Día 0
Hope Parker.
—Le aseguro que este sitio se convertirá en el mejor hogar para su familia, señor Hastings. El aspecto rústico de madera le da ese toque hogareño cálido y agradable, sobre todo cuando se llega el invierno.
Marcus Hastings y su esposa, Regina Hastings, caminaron detrás del vendedor de Bienes Raíces mientras este les daba un detallado recorrido en la casa que planeaban comprar. Cerca de ellos, su hijo Henry exploraba los contenedores que bordeaban el jardín.
—No planeamos conservar la casa. De hecho, queremos demolerla y que un arquitecto nos diseñe algo mejor —respondió Regina.
—Oh, es una excelente idea.
—Disculpe —Marcus señaló el jardín—, ¿qué hay en los contenedores?
—¿En los metálicos? Seguramente herramientas de jardinería o cualquier trasto viejo que el anterior propietario conservaba. No se preocupe por ellos señor Hastings, pediré que se los lleven.
Pero mientras su padre se hallaba hablando con el vendedor, Henry se acercó a uno de esos contenedores y levantó la tapa metálica. Lo que encontró le dejó el rostro completamente pálido.
—¡Papá! —gritó aterrorizado— ¡Tienes que ver esto!
La señora Hastings fue la primera en salir corriendo, pero apenas vio lo que su hijo había descubierto, no soportó el impulso de dar un fuerte alarido. En el interior del barril y sepultada por varios kilos de cemento endurecido, se hallaba el cuerpo de una mujer, y lo único que era visible, debido a la cubierta del cemento, era un trozo de su cabeza cubierta por una maraña de cabello negro.
***
Jaiden Prescott entró a su casa cargando un bonito oso de peluche y un ramo de flores. El joven tenía diecisiete años y estaba buscando a su hermana menor, Shelby, de doce. Jaiden subió las escaleras y tocó la puerta hasta que la adolescente le dio permiso de entrar.
—Hola, linda, ¿cómo sigues?
Shelby apartó las sábanas de su cama cuando su hermano se sentó a su lado y le entregó los presentes.
—Aún no se sabe nada de ella —Shelby se abrazó al peluche y Jaiden la abrazó a ella.
—Tranquila, pronto la policía la encontrará y toda esta pesadilla llegará a su fin, Rachel regresará a casa y tanto tú como ella volverán a ser las mejores amigas de todo el mundo.
—Me siento mal. Lo último que hicimos antes de que Rachel desapareciera, fue discutir. No quiero que nada malo le pase… no quiero que termine como Janeth y Cecilia...
Pero de pronto, la puerta de la habitación se abrió y los dos padres de ambos chicos entraron tomados de la mano.
—¿Qué sucedió? —Shelby lo intuyó, lo supo apenas vio el rostro de su padre y las lágrimas de su madre.
—La encontraron, cariño —la mujer le acarició las mejillas—. Está muerta.
Jaiden no permitió que su hermana se desmoronara; la abrazó con todas sus fuerzas y permitió que llorara hasta cansarse.
Tres años después
Día 1
Después de llegar a su cuarto y cerrar las persianas de su ventana, Hope Parker se lanzó sobre su cama y se cubrió el rostro con las almohadas. La chica seguía triste y deseaba que nadie la molestara; había terminado con su novio hacía un par de días y aún tenía el corazón roto.
En la escuela, su mejor amiga Shelby Prescott, había hecho todo lo posible para animarla, y al no conseguirlo decidió que después de clases la llevaría a una pequeña cafetería del centro, pero esto tampoco pareció devolverle la sonrisa. Hope se retiró la almohada del rostro, suspiró y miró el techo; su duelo de ruptura la estaba llevando de la tristeza a la frustración y la ira.
Recordó que durante la mañana, una compañera suya les habló a ella y a Shelby sobre una nueva aplicación de citas que al parecer se estaba convirtiendo en la sensación moderna. Sintiéndose traicionada y muy molesta, la joven de quince años cogió su teléfono móvil y procedió a instalar la famosa aplicación. Lo primero que encontró fue una interfaz fácil de utilizar, colores llamativos y perfiles de jóvenes que a juzgar por las fotografías, parecían tener su misma edad.
Luego de crearse un perfil; colocar su nombre y una fotografía en la que lucía una bonita blusa de tirantes y unos pantalones color vino, la primera solicitud apareció. Hope comenzó a mensajear con diferentes personas sobre cosas banales, pero no fue hasta bien entrada la noche que un peculiar mensaje hizo vibrar su teléfono. Al abrirlo, la chica de inmediato se percató de que era un usuario que no se hallaba en sus contactos.
No podía dormir y el recuerdo de su ex novio seguía latente, así que decidió responder. El primer mensaje llegó pasada la medianoche, un saludo aparentemente inofensivo.
La persona al otro lado le dijo llamarse Kenneth Lawton, le dijo que tenía diecinueve años y que era estudiante de medicina. También le habló sobre sus pasatiempos; le dijo que le gustaba leer, jugar videojuegos y practicar natación. Le contó que tenía dos mascotas: un gato y un perro pug. Y si bien al principio Hope se mostró cuidadosa a la hora de darle información personal, no siempre sería así.
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Editado: 11.11.2024