- Será sentenciado con el uso obligatorio de un dispositivo emulador para conductores, durante un lapso equivalente a un año o 20,000 kilómetros, lo que ocurra primero - dijo el juez dando dos golpes con su pequeño martillo sobre el estrado.
Riley apenas salía de la bruma, no lograba conectar los sucesos que habían tenido lugar desde el accidente hasta la actualidad. En lo últimos meses, desde el fallecimiento de su esposa Gwen, parecía haberse perdido en una niebla, que no era lo suficiente clara para dejarlo escapar, ni lo suficiente densa para perderlo completamente. Para alejarse del mundo, pasaba noches enteras programando. Su aspecto demacrado lo corroboraba.
Fue guiada por los guardias a la habitación 101. Después de asegurarse que Riley estuviera sentado, salieron y cerraron la puerta. Entro un chico delgado con anteojos de armazón negro.
- Hola Riley, soy el encargado de la instalación de tu emulador. Para iniciar el proceso necesito que firmes estos consentimientos. - Le extendió una carpeta con varias hojas, mientras tomaba asiento enfrente de él.
- ¿Es un procedimiento peligroso? - pregunto Riley mientras leía la terminología médica que no lograba entender.
- En realidad son los términos y condiciones de la licencia de software que usarás.
- Necesitaré un tiempo para leerlos, si es que no le importa.
-El programa realiza un escaneo profundo en tu subconsciente obteniendo información confidencial, no divulgaremos ni utilizaremos esa información para otros fines que no sean la recreación de un escenario dentro del programa. Incluso si nos topamos con información ilegal, no cambiara tu sentencia.
-¿Y debo creer en tu palabra?, tú no sabes lo que hace ese maldito programa.
- Sé exactamente lo que hace el programa. Escribí cada una de las líneas del código. También redacte la licencia que tienes en tus manos.
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Editado: 23.02.2024