Psicópata

ÚNICO CAPÍTULO

PSICÓPATA

Empuño con fuerza mi navaja, mientras observo a lo lejos a mi dulce y perfecta Eve organizando algunos  libros de la biblioteca dónde trabaja. Desde el día que la conocí, la reclamé como mía, odiaba crecer al lado de ella y estar demostrando el amor que le sentía bajo las sombras.  Jamás se dio cuenta de mis sentimientos y mucho menos de mis intenciones. Mamá me mandó lejos cuando vio que mi amor por ella estaba llevándome a la locura. Claro que no me quería ir y dejarla así de la nada, lo menos que quería era irme a un país tan lejos y no ver su perfecto rostro por tanto tiempo, al menos mi madre me prometió que haría lo que fuera para mantenerla casta hasta que yo volviera del centro psiquiátrico donde me han internado al detectarme de que sufre obsesión compulsiva, prácticamente desde que nací.
Hace un par de semanas llegué al país después de cinco largos años, llenos de tortura, desolación, medicamentos, alejamientos y desenas de cosas espantosas, Eve se puso feliz al verme, pero sentí repulsión al verla sujetar la mano de un sujeto que no conocía. Traté por todos los medios mantener mi condura, ya que mis padres son siervos de una iglesia local y por nada del mundo ellos permitirían un escándalo de tal magnitud, si llegase a romperle la cara al imbécil que se encuentra sonriente al lado de la mujer que he amado toda la vida.
Paso mi dedo por la afilada hoja de mi arma y llevo mi dedo hacia mi boca para poder parar la sangre que ha comenzado a brotar por el corte con la navaja. Veo como su mejor amiga Anna, la cuál a estado con ella durante toda su vida, sale por la entrada principal dejándola completamente sola y desprotegida. Prendo la pantalla de mi teléfono para percatarme qué hora es, ya que falta poco para que Eve salga del trabajo.
Observo como organiza algunas cosas, para poder salir. Su cabello negro cae delicadamente sobre sus hombros. Su piel se ve tan tentadora y estoy más que seguro que no dudaría en recorrer cada parte de su cuerpo. Deseo tanto que ella se fije en mí, deseo lo mismo desde hace tanto tiempo, que para ser sinceros ya perdí la cuenta cuanto tiempo llevo completamente enamorado de Eve Gambert.
Cruzo la calle para poder ver a mi chica más de cerca, la observo hablar por teléfono y mi cuerpo se llena de coraje. Quisiera ser yo el que dibuje esa sonrisa en su rostro. Aprieto los puños para aguantar la tentación de interrumpir su paz, de ir hasta donde ella y sencillamente acabar con mi sufrimiento de no tenerla a mi lado, obligarla a que me ame y hacerla mía, tantas, pero tantas veces que su cabeza no pueda sacarme de su mente.
Escucho mi teléfono sonar, tengo varias llamadas perdidas de mi padre, me desespero porque sé cuál es el motivo de su llamada. Apago mi teléfono porque no estoy en condiciones de lidiar con toda la mierda en la que está envuelto mi progenitor porque según él; yo he matado a mi madre y claro que es cierto, esa perra mentirosa tenía que pagar por no haberme cumplido lo que me prometió, solo le pedí una cosa… Mantener a Eve solo para mí. Yo solo he hecho justicia.
Busco dentro de mi bolso la cámara fotográfica que compré hace un par de días, para sacarle unas cuantas fotos a Eve, ella es tan pura e inocente que ni siquiera se debe de dar cuenta de que alguien la observa.
Luego de unos segundos más, decido marcharme, le doy la última mirada a Eve y decido ir por mi coche que lo he dejado parqueado a varias cuadras lejos de aquí. Camino entre los callejones solitarios, cuando me percato de una jovencita casi de la misma edad de Eve, caminando completamente sola. Apresuro el paso para poder quedar al lado de ella, su vestido largo hasta sus talones, no me dan visibilidad de su cuerpo, pero por lo que se ve tiene una buena figura. Por notar la hora me doy cuenta de que al parecer a salido de alguna de los apartamentos alrededor de la zona. Veo como su cuerpo se tensa al verme por primera vez. Alzo mi mano en señal de saludo, tengo que darle la impresión de que soy alguien de fiar para que sencillamente no sospeche mis verdaderas intenciones.
—¿Qué tal? —la saludo cálidamente. Ella titubea un par de segundos antes de contestarme.
—Bien…gracias—espeta tímidamente y con un hilo de voz. 
—¿Eres de por aquí?—pregunto sin dejar de mirarla a los ojos claros que tiene. 
—Algo…he venido de vacaciones forzadas—¡vaya! ¡vaya!, muy ininteresante.
—¿Forzadas?—veo como los ojos de la chica se cristalizan. ¡bingo!, las mujeres con problemas son las más fáciles de persuadir.
—Sí, no sé si contarte…—duda. Aprieto los puños sin que ella lo note. Odio que me den tantas vueltas.
—Aunque apenas me conoces hace unos minutos, soy ministro de la iglesia local—miento descaradamente, veo como la chica abre los ojos y su semblante cambia—Te puedo ayudar, si es que necesitas ayuda de alguien—la chica rompe a llorar. 
—Mi…padre me ha abandonado por irse con su amante, mi madre murió hace tres meses. No tengo hermanos y estoy prácticamente sola en el mundo—excelentes noticias para mí. Comienzo a observarla mejor. Esta chica tiene un gran parecido con mi Eve, pero siendo sinceros nadie, nadie puede llegarle a los tobillos a mi chica. Le extiendo mi mano para presentarme.
—Jacobo de la Cruz
—Yo soy Tiana Bermez—se presenta y tiro de su brazo para darle un beso repentino en su mejilla derecha. 
—¿Para donde ibas?
—No lo sé, no tengo donde ir, llegue a esta ciudad hace una hora y no tengo a nadie—vuelve a llorar.
—Tengo una habitación desocupada en mi apartamento, bueno te puedes quedar allí por el momento, hasta que tengas trabajo y si gustas me pagas un arriendo—sus ojos se iluminan.
Tiana va sentada en el asiento del copiloto, faltan pocas cuadras para llegar a uno de mis tantos apartamentos, pero donde la llevaré es uno de los más complejos y queda en un lugar desolado, así que podré hacer con ella lo que me plazca.
Tiana se baja tímidamente de mi coche, veo como su diminuto cuerpo me sigue. Coloco la tarjeta de seguridad en la puerta principal de mi apartamento y en cuestión de segundos esta se abre. Tiana abre la boca sorprendida y no era para más. Este apartamento me costó una fortuna y es uno de los más modernos en el país.
La chica coloca sus maletas a un lado, voy hacia la cocina para darle algo de tomar, sin duda alguna coloco algunas gotas mágicas que harán que Tiana me obedezca para todas las cosas que tengo planeadas esta noche.
—¿Gustas? —le ofrezco la bebida que ella toma de golpe. 
No, no querida gran error.
Miro detalladamente cada uno de sus movimientos, me acerco a ella para quitarle la chamarra que la abrigaba del frio de la noche. En un dos por tres Tiana cae al piso desmayada.
—Nunca aceptes nada de un extraño Tiana ¿Tu madre no te lo eenseñó?—murmuro sonriente en su oído.
(***)
Preparo un sándwich de crema de maní, busco en la nevera algo de tomar cuando siento un estruendo en la habitación donde he dejado hace un par de horas a Tiana. Decidí que estuviese despierta, para que así fuese consiente de todas las cosas que haré esta noche con ella.
—¡Ayuda! —escucho sus gritos hasta la cocina, pero es una lástima para ella, porque jamás nadie la ayudará.
—¡Yo te ayudo! —grito burlándome por completo.
Camino hacia la habitación, Tiana ha tratado de huir y lo único que ha ganado es terminar en una muy mala posición en el piso. Cuando me ve se asusta y comienza a desesperarse. La tomo firmemente con mis manos y la devuelvo a su posición inicial. Tiana comienza a gritar y la desesperación me gana y es allí cuando la abofeteo. Siento el ardor en mi mano por el golpe, mientras que miles de corrientes placenteras se apoderan de mi cuerpo. Cierro los ojos disfrutando de esa sensación que llevaba tantos meses sin sentir, mientras Tiana llora asustada.
—¿Qué quieres de mí? ¿Por qué haces esto—ruedo los ojos, esas son las mismas preguntas que todas mis victimas me hacen ¿Por qué a mí? ¡¿Por qué a mí?!, porque sencillamente me da la gana, porque es tu culpa parecerte a mi Eve, porque mientras que tu sufres siendo violada y torturada por ti, tu sangre y tu dolor me llenan de placer, un placer inexplicable.
Le hago una seña para que se quede callada—Calma Eve, todo va estar bien—trato de acurrucarla, pero ella me mira extrañada.
–Yo…no soy Eve, ¡Soy…!—antes de que diga algo la vuelvo a golpear, este es mi juego y si yo digo que es Eve, lo es.
—Eres quien digo que eres, sin rechistar, sin protestar, sin contradecirme…si te digo eres Eve, ¡lo eres! ¿entendido? —saco uno de mis cuchillos favoritos de tortura. Tiana al verlo abre los ojos asustada y asiente.
—¿Quién eres?—le pregunto
—Eve… —hay cariño, has caído en mi juego. La vuelvo a abofetear tantas veces, hasta que mis manos arden.
Lavo mis manos cuidadosamente, el lavamanos se tiñe de color carmesí por toda la sangre que ha perdido Tiana. La veo tirada en la misma esquina donde hace unos minutos la he dejado. Miro el desastre en el baño y me dispongo a buscar a Tiana, para darle fin a mi macabro juego.
Tomo a Tiana fuertemente del cabello hasta tirarla en mi cama, observo como lucha contra mí. Rio porque aún no ha entendido que nunca podrá conmigo. Busco el inicio del inicio de su vestido y siento su cuerpo tensarse.
—Eve… no sabes cuánto he soñado este momento. —la chica comienza a llorar desconsoladamente, como puedo llevo mi mano hacia el interruptor y apago toda iluminación. Desbotono con destreza mis pantalones. 
—¡No! ¡no! ¡no!—escucho como grita, ella trata de hacerme daño ¿Eva porque me haces esto?.
—Eve, amor…yo te amo, mírame, solo tengo ojos para ti…vamos a consumir nuestro amor—doy una estocada suave y me percato de que es virgen. La miro a los ojos, esos ojos preciosos que me han mantenido cautivo tanto tiempo. —Eres mía Eve, siempre serás mía —me hundo con brusquedad dentro de ella. Siento el placer recorrer mi cuerpo. Ella trata de forcejear, pero mi cuerpo es mil veces más grande que el de ella. Acelero mis movimientos, mis jadeos se hacen presente.
—Eres tan hermosa Eve—toco delicadamente su rostro, ella ya no llora, ahora está en silencio mirando a un lado de la habitación. Beso sin frenesí su cuello—Di que me amas, Eve—no dice nada, la abofeteo fuertemente—¡Di que me amas Eve! —grito colocando mis manos alrededor de su cuello, causándole el mayor daño posible.
—¡Te amo!, ¡te amo! —grita desesperadamente, acelero el movimiento de mis caderas y siento el orgasmo asomarse. Me corro por completo dentro de ella.
Me acuesto al lado de Tiana tratando de regular mi respiración.
Me levanto acomodando mis pantalones, la magia ha acabado, ella no es mi Eve, ninguna de las mujeres que he asesinado es mi Eve. He pasado tantos años tratando de llenar este vacío de no poder poseerla, pero nada, nada lo llena. Busco entre tanto desorden mi cuchillo, veo como se asusta como un pequeño ratoncito. Le hago señas para que haga silencio. Lo que más me molesta son las chicas escandalosas.
—¡No por ffavor—ruega. Niego inmediatamente.
—Has sido una niña mala y debo castigarte—Tiana trata de correr, pero la tomo del cabello, haciendo que caiga de golpe. Tomo el cuchillo y le hago un corte en su pierna izquierda. Tiana chilla de dolor. 
La chica comienza a arrastrase por toda la habitación, escucho como ruega por su vida, pero ya es demasiado tarde, ninguna se ha podido librar de mis garras. Doy la primera apuñalada en su espalda. Tiana se retuerce de dolor y lo estoy disfrutando tanto. Aun lleva mi líquido seminal entre su ropa interior destrozada.
—Ayuda…¿Eres el asesino del pentagrama?—me rio mientras que la vuelvo a apuñalar. La sangre sale sin control de ella, manchando notoriamente uno de mis tapetes. La vuelvo a mirar y enfurezco porque no es Eve, no es la chica que amo con locura. Comienzo a apuñalar sin ningún tipo de remordimiento el cuerpo casi inerte de Tiana, hasta que siento que no respira más, saco una daga que guardaba en uno de los cajones del nochero en mi habitación, quito la tela que cubría el muslo derecho de Tiana y dibujo un pentagrama en el.
Pentagrama igual a vida
Y vida significa Eve.
¿Cómo es posible que mi amada no se dé cuenta de que quiero llamar su atención?
Siempre dejo los cuerpos cerca de donde está, son ofrendas para ella, para mi Diosa. Solo he matado miles de mujeres para que se dé cuenta de que haría cualquier cosa por ella y aun así no me ama.
(***)
He terminado de tirar el cuerpo de Tiana en un barranco cerca de la ciudad, lo dejé lo más visible posible, todo para que la policía lo encuentre rápido y ella sepa al fin de mi existencia, sepa que todo lo hago por ella y solo por ella.
Limpio toda la escena del crimen, porque no quiero que la policía sepa de primera instancia que soy yo el asesino, quiero que Eve lo descubra ella misma.
Cambio mi ropa, quiero ver a Eve dormir, así que manejo hasta la residencia donde vive. vuelvo a dejar mi coche a metros del lugar a donde voy. Me percato que su auto todavía no está. Siento la ira recorrer mis venas, son casi las cuatro de la mañana y Eve no se encuentra en casa.
Abro con cuidado su puerta principal, no puedo creer que mi cielo sea una chica tan confiada, su apartamento no tiene ningún tipo de seguridad. Cierro los ojos succionando su olor, todo este lugar huele a mi frágil y tentadora Eve Gembert.
Todavía recuerdo la primera vez que la vi, ella tan inocente, su aura de pureza invadió mi cuerpo, cuando me pidió con gentileza que no le hiciese daño a ese pájaro moribundo que estaba a punto de asesinar, cuando apenas tenía nueve años y ella cuatro.
Miro de reojo todas sus cosas, busco inmediatamente su habitación. El color blanco y rosa predominan, observo sus libros, closet y toda la decoración. Mi ceño se frunce cuando veo una camiseta masculina encima de su cama.
—¿De quién es esto? —aprieto con fuerza la camiseta.
Busco entre las gavetas de su guardarropa, sus bragas tan limpia y virginal como ella. Acerco una de ellas hacia mis fosas nasales. Eve huele a gloria.
El álbum de fotos familiares, está en la mesa de noche, toco con suavidad cada una de ellas, Eve es tan perfecta, la amo tanto. Escucho el ruido de un auto parquear. Miro por la ventana de su habitación y siento ganas de degollar al hombre que va con ella.
Arranco una de las fotos donde está mi mujer y salgo a toda prisa de la habitación.
Eres mi Eve, eres solo mía…
(***)
Me he levantado temprano para trotar, voy de camino a una de las cafeterías más cercanas de mi trabajo. La mujer que atiende me realiza la orden. Todos los días pido lo mismo, canolis y capuchino ya que es el favorito de Eve. Me siento en una de las mesas del fondo, leo detalladamente el periódico buscando si hay noticias sobre mi obra de arte y efectivamente allí esta.
“Mujer joven fue brutalmente violada y asesinada por el psicópata del pentagrama”
Rio por el encabezado, siento que devuelvo el cappuccino que estoy tomando cuando veo a Eve entrar con sus amigos de la universidad. Cuando me ve sus ojos se iluminan. Si tan solo me miraras con amor y no como miras a todos tus amigos. Observo al mismo sujeto que estaba con ella anoche y cuando menos lo espero, ella viene hacia mí.
—¡No pensé encontrarte aquí—me saluda animadamente, mientras el sujeto tensa la mandíbula.
—Oh…sí—cierro los ojos por unos segundos, tratando de organizarme y aguantar las ganas de matar a ese imbécil— Comenzaré a dar clases en la secundaria de la localidad—ella ríe, esa sonrisa que tanto amo.
—¡Genial!—exclama emocionada—Espero verte por allí—dice y estoy más que seguro que si Eve, siempre estaré cerca de ti.
Mi alma se rompe en pedazos, cuando el bastardo la besa y me mira de reojo, es tan repulsivo. Él tiene que saber que Eve es mía.
(***)
Son casi las diez de la noche, he pasado más de dos horas esperando que el hijo de puta de Samuel salga del hospital donde trabaja como médico.
Busco entre mis cosas el somnífero que he conseguido con un par de billetes de los grandes, esto me ayudará a tranquilizarlo un poco y poder llevar a cabo mi plan.
Respiro ansioso, mis manos tiemblan por la falta de medicamento en mi sangre. Llevo varios días sin tomar citalopram y realmente no quiero hacerlo.
Me remuevo incomodo al recordar las torturas por las que pasé, estando en un sanatorio mental en México. Mis padres ni siquiera eran capaces de visitarme, se olvidaron de mí y era obvio, ellos no permitirían que su hijo con trastorno obsesivo compulsivo dañara su reputación.
Siempre fui el centro de burla de las personas, por eso mi padre me llevó a un internado muy lejos cuando apenas tenía seis años, pero de nada sirvió; el encierro me empeoro a tal punto de arrancarme las cejas, golpearme fuerte contra la pared, tirar de mi cabello hasta que me doliera.
Pero todo cambió cuando mi ángel apareció, aunque mi madre decía que estaba empeorando ya que encontraba prendas de Eve o fotos llenas de mi semen por las horas que pasaba masturbándome en su nombre. Claro que no estaba empeorando, mi obsesión se canalizó por ella, por mi dulce pecado.
El extraño camina hacia su auto, pero antes de que logre abrir lo intercepto, enterrando la aguja de la jeringa en su cuello. El hombre se retuerce de dolor, pero ese dolor no es nada comparado con lo que yo siento.
Al llegar a casa le tiro un baldado de agua para que se levante, necesito que este despierto para que vea con sus propios ojos lo que haré con Eve . La haré mía delante de sus ojos.
El bastardo comienza a removerse para poder liberarse y solo me burlo de él, busco entre sus cosas su teléfono, necesito que Eve crea que soy él para que llegue hasta donde estoy.
Al parecer el hijo de puta no es tan estúpido como pensé, abre los ojos cuando me ve jugar con su teléfono, estoy más que seguro que ya sabe mis planes, pero nada me detendrá. Yo he estado con ella desde siempre, por mandato me pertenece.
Las voces en mi cabeza han vuelto, esas que me dicen que Eve jamás será mía, pero si, si lo será. Tecleo rápidamente un mensaje diciéndole que me encuentro en problemas y le mando una dirección.
Este es el mismo apartamento donde maté a Tania y a otras mujeres que no recuerdo, mi parte favorita de todo esto no es interrumpir su cuerpo violándolas, no, no, no es destrozar su carne para poder dibujar ese pentagrama que representa a la vida, que representa a mi Eve .
Escucho un auto parquear a las afueras de mi apartamento, sonrío porque Eve ha llegado. Por fin le podré decir todos mis sentimientos.
Corro hacia el segundo piso, me escondo detrás de una ventana donde puedo observar todo el panorama.
—¿Amor? ¿Amor dónde estás?—suspiro.
Veo como el sujeto se retuerce, pero ya es tarde.
El rostro lleno de temor y miedo de Eve me produce placer, escucho como grita y trata de liberar a su amante, así que bajo despacio las escaleras. Los ojos de Eve y los míos se encuentran. Su rostro está pálido.
—¿Ja… Jacobo? –solloza 
Me acerco despacio, pero ella da dos pasos alejándose de mí.
¡Gran error!
Ella corre tratando de salir, pero antes de que lo logre, la tomo por las piernas haciendo que caiga bruscamente.
—¡Jacobo, no!—grita mi nombre. Mi miembro comienza a alterarse, sentirla tan cerca de mi es tan exquisito, todo de ella es fantástico. La beso con frenesí, sujeto con firmeza sus manos, introduzco mi lengua en su boca disfrutando cada parte de ella.
Eve es fantástica.
Escucho un jadeo de su parte y siento como mis pantalones a punto de reventar, me restriego sobre ella. Las lágrimas bajan por su delicado rostro. Meto mis manos por la entrada de sus vaqueros y gimo cuando la siento tan mojada para mí.
—¿Te gusta?—ella niega. Introduzco uno de mis dedos dentro de ella, frunzo el ceño al percatarme de que ya no es virgen, alguien ha estado con ella antes que yo.
Ella sonríe—¿Sorprendido?—su voz gélida helada mis huesos. Siento un piquete en uno de mis brazos y me tambaleo.
¿Eve …Eve me a drogado?
La observo levantarse y dirigirse hacia su amante, la forma en que camina es tan elegante. Ella endereza su cuerpo, se recoge el cabello y veo como sus facciones cambian.
—Te dije que caería, pastelito—se sienta en las piernas del hombre, lo besa con tanta pasión que siento nauseas inmediatamente. Aprieto los ojos cuando veo como sus besos aumentan. El hombre poco a poco comienza a despojar a mi cielo de sus prendas. Ese bastardo la hará suya delante de mí.
Mi cuerpo esta inmóvil, solo puedo mover mis ojos, los cierro para poder calmarme al escuchar los gemidos guturales de Eve, esa no es mi chica dulce, esa es una maldita perra en celo.
Al terminar, su cuerpo desnudo se acerca a mí, el hombre la ayuda a acomodarme en uno de los sillones de la sala.
—Eres demasiado predecible Jacobo—no la entiendo. Eve bufa—Mamá me dijo que eras un bueno para nada, que no te metiera en mis juegos ¡Pero soy una niña mala Jacobo! O eso es lo que dice papá ¿Sabes?—hace un puchero. El hombre al lado de ella sonríe.
—E…E…—trato de hablar, pero no me es posible. Siento mi mejilla arder por el golpe que mi amada me ha dado.
—¡No soy ella!, soy Celeste ¡Celeste!—¿Qué dice? —la puta está dormida ¿Sabes lo que me costó para salir a la luz? Esa estúpida mojigata me tenía cansado ahora yo y solo yo estaré en la luz.
No, esto es una pesadilla, de seguro por no tomarme el medicamento que diagnosticado el psiquiatra me está haciendo tener alucinaciones. Aprieto mi mandíbula cuando siento un corte en mi estómago. Mi Eve se lleva el filo de este ensangrentado hacia su boca, cierra los ojos al parecer disfrutando de mi sabor.
—Mátalo ya, bebé—le espeta el sujeto.
—¡No!
—¿Por qué?—el hombre se ve momolesto.
—¡Porque…!—él la abofetea ¿Qué mierda? De un momento a otro, ella entierra un cuchillo en su estómago, quiero vomitar cuando veo como empuja hacia arriba el cuchillo causándole una gran herida y la muerte inmediata.
—Idiota—bufa. 
Eve camina hacia mí y temo lo peor, no puede ser que yo habiendo matado a tantas mujeres, este ahora temiendo por mi vida, el cuerpo de Eve se detiene a unos cuantos pasos de mí, mientras que parpadea un par de veces.
La escucho gritar.
—¡Jacobo! ¡oh Dios, Jacobo!— se acerca hasta mí, trata de moverme, pero no puedo.—Mi novio ¿Quién mato a mi novio?—llora desconsoladamente. Observo como busca su teléfono. Sus manos tiemplan por el miedo que siente.
—Te sacaré de aquí…—frunce el ceño y sonríe macabramente. Mi cuerpo trata de defenderse cuando Eve se sube tentadoramente encima de mí.
—¿Nunca te diste cuenta? —se ríe a carcajadas—Siempre te manipulé, siempre fuiste tan débil Jacobo, aunque déjame decirte que me sorprendió mucho la forma en como asesinaste a esas estúpidas mujeres, aunque me ofende ¿Se parecían a mí? ¡Adoré la vez en que te vi masturbaste, mientras gritabas mi nombre!, o más bien el de Eve , aunque ella y yo somos una sola.
—¿Por qué? Yo….Yo te amaba—logro por fin articular palabras
—Cuando salvaste a ese pajarito que ibas a asesinar, supe que eras el indicado—suspira—Mamá me dijo que los hombres como tu son más fáciles de doblegar, aunque me llevo mucho tiempo saber tus verdaderas intenciones conmigo ¿Sabes? Pensé que tu amor era sincero, pero tu...te acostabas con esas mujeres, y yo te veía.—gruñe—Pero ahora te tendré que castigar. ¿Sabes las horas que me llevaba convencerla a ella de que deberíamos de asesinarte?—grito al sentir un corte en uno de mis brazos.
—¿Qué harás?
—Esas mujeres eran inocentes, la castaña está profundamente enamorada de ti
—¿Ella…me ama, como yo la amo?—vuelve a reír.
—Ella no querrá vivir cuando vea que ha asesinado al hombre que ha amado siempre. Yo te haré pagar por todas esas mujeres que han muerto en nombre de la chica de ojos oscuros—siento como el aire abandona mis pulmones, ella a cortado mi garganta. La sangre viaja hasta mi pecho. Boqueo como un pez tratando de respirar, pero no lo logro. Estoy pagando mis pecados, Eve y yo tenemos tantas cosas en común, sin tan solo le hubiese dicho antes lo que sentía por ella. Si quizás hubiese tratado mi enfermedad, si no les hubiese causado tanto daño a esas niñas, si no hubiese acosado a Eve Gembert . Jamás pensé que ella sabría sobre mi existencia como el asesino del pentágono, como su acosador. Esa personalidad asesina llamada Celeste se ha formado en ella por mi culpa, porque se sentía culpable por la muerte de esos cientos de chicas que fueron degolladas, tiras y abusadas sexualmente por mí.
—El cazador, fue cazado—sonríe malévolamente mientras, doy mi último suspiro.
Espero verte en el infierno, Eve….



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En el texto hay: secuestro, transtornos, secuestro por amor

Editado: 11.11.2020

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