además, él tampoco hizo ningún movimiento, y ya sus otras amigas teorizaban sobre varios muchachos e, incluso, le daban consejos para hablar con ellos. En lo único que pensaba Hattie era en lo cuánto que necesitaba su ordenador, todo sería más sencillo si pudiera enviarle un mensaje por chat o por teléfono.
― Estúpido, Garrett –Se quejaba, Jacqueline, una de sus compañeras -, en cuanto ingresé ya comenzó con las notitas, no sabía cómo quitármelo de encima hasta que llegó Leila –La mencionada asintió frenéticamente -, y siguió con ella…, se cree la gran cosa.
― No es Garrett –Les dijo, Hattie -. Tal vez sólo se trate de una broma –Añadió con la intención de que dejen el tema rápido -, si le presto demasiada atención podría citarme en alguna parte y allí me harían una broma pesada, es mejor dejarlo pasar.
― Es probable –Analiza, Millie -, después de todo son varones, no saben cómo tratar a una mujer.
Hattie se quedó en silencio, pensó en su padre, él sí sabía cómo tratar a una mujer, había sido muy comprensivo con su madre y, pese a que solían discutir, terminaban arreglándose y dándole una tierna enseñanza a sus hijos sobre que “todo problema tiene solución”.
Si Chris era así de adulto, quizás lo sea también de niño, y si no… se estaría arriesgando demasiado.
― Hablaré con Chris, él podría darme información.
― ¿Chris? –Cuestionó, Millie, antes de reírse a carcajadas y de que las demás la siguieran formando un coro – No hay chances, es el peor de todos.
― No puede ser.
― ¿Por qué lo dudas?
― Nada, sólo me…
― No nos digas que te gusta –La interrumpió, Jackie, provocándole a Hattie una arcada -, es de Brigitte, si lo miras tendrás que enfrentarte a ella ¡Y está chiflada!
― ¡Qué asco! –Exclamó, Hattie - ¡No le hablaré por eso! Veo que es el que se lleva bien con todos los chicos, y por eso me podría ayudar, al menos me daría pistas.
La campana que anunciaba el regreso a la clase retumbó por los pasillos, las chicas acordaron hablar en otro momento e ingresaron al salón para continuar con la clase de literatura. Era obvio que al entrar el primero que se iba a acercar a ella iba a ser Curtis, desde hacía días ella venía evitándolo por el simple hecho de que era consciente que estaba en la época equivocada y aún, muy en el fondo, guardaba las esperanzas de regresar a su año, así que no iba a involucrarse con ningún chico de ésta década.
Giró su cabeza por encima de su hombro para chequear si él la estaba mirando. Era una costumbre que ya se había tomado y terminaría adoptando desde entonces y, en efecto, éste la observaba, sólo que ahora le sostuvo la mirada y le ofreció una pequeña sonrisa, para luego prestar atención a la clase.
¿Y por qué no?
Se atrevió a preguntarse una vez que regresó su mirada al frente. Si estaba tan segura de que regresaría podía permitirse… algo, además, desde que fracasó su intento con Marcus en la fiesta de halloween, se había quedado con las ganas. Todo sería sencillo: sólo un beso, y entonces comenzaría a buscar diversas formas para volver, porque si pudo viajar hacia el pasado tranquilamente podría ir al futuro.
Por eso mismo, a la salida de la escuela, no le pareció ninguna locura acercarse a Kurt, que se hablaba con Chris sobre algo relacionado con autos, lo supuso por los gestos que éstos hacían.
Helena, se fue acercando, y Curtis la vió venir. Él se acomodó un poco el pelo y le murmuró a su amigo que prestara atención a su izquierda, pues la niña se aproximaba.
― Te veré luego, entonces –Se despidió, Chris, con la intención de dejarlo a solas con su interés romántico.
Sin embargo, Helena no estaba preparada para lo que vería a continuación. Los dos chocaron sus puños arriba y abajo, luego chocaron la palma de sus manos, luego los codos y al final, sacudieron sus manos provocando un sonido con los dedos, y dieron un último choque de palmas, sólo que con un pequeño salto. Éste tipo de saludo a Hattie le resultó familiar, y no podía creerlo.
Hacía un par de días antes de que atravesara el portal, su padre la llevó para que conociera a unos amigos, y él se había saludado así con su amigo…
¿Kurt, es...?
La niña se horrorizó al notar que ése Kurt que estaba viendo en vivo y en directo, era el mismo adulto al que había conocido hacía no mucho. Casi le da algo, y no pudo continuar, prefirió volverse y subirse al auto que los Raff habían enviado para ella. El pobre de Kurt, quedó plantado, sin entender por qué Lena decidió arrepentirse.
2
El Sr. Bellini, se encontraba recorriendo su planta acompañado por un supervisor, para chequear que las máquinas (y los trabajadores) estén funcionando como corresponde. Fue en éste contexto que, Abigail, se presentó, algunos colegas la reconocieron y la saludaron a su paso, pero ella estaba con la mirada fija en su objetivo: su jefe. Tenía unas cuantas cosas que decirle.
― ¡Abby! Pero que magnífica sorpresa –Exclamó éste - ¿Vienes a recorrer la planta con nosotros?