Prueba de fuego

Capitulo 1

El jeep de los rangers aceleró y salió a toda velocidad por una pista apenas visible. Soltó una nube de desechos polvorientos y exhaustos humos, y una vez se hubo posado al fin, una figura cubierta de polvo apareció sigilosamente de un hueco bajo el muro norte del pueblo.

"Ya era hora," musitó la figura y estornudó.

Diez años antes más o menos habría levantado la nariz con un gesto cómico a lo Indiana Jones. Diez años antes más o menos él habría sido un ayudante de un profesor (que tierno) y no habría tenido problemas para obtener un permiso de excavación. Estos podían ser sorprendentemente difíciles de conseguir si no estabas afiliado a alguna institución de investigación acreditada. Sin embargo, ¿cuantos ayudantes de profesor (tiernos o no) consiguen ir viajando a través de la galaxia para ganarse la vida? Solo había algo que objetar acerca del desfase horario y el constante peligro.

De acuerdo, tal vez las Fuerzas Aéreas podrían haber obtenido un permiso de excavación. Pero eso habría significado ruegos y papeleo, seguido de una excesiva burocracia y preguntas, seguido de solicitudes y procedimientos. Además, esto no tenía nada que ver con las Fuerzas Aéreas. Esto tenía que ver con su actitud inquisidora. Por no mencionar que jugar al escondite con los rangers del parque nacional era realmente divertido.

El dr. Daniel Jackson sonrió y trató de sacudirse el polvo de su pelo. Inutil. El Cañón Chaco era el lugar donde el polvo se había inventado, junto a la mampostería de varias capas y las autopistas rectas. Lo último era extraño, porque los Anasazi(1) no habían estado familiarizados con el concepto de rueda. Esta y otras inconsistencias habían picado su curiosidad, lo que en parte explicaba por qué estaba rondando por allí. A pesar de los malos momentos y el constante peligro, él aun era un arqueólogo. Recordaba eso bastante bien.

Cuando el jeep se fue el cañón se quedó en silencio de nuevo. Los grajos volvieron, girando sobre áridas ruinas de arcilla y graznando su enfado por haber sido molestados. Daniel simpatizó con ellos. La visita de la patrulla de rangers le había costado media hora.

"¿Ahora que?"

Esto no era una misión. Era el fin de semana de acción de gracias, y solo tenía que preocuparse de si mismo. Jack se había ido a pescar; Teal'c se había parapetado en su cuarto tan pronto como había oido que Jack se iba a pescar; y Sam estaba experimentado con una cosa u otra en su laboratorio, lo que significaba que, a menos que la Tierra cayera bajo un ataque de los goa'uld, no reaparecería en breve. Nadie había sugerido trinchar un pavo juntos, y en cierto modo Daniel estaba agradecido.

La verdad era, que él aun se sentía extraño estando otra vez en una... forma corpórea. Y aun era más extraño estar entre otra gente. En parte porque la otra gente, por naturaleza curiosos y a veces genuinamente preocupados, tendían a preguntarle donde había estado durante quince meses. Incluso si Daniel hubiera podido responder a esa pregunta para su propia satisfacción o la de cualquier otro, no habría estado autorizado a divulgar la respuesta. Y la razonablemente vaga pero sincera Ascendí a un plano de existencia superior generalmente había demostrado acabar con el buen humor, excepto con los monjes budistas. En resumen, la cháchara se había vuelto un poco difícil en esos días.

Una brisa brotó súbitamente y persiguió a un par de remolinos de polvo a través de la llanura, girando con tonos de rosa y naranja a la luz del ocaso. Hora de darle a la pala un poco. Daniel saltó de vuelta al interior de la kiva (una cámara donde se habían celebrado ceremonias religiosas). El extremo de un tranquilo rayo de luz cayó a través del techo tras él, alcanzando a un saco de dormir, una mochila, algunos utensilios de cocina, y un portátil reunidos en una esquina.

El día anterior había descubierto un pasillo allí, enterrado bajo escombros e inexplorado. Si algo yacía debajo, lo vería en el próximo par de horas, gracias a algunos métodos de excavación acelerada que sus antiguos instructores no habrían aprobado. Pero el adecuado apuntalamiento de los túneles y el escrupuloso tamizado de la basura buscando fragmentos de huesos y trozos de cerámica no eran posibles si no tenías un permiso de excavación y hordas de estudiantes entusiasmados ayudándote.

En el muro trasero se abría el agujero que había excavado hasta ahora. Se extendía hacia abajo a través de, con suerte, solidos desechos. Si no fueran sólidos, lo descubriría ponto. Daniel cogió una paleta, se acomodó, y cuidadosamente comenzó a arrastrarse. El aire olía a moho y a ese algo indefinible seco y pesado que recordaba de las excavaciones en Egipto. Antigüedad o muerte, cualquiera podía ser. Hablando estrictamente, no había mucha diferencia entre esto y pasear a través de una biblioteca subterránea en el momento de un inminente colapso. De acuerdo, había una diferencia. El destino de la humanidad no dependía de esto. Por lo que él sabía...



#4846 en Ciencia ficción

En el texto hay: stargate, sg1, baal

Editado: 03.12.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.