¿puedes verme?

CAPÍTULO 9

- FANNY -

Escuché la puerta principal abrirse y rápidamente sequé mis lágrimas e intenté calmar mi respiración, ahora tendría la presencia de Tina en la casa y eso me alegraría de seguro y más aún con Sammy detrás de ella haciendo travesuras. Ya pensaría cómo le explicaría lo ocurrido a Jake en su habitación. Bajé las escaleras despacio para pararme en uno de los escalones pero seguía sin poder controlar que mis lágrimas sigan saliendo, refregué mis ojos y al abrirlos vi la mirada preocupada de Jake. Miré rápidamente el reloj en la pared y me di cuenta de que aún faltaba bastante tiempo para que Tina volviera y él saliera de la escuela.

— ¿Jake? — Me alarmé, traté de limpiar todas las lágrimas y parecer normal pero su expectante mirada me decía que no estaba sirviendo — ¿Qué haces aquí?

— Jaky — Dylan palmeó la espalda de su amigo y Meg apareció tras los dos — ¿Ya encontraste a Gasparín? — Él lo fulminó con la mirada evidentemente molesto, pero aseguraría que no más que yo. Apreté mis puños intentando controlarme pero me estaba siendo imposible.

— Te dije que no la llamaras así — Lo reprendió.

— Es inofensiva — Se encogió de hombros y cruzó los brazos.

Jake me vio avergonzado pero no me preocupé mucho por él, de mi salió una sonrisa maliciosa y aproveché toda la furia contenida dentro de mí para hacer parpadear las luces. Los chicos miraron hacia arriba de sus cabezas asustados, era bastante fácil manejar la electricidad. Los flujos de energía se sentían con mayor intensidad que los flujos de los objetos inanimados, pero aun así aprendí a controlarlos en aquella rabieta.

Levanté las tres mochilas que se encontraban en un rincón del piso, muy seguramente las habían dejado ahí al entrar, sobre sus espaldas y las lancé contra Dylan golpeándolo y esquivando a los demás.

— Oh por Dios — Meg llevó sus manos a su boca y miró a todos lados, dejé que la luz volviera a su normalidad y me di la vuelta para volver arriba — ¿Estás bien Dyl?

— ¡Fanny! — Me gritó Jake y vino detrás corriendo por las escaleras, caminé hacia su habitación y abrí la puerta sin tocarla a lo que él quedo bastante impresionado — ¿Cómo has hecho eso?

Entró al cuarto pero quedó petrificado por lo mal que se veía todo, la mayoría de los objetos desparramados por el piso y la lamparita que estalló y ahora sus vidrios se posaban alrededor de la habitación filosos y peligrosos. La ropa tirada y desordenada, los cajones arrancados de sus muebles y la cama hecha jirones. Me senté sobre ella y me acurruqué rodeando mis piernas con mis brazos, las lágrimas volvieron a salir imprudentes y temerarias acompañadas por mi respiración acelerada y entrecortada. Era lamentable.

Jake cerró la puerta detrás suya y se acuclilló en frente de mí.

— No quise hacerlo — Le aclaré dolida — Perdóname, nunca había controlado esto así y se me cruzaron pensamientos y terminé destrozándolo todo.

— Esta bien Fanny — Se sentó a mi lado y extendió su brazo algo dudoso de tocarme pero finalmente consiguió abrazarme — Todo estará bien.

Posé mi cabeza en su pecho mojando su remera azul con mis lágrimas, devolví su abrazo con tanto anhelo y miedo juntos. Hacía tiempo que no tocaba a una persona y él era una manera de recordarme cómo era mi vida antes y cómo se sentía, el calor humano y el tacto de mis dedos contra la piel ajena.

Desgraciadamente no tenía tantos buenos recuerdos, las veces que tocaba a alguien era simplemente por defensa propia y la mayoría del tiempo evitaba hacerlo.

Pero ahora aprovecharía para borrar aquellos malos momentos.

Pasé mis dedos por la piel desnuda del brazo de Jake causando un estremecimiento notable en él, sentí cada imperfección perfectamente dibujada en su piel. Desde los pequeños raspones que aun podían notársele hasta terminar en la piel reseca que era interrumpida por el yeso de su brazo. Me separé de él por un momento y miré detenidamente sus ojos, cada facción y los pequeños tajos que se curaban en su cara, siguiendo por la forma de su barbilla y labios perfectamente contorneados y cuadrando a la perfección su cara. Inevitablemente pase mi mano por su mejilla y largué el aire que estaba conteniendo sin darme cuenta, tal vez ante la duda de si me apartaría.

Cerré mis ojos y tanteé su cuello y su hombro. Me quedaría aquí para siempre, en la cavidad de sus brazos contenedores. En el sonido de su corazón en su pecho, rebotando y desordenando cada parte de mi por dentro esperando el momento de hacerlas estallar. En el pequeño y absurdo sentimiento de tener tacto, de tener su tacto. Volví a abrir los ojos recibiendo su mirada penetrante y soñadora en mí, dentro algo vibró haciendo que solo quiera volver a esconderme en él y eso hice.

Rodeé con mis brazos su cuello y oculté mi cara en su cuello recibiendo el suave aroma de su colonia, era dulce y deliciosamente embriagadora mezclada con su aroma natural.

— Perdóname — Le pedí en un susurro — Pasé demasiado tiempo sin volver a tocar algo, sentirlo entre mis dedos.

— No te preocupes — Él me abrazó más fuerte contra sí mismo — Fanny te ayudare en todo, encontraremos una manera de que vuelvas.

— ¿Crees que hay una? — Pregunté esperanzada apartándome un poco de él para poder mirarlo — ¿Podría revivir?

— No lo sé — Suspiré y apostaba a que él había notado mi decepción — Pero ya no estás sola, me tienes a mí y a Megan y Dylan por más molestos y explosivos que sean juntos — Sonreí — Eso es, las sonrisas te quedan demasiado bien.

— Gracias Jaky — Sonrió notoriamente ante la mención de su apodo, espere que me reprendiera pero para mi sorpresa no lo hizo.

Volvimos al salón donde increíblemente Dylan y Megan estaban los dos sentados en el mismo sillón sin pelear, obviamente ni siquiera estaban hablando. Pero esto era el mejor logro por ahora, todo a su tiempo.




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