¿puedes verme?

CAPÍTULO 4

- JAKE -

— Hola Megan — Saludé a la rubia mientras me sentaba a su lado, en frente de la clase, y ella denotaba su asombro — No te sorprendas, no es como si conociera a alguien o quiera hacerlo.

Ella cerró y abrió su boca varias veces y eso me hizo reír haciendo que varias miradas se posen en nosotros, o más bien en mí.

— Pues alguna de ellas tal vez querría tu presencia — Dijo mirando hacia atrás, muy seguramente al grupito de chicas interesadas en ser la primera que esté conmigo — ¿Qué es lo que quieres? Por algo viniste aquí.

— ¿Te digo la verdad? — Ella asintió — Es el único lugar tranquilo — Y muy seguramente el más sincero, pero no iba a decir aquello — Estoy cansado de las porristas.

— Eso explica mucho — Habló, pero quedo callada el resto de la hora ante la presencia del profesor.

El único motivo que tenía realmente para venir era el de ver a los seguidores de Richard pero al parecer ellos no querían ser encontrados, necesitaba más información de lo que él me había dicho por teléfono. En el pueblo anterior era algo normal las carreras y nadie se metía con nadie, nos sabíamos como la palma de nuestra mano los horarios y zonas de patrullas de la policía y eso gran parte era por mí. Mi padre podía ser bastante práctico para algunas cosas aunque lo malo era que yo no sea como él, en traje y siguiendo la ley.

Había pillado sus indirectas hace ya tiempo atrás, comenzaban como chistes sin importancia para ver cómo reaccionaba yo con la noticia pero siempre me reía sin más. Un tiempo después solo eran respuestas con indirectas de parte mía que jamás seguiría su carrera, no sería un policía.

¿Quién lo iba a imaginar? De carreras ilegales a estudiar, nadie me veía en aquella posición. Mucho menos yo.

Jamás supo de mis pequeños escapes y mucho menos que, seguramente, me haya perseguido en más de una vez sin darse cuenta. Si me encontraba saliendo de casa solo decía que salía a fiestas o iría con amigos, nada de qué preocuparse. Él solía llamarlas "tonterías de adolescentes" y supongo que lo seguirá haciendo por un buen tiempo más.

Las carreras también eran montadas en los descampados a las afueras. Tampoco éramos tan idiotas como para poner la vida de más de una persona en peligro.

Al terminar las clases busqué a la pequeña rubia jefa del periódico del colegio, que hay que decir que nadie lee. Pero no la encontraba hasta que di la vuelta en una de las esquinas y me choqué con alguien haciendo que muchos papeles volaran hasta caer en el piso.

— Megan ¿Tienes que andar tan cargada?

— Lo siento — Se agachó para recogerlos y bajé a ayudarla de mala gana — Por Dios, tendré que ordenarlos y no tengo tiempo — Se agarró las manos a la cabeza — Hay que corregir, editar e imprimir. Estoy muerta.

— ¿Para tanto? — Pregunté impresionado, un simple periódico escolar sin gracia no debería costar tanto — Nadie se dará cuenta si tardan en sacarlo.

— Para tu información todos lo esperan — Nos paramos y nos dirigimos a la salida — Tu nota saldrá allí así que... Maldición.

-—Te llevo a tu casa — Saqué las llaves de mi bolsillo trasero del pantalón y me miró algo curiosa — Me queda de paso y necesitas tiempo ¿No?

Estacioné en frente de su casa ni bien llegamos y ella se bajó para luego sacarse el casco y tendérmelo.

— Gracias, has sido de ayuda Maxwell — Asentí y se quedó cruzada de brazos mientras me veía ponerme el casco — ¿Por qué eres así conmigo? — Me encogí de brazos, simplemente ni yo lo sabía. Tal vez era la única persona con la que podía hablar sin que quiera algo a cambio e inclusive, en mi promesa de no relacionarme con nadie este año, necesitaba cierta compañía — Dime que no te gusto.

— ¿Qué? — Su cara era aterrorizada, apagué la moto y apoyé mis brazos en ella — No me gustas Megan — Suspiró de alivio y levanté mis cejas — ¿Tan feo soy?

— No — Dijo rápidamente — No es eso, eres lindo. No es que piense que eres lindo, solo es un cumplido. Yo solo… — Suspiró cansada y me miró avergonzada — No eres mi tipo.

— Tampoco eres mi tipo Megan Smith — Me burlé y ella empezó a reír, era algo tan contagioso que no pude evitar imitarla — Ya ¿Quieres que te ayude con los papeles?

— No gracias, no creo que entiendas mi letra en apuros.

Volví a casa justo para el almuerzo. Estacioné al lado del auto de mi padre y entré a la casa, él estaba ya sentado en una punta de la mesa mientras mi madre gritaba en las escaleras para que Sam bajase.

— Ya voy yo — Ella suspiró de alivio, subí las escaleras y dejé mi mochila en mi habitación para luego ir a la de mi hermano pero antes de entrar escuché risas — ¿Sam?

La puerta se abrió rápidamente y mi hermano seguía riéndose, pude ver a Lucy sentada arriba de la cama con la misma sonrisa y a otro chico más acostado entre el montón de juguetes del piso.

— ¿Qué quieres?

— Es hora de comer — Me di la vuelta — No hagas que te lleve a las rastras.

Al sentarme en la mesa pude ver dos platos más en la mesa, los chicos bajaron y se sentaron.

— Hoy llegaste más tarde — Curioseó mi madre.

— Lleve a una amiga a su casa — Los chicos se rieron a mi lado y mi madre levanto una ceja — Es solo una amiga, como Lucy y Sam.

— Los chicos y yo iremos al parque — Siguió hablando como si nada — ¿Estás seguro de que no quieres ir con tu amiga? — La miré enojado, había perdido la cuenta de las veces que me lo propuso hasta el día de hoy — Como Lucy y Sam.

Todos se rieron y yo solo bufé.

— Tu no te rías — Le señale a mi padre — Megan tiene que trabajar en el periódico y no pienso ir solo.

— ¡Ah! Pero sí irías con ella — Sentenció mi padre.

— Claro que no — Contesté obvio, estaba cansado — Además hoy saldré con unos amigos — Mi madre asintió claramente decepcionada — ¿Y quién es tu nuevo amigo? — Le pregunté a Sam para cambiar de tema mientras llevaba un vaso a mi boca.




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