Prueba Del Destino

CAPÍTULO 5: EL SABOR DEL MISTERIO

Sofía, liberada de presiones y expectativas, descubrió su fortaleza en la adaptación y el crecimiento personal. Aceptó superar su miedo al permitir que Nacho la llevara en su moto; como si supiera, le colocó y ajustó el casco, ayudó a subirse y la instó para que agarrara su cintura. Mientras avanzaban despacio, se permitió abrazarlo, sintiéndose cómoda y confiada. No importaba quien era, relajada liberaba sus temores.

Cerró los ojos para mantener la calma, pero se distrajo con su aroma, se veía y olía tan bien, se aferró más a él con brazos y piernas, y se dejó caer sobre su espalda. El viento soplaba, creando una melodía encantadora. Disfrutó plenamente de su primer paseo en moto.

Un nuevo pensamiento llegó con fuerza; si había algo que la atormentaba y era Leo. No podía competir con él, ni aunque quisiera hacerlo. Estar consciente de esta realidad, le permitió ser más extrovertida. Sabía que no tendría problemas de malentendidos, Nacho no la miraba como mujer, ya tenía a Leo, en su corazón, así que podría aprovechar esos fugaces momentos. Por eso cuando él puso una mano sobre las de ella y las acarició, era como si la estuviera abrazando.

Ella lo permitió, entendiendo que él intentaba tranquilizarla, tal vez percibiendo los latidos de su corazón, atribuyéndolo al miedo. Y eso era exactamente lo que le convenía que pensara. Al llegar al restaurante:

  • Lo siento, estabas muy asustada; de regreso será mejor un taxi.
  • Muchas gracias -le dice ella con una sonrisa, contenta que lo atribuyera a su fobia-, pude hacerlo sin morir en el intento. Aunque no lo mencioné, notaste mis temores. Desde que dijiste que me traerías en moto, me mentalicé para superar el miedo, y lo conseguí con tu apoyo. Creo que el hecho de sentirme libre, sin que nadie estuviera pendiente de si lo lograba o no, me dio el impulso necesario.

Para su sorpresa, se sentía bien, no podía negar que estaba intranquila, pero el balance fue excelente. Algo que para otras personas era simple, para ella implicaba un gigantesco avance.

  • Pensaba llevarte a otro restaurante, pero al final preferí que te sintieras segura en un camino conocido. El jueves cambiaremos -continuó-. Si te parece, podemos compartir paella de mariscos y ceviche, que te provocó antes -Sofía asiente, no podía ni quería llevarle la contraria.

Esta vez cruzaron unas palabras mientras compartían la cena. Sofia disfrutaba estos momentos porque no tenía que comportarse de ninguna manera, ni siquiera debía tratar de mantener compostura frente a este hombre, así que se sentía relajada.

Mientras compartieron sus hallazgos, Nacho dice:

  • No lo pensé antes, pero mi contratación resultó ser muy conveniente. Sin capacitación ni experiencia, era buen candidato para ser el supervisor encargado de las pruebas mecánicas, alguien que pasaría por alto las medidas y controles de seguridad.
  • Tienes razón, nunca entendí como te contrataron, no cumples el perfil.
  • Venia buscando cualquier puesto. Ahora dudo que fuera una casualidad, que justo en ese momento se presentara un problema técnico, lo que terminó dándome el aval para que me aceptaran.
  • Si muy conveniente. Entonces debo investigar a los dos mecánicos que renunciaron, puede que en realidad descubrieran algo y los obligaron a hacerlo. Me he estado preguntando cómo es que nadie se ha dado cuenta, nadie me ha dicho ni la más mínima sospecha.
  • Es posible que alguien viera algo, pero son muchas las razones entendibles por las cuales guardan silencio. Me pasas sus datos y seré quien vaya a hablar con ellos, no te involucres, puede ser peligroso.

El regreso fue más agradable, Sofia igual se sostuvo y apoyó en Nacho, pero esta vez pudo mantener los ojos abiertos y disfrutó más del camino, la luz de la noche y el compañero silencioso.

Durante más de un mes, Sofia y Nacho trabajaron incansablemente. Durante el día, cada uno llevaba a cabo sus actividades normales, pero en secreto buscaban nuevas pistas y evidencias. Sofia, consciente de la lentitud de la investigación, intensificó sus controles en el departamento de producción para evitar cualquier cambio en los materiales utilizados. Por las noches, se encontraban y compartían sus avances, trabajando juntos cada detalle. Con el tiempo, ambos se habían acostumbrado a esta rutina, disfrutando no solo del progreso de la investigación, sino también de la compañía mutua mientras cenaban y compartían momentos de camaradería.

Sofía y Nacho cenaban en diferentes restaurantes, pero luego retornaban a "Mar Azul", su guarida. Sin embargo, sin darse cuenta, una noche fueron sorprendidos por alguien que los vio y los siguió. Esto era un riesgo que Sofía no quiso atender; sabía que podrían malinterpretar la situación, pero se sentía tan bien que simplemente lo ignoró. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.