CAPÍTULO 4: ENCUENTROS CLANDESTINOS
Sofía se encuentra en un estado de alteración debido a la incertidumbre del fraude y la necesidad de descubrir la verdad. Su confianza ha sido afectada y se siente evasiva y distraída. Trata de mantenerse ocupada, pero le resulta difícil. Se debate en un dilema angustiante, planeando cuidadosamente sus siguientes movimientos y manteniendo en secreto los indicios sobre el fraude. No puede confiar en revelar la verdad a su padre en este momento, ya que podría poner en peligro la investigación y alertar a las personas involucradas. Cada paso requiere cautela extrema y está determinada a desentrañar la verdad y poner fin a las malas acciones, definitivamente se equivocaron de empresa.
Sofía siente una mezcla de preocupación y curiosidad mientras investiga en secreto con el enigmático hombre. La incertidumbre y la pasión la impulsan hacia adelante, anhelando descubrir la verdad sin reparar en el destino que le espera. Decide encontrarse con Nacho en el taller al final del día y se sorprende al verlo vestido de manera diferente a su habitual overol, mostrando esfuerzo por lucir más formal. En su mente, reflexiona sobre las intenciones del mecánico y se siente un poco sorprendida cuando él le hace una pregunta inesperada:
- ¿Dónde vives? -que costumbre que ni saluda.
- ¿Por qué quieres saberlo? ¿Quieres ir a mi apartamento? -preguntó con cierta preocupación, por un segundo creyó que el fraude era mentira.
- No que tal, no me refería a eso. Tranquila, es para que nos encontremos allá, guardas tu carro y luego vamos juntos en moto a otro sitio.
- Prefiero ir en mi carro; no conozco la ciudad, así que mejor tu escoges el lugar.
- Un amigo tiene un restaurante y nos permite estar en un salón privado. Ya te doy la dirección.
Sofía salió primero y se dirigió al lugar. Nacho espera unos minutos, pero llega primero al lugar. La espera, hasta que por fin apareció. Ella mira el restaurante y es definitivamente un lugar que no habría escogido.
- "Mar Azul", haciendo honor a su nombre, se especializa en comida de mar. No te advertí antes porque imaginé que no te gustaría.
- Claro, prefieres engañarme. Igual no vinimos a cenar, tenemos mucho que discutir.
- La comida es deliciosa y si vamos a trabajar, pero con el estómago lleno.
- Está bien, si no hay más remedio -vio que él estaba decidido-, pide tu comida, yo no quiero nada.
Nacho se acerca a la barra y luego la llama para que lo siga. Era un pequeño salón, parecía perfecto para hablar sin el ruido de la gente ni de la música. En otras condiciones, no se atrevería a estar a solas con el mecánico, pero era necesario. Ya sabía que no corría peligro, él no intentaría sobrepasarse ya que tiene otros gustos. Sofía quiso ir directo al asunto:
- No he podido dormir y todo el día estuve sin poder concentrarme, si son ciertas tus acusaciones, la situación es grave. Revisé algunos informes financieros, que datan desde mi llegada, pero no vi ninguna anomalía.
- Y no la vas a encontrar, son muy cuidadosos para que nadie los descubra.
- Pero, ¿entonces cómo los podemos detectar? Bueno, si supieras ya lo habrías conseguido -concluye con resignación.
- Por mi parte, he venido haciendo pruebas a diferentes componentes y comparándolos con algunas partes que guardé hace unos meses, tengo esas muestras en mi casa.
- Durante los meses siguientes a tu llegada, no había encontrado anomalías, hasta ahora. Debes saber quiénes fueron los que más insistían en que yo dejara de realizar las pruebas.
- El jefe de Producción es quien más te criticaba, yo como tonta le daba la razón y autoricé para que se saltaran tus peticiones.
En ese momento ingresan 2 meseros con gran cantidad de comida, la van sirviendo y descubre que también ha pedido para ella, a pesar de que le dijo que no.
- Aquí preparan los mejores mariscos de la ciudad. Te pedí el plato especial, "Delicia del Mar", que es una exquisita combinación de langosta a la parrilla, camarones en salsa de ajo y calamares fritos. Es uno de mis favoritos.
- Te dije que no quería nada, come tú, podemos ir discutiendo.
- No señorita, es imperdonable no disfrutar esta comida. Por favor comamos en silencio, no hay necesidad de socializar, luego nos pondremos a trabajar -lo mira pensando como cada vez que podía le dejaba claro que no la soportaba y era mutuo se convenció.
A medida que Sofía comía, se percató que, pese a sus reservas, si estaba muy rico todo. Se relajó y comenzó a disfrutar la cena, no había comido desde el refrigerio en la mañana. Trataba de comer con indiferencia para que no se diera cuenta que le gustó.
Terminaron de cenar y si tenía razón, se sentía vigorizada, con más fuerza para analizar la situación.
- Señorita, te encargas de recopilar y analizar información e investigar a empleados sospechosos. Yo seguiré haciendo las pruebas y observando a todos.
- Está bien, voy a comparar los registros antes y luego de mi llegada. No entiendo cómo pasaron 6 meses y no habían hecho nada en este tiempo.
- Estaban atados de manos y muy seguramente desesperados. Por eso no querían mis supervisiones. Posiblemente creyeron que te irías pronto.
- Cometieron el error de meterse con mi empresa, yo estoy dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias.
- Nos podemos reunir cada martes y jueves para compartir los hallazgos, inicialmente aquí, ya que es un sitio discreto.
Sofía solicitó la cuenta y el mesero le informó que ya estaba pagada.
- No tienes que hacer estos gastos, suficiente con que me hayas informado y me ayudes a encontrar las pruebas y culpables. Obvio cuando terminemos me encargaré de darte una recompensa.
- No hay problema, entonces me pagas todo al final, cuando lo gane. Hasta el jueves, aquí mismo.