Ya sé que mientes, pero no te diré que lo sé porque me gusta que lo hagas. Es que te ves tan sexy cuando intentas arreglar las cosas, tratando de unir escenarios para que tú historia sea más creíble. Y me encanta tu carita cuando te desarmo todo el plan, todo lo que pensabas decir porque yo no fui de acuerdo al libreto que estaba en tu mente. Porque buscas desesperadamente en tu mente algo qué decir, algo para que tus mentiras no se vayan a pique y volver a tener el hilo de ellas.
Pero solo juego contigo, solo me hago la que no sé nada para ver hasta cuánto eres capaz de sostener y acordarte de todo lo que has dicho.
Sé que eres muy meticuloso y astuto, sé qué puedes llegar muy lejos, pero quiero retarte. Y creo que lo sabes, sabes que sé lo que con tanto esfuerzo quieres esconder y solo sigues con este disparate porque aceptaste el reto.
Los dos estamos en un juego que solo tú puedes terminar, porque tú fuiste el que lo inició y yo solo te seguí.
Aunque eres muy bueno, llegarás a un punto donde no hallarás qué decir y ahí estaré yo, como ganadora, porque no se puede sostener tantas mentiras a la vez y por tanto tiempo.
Eres tan bueno mintiendo, que si no fuera porque te sigo cada vez que sales, probablemente no me hubiera dado cuenta.
Pero te prometo que no le diré a nadie ese asqueroso secreto, eso que te avergüenza pero que en el momento, es algo que no puedes evitar volver hacer, no puedes controlarte, es algo que sé, que se te sale de las manos. No diré nada, tranquilo, porque quién soy yo para hacerlo, sería una cínica de mierda.