Antes
Cuando Jane Agnes llegó a California, en 1981, lo hizo con la intención de triunfar en el mundo del modelaje y la actuación. La mujer había vivido toda su vida en Tennessee, y luego de perseguir sueños que para muchas personas eran inalcanzables, la joven de entonces dieciséis años viajó al estado de la fama para demostrar de lo que estaba hecha.
Jane era una joven hermosa, de mirada hipnotizadora, precioso cabello negro y una sonrisa deslumbrante, pero así mismo, tenía un carácter rudo y de pocas palabras. Tras un año tocando puertas y tratando de relacionarse con las figuras bases de las producciones y los contratos, Jane consiguió realizar una prueba de actuación para un papel extra en la película: «Juntos, hacemos más». Su belleza también desempeñó un papel fundamental para que el director la observara y dijera: “Con un demonio, qué bonita y talentosa es”. Y es que no era para menos, ya que desde un principio, Jane demostró todos sus dotes actorales y explotó todo lo aprendido en las múltiples academias de actuación en las que sus padres la venían inscribiendo.
Poco a poco su fama fue creciendo, su público aumentó y a casi dos años de haber debutado como extra, su primer protagónico llegó. Con él, muchas puertas se abrieron, los contratos llovieron, las cifras de dinero aumentaron y las negociaciones se convirtieron en una constante. Durante algunos años Jane vivió enteramente para alcanzar sus sueños, enorgullecer a sus padres y público y disfrutar de cada película y cada pasarela como si fuese la última. Pero no fue hasta 1988, a la edad de veintitrés años, que se enamoró perdidamente del entonces modelo y actor, Joseph Patrick Morenco.
Patrick y ella se casaron luego de un año de relación y a los pocos meses la pareja concibió a su primer hijo, un pequeño varón que llevaría el nombre de Alexander. A los dos años llegó el segundo, un niño de nombre Avery.
El amor que Jane sentía por sus dos hijos, es aquel tipo de amor que muchas veces suele darse en una buena construcción familiar. Desde que Alexander y Avery llegaron a su vida, se convirtieron en el mayor orgullo de su madre. Por desgracia, no podemos decir que sucedió lo mismo con su padre. Si bien Patrick pasaba tiempo con sus dos hijos, no significaba que les brindara la atención necesaria. El hombre se la pasaba fumando, viendo revistas y hablando por teléfono mientras los niños lo observaban, sentados en el sofá o simplemente jugando solos.
Hasta ese momento Jane había preferido mantenerse callada, atendía a sus hijos todo su tiempo libre y siempre procuraba estar disponible cuando ellos la necesitaban. Sin embargo, los verdaderos problemas llegaron cuando Patrick comenzó a tener comportamientos extraños; pasaba mucho tiempo fuera de casa, no llegaba a dormir y siempre procuraba ser el primero en responder cuando el teléfono sonaba.
Después de varios meses, Jane llegó a la conclusión de que la ausencia de su esposo significaba que tenía una amante. La mujer decidió enfrentarlo, pero este lo negó, se molestó e inició una fuerte discusión que Jane trató de serenar para que sus hijos no la escucharan.
El tiempo pasó, los dos chicos crecieron y cada uno de ellos comenzó a forjar sus propias identidades. Alexander deseaba convertirse en tenista profesional, mientras que su hermano menor, Avery, quería participar en las competencias de Bicycle Motocross. Por supuesto esta última actividad no fue bien recibida por Patrick, quien lo tachó de un inútil, un vago y un vividor. Por otro lado, Jane le brindó todo el apoyo, la comprensión y los medios económicos que su padre le había negado. Los sucesos desencadenaron una serie de discusiones y reproches, y tanto fue la presión y las humillaciones que el hombre vertía sobre Avery, que finalmente Jane Morenco se divorció de él.
La actriz recuperó su apellido de soltera, invirtió parte de sus ahorros para adquirir una propiedad nueva y mudarse con sus dos hijos, que para ese entonces tenían dieciocho y veinte años. La suerte comenzó a sonreírles; Alexander consiguió la oportunidad de integrarse a las ligas profesionales, mientras que su hermano pudo representar a su país en varias competencias mundiales, haciéndose con las medallas de oro y los trofeos al primer lugar. Sin duda alguna, cada vez que los medios hablaban de los Agnes, reiteraban lo cabeza dura que había sido Joseph Patrick Morenco por darles la espalda.
Hecha ya esta introducción, ahora sí vayamos a la historia principal, a los secretos y las consecuencias posteriores que derivaron en tragedia y en una absoluta historia de terror.
Día 1
La famosa conductora de televisión, Cilia Marales, no le había quitado los ojos de encima al dúo de personas que tenía enfrente. Aquellos se trataban de una mujer joven y un muchacho de diecinueve años.
—Hemos venido aquí para que el mundo se entere de lo que pasó —la invitada habló—. Mi nombre es Catiana Pólamo y él es mi hijo, Edmundo Morenco Pólamo, porque también es hijo de Joseph Patrick Morenco.
Tanto la presentadora como la audiencia ahogaron un gesto de exclamación, ya que durante muchos años las personas y los medios creyeron que Joseph Patrick tenía solamente dos hijos. Sin duda alguna, aquella noticia despertaría titulares y el hambre voraz de medios masivos que, alimentados por el morbo y la atención de la gente, buscarían que la familia Agnes, así como Joseph Patrick y su nueva esposa, Valentina Morenco, diesen declaraciones.
Catiana Pólamo no solo se quedó con la denuncia pública, sino que también buscó abogados y acudió con varias organizaciones defensoras. Exigía un respaldo económico del hombre, pues si bien Edmundo ya no era menor de edad, Patrick debía pagar los gastos estudiantiles hasta que Edmundo los diera por concluidos. Por otra parte, también lo que exigía era la inclusión del nombre de su hijo dentro del testamento, así como el reconocimiento público por medio de una prueba de paternidad y el traspaso de algunos de sus bienes materiales. Catiana estaba harta de permanecer en el anonimato mientras que el hombre se la pasaba cambiando de pareja y sus otros dos hijos gozaban de la fama y los beneficios económicos.
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Editado: 11.11.2024