¿puedes verme?

CAPÍTULO 11

- FANNY -

— ¡Que estoy bien! — Gritó ante la desesperación Megan, estaba sentada en la cama de Dylan intentando calmar a los dos chicos parados en frente de ella y responder sus preguntas al mismo tiempo — No pasó nada grave — Se paró de su lugar, habían ido hasta la habitación de Dyl para que Tina y los demás no escuchen la conversación de los chicos — Empecé a perseguirlo y en algún momento él se dio cuenta, me agarró y me llevó hasta su casa y me encerró en su habitación para preguntarme qué es lo que hacía.

— Dice la verdad, ya cálmense — Le dije a Jake que me miró por un momento hasta que suspiró y asintió.

— Si alguna vez vuelve a tocarte me lo dices — Advirtió Dyl con los hombros rectos y duros y sus facciones contrariadas, rascó su cabello y suspiró para sentarse en su cama — ¿Lograste ver la patente del auto?

— No — Contestó Jake — Pero cuídense si ven a alguno con la descripción que les di, de ahora en más no anden solos. Todo lo que tenga que ver con Hudson es peligroso.

— ¿Por qué no se quedan a dormir? — Pregunté yo a lo que él me miro curioso — Así estarían más seguros por esta noche, yo vigilaré las ventanas — Él asintió — Si vuelve será algo notorio, me fijaré la patente y te llamaré.

— Quédense esta noche.

— ¿Qué? No — Negó Meg que miró disimuladamente a Dyl, y con eso me refiero a que por el rabillo de su ojo escaneó todo lo que puede haber del chico — Tengo que volver con mi madre.

— Puedes llamarla y decirle que te quedarás con nosotros por esta noche — Ella volvió a negar con su cabeza y dio unos pasos hacia atrás para darse la vuelta y caminar a la puerta.

Puerta que yo cerré.

— Fanny déjame salir — Miré a Jake que me sonrió y volvió su vista a la rubia para encogerse de hombros — Está bien, dormiré en la sala.

— Puedes dormir en mi cama — Dijo Jake para obtener una mirada afilada de su mejor amigo — Yo me quedo en la sala — Respondió obvio hacia Dyl.

La puerta sonó un par de veces, parecían ser golpes suaves pero decididos.

— Es Tina — Advertí a Jake.

Él abrió la puerta y le sonrió a su madre.

— ¿Se queda a cenar verdad?

— Se queda a dormir — Habló su hijo.

— ¡Que bien! — Esbozó una gran sonrisa que hizo achicarse sus amplios ojos azules, parecía estar aliviada que su hijo tuviera buenas influencias en vez de salir con bravucones — Tu padre avisó que vendría con su compañero, Tom Ways — Amagó a cerrar la puerta pero se detuvo — En unos minutos estarán aquí y tendré la cena lista.

Cerró la puerta y me di la vuelta para mirar a los chicos detrás de mí, Meg tenía la cara tensa y las manos en puños. Juraría que le había costado tragar saliva por el movimiento de su garganta. Dyl parecía tener los ojos abiertos de par en par y se paró lo más rápido posible para ver hacia atrás mío.

— ¿Qué les pasa a ustedes? — Dijo la voz de Jake casi sobre mi hombro izquierdo.

— Tom Ways es el que llevaba el caso de Fanny, pero no encontré nada sobre él hasta el momento — Habló rápidamente Meg — Podríamos ver que le sacamos a el de su muerte, el por qué dejaron el caso atrás.

— Hay otra cosa Jaky — Dijo Dyl, caminó hasta quedar al lado de la rubia y miró a su amigo — Es el mismo que interrogó al idiota de Hudson ¿Recuerdas? Y tampoco encontré mucho sobre él.

— Bien, es hora de saber la verdad — Dijo para darse la vuelta y bajar las escaleras conmigo detrás.

Para cuando Oliver y Tom Ways llegaron los chicos se encontraban en la sala ensimismados en sus pensamientos, Meg y Dyl se echaban miradas el uno al otro desde las puntas de los sillones. Ninguno de los dos se atrevía a hablarse o siquiera a tocarse, la distancia entre ellos era asombrosa. Al igual que las mejillas coloradas de la rubia y el irritable y constante sonido que hacía la zapatilla de Dylan al chocar repetidamente en el piso en un tic sin final.

Jake se mantenía con los ojos cerrados y la cabeza apoyada en el respaldo de uno de los sillones, poseía la expresión dura y cansada. Perfeccioné el recuerdo de sus facciones con mi vista sobre mi hombro, tenía un lunar algo notable en la barbilla de lado izquierdo que le daba un toque diferente a su cara. Abrió los ojos y volví mi vista a la ventana, donde siempre debió haber estado. Note un auto acercándose y estacionarse en frente de la casa, habían llegado.

Un cuerpo me atravesó y contuve mi respiración como era costumbre cada vez que pasaba, Tina cerró las cortinas de la ventana y me quedé tiesa en mi lugar hasta que terminó su labor y se alejó. Sentí una mano en mi hombro que hizo que de un respingo del susto, cerré mis ojos y largué el aire que contenía para respirar normalmente. O al menos intentarlo. Aquel suave toque que viajó por lo largo de mi brazo me hizo sentir de nuevo viva, me hizo olvidarme de la incomodidad de que me traspasen.

— Gracias — Le susurré a Jake, me di la vuelta y abrí mis ojos — Aún no me acostumbro.

Asintió y sonrió de lado, escuchamos la puerta abrirse y los dos chicos en el sillón se levantaron nerviosos. Se miraron un par de segundos para desviar la vista hacia los lados.

Oliver pasó de la mano de su esposa hasta la sala acompañado también de su compañero, tragué saliva al ver la cara sonriente y amable de aquel hombre. Lo había visto una vez, pero no con aquella sonrisa.

— Hijo — Habló Oliver, Jake se fue de mi lado haciendo que me sienta sola y desamparada otra vez — Él es Tom Ways, Tom este es mi hijo Jake.

— Es un placer — Habló el hombre estrechando la mano del pelinegro — ¿Señorita Smith? - Preguntó mirando hacia Meg que parecía querer que la tierra la tragase — Que coincidencia.

— Es bueno volver a verlo señor Ways — Habló la rubia confiada y decidida para nuestro asombro.

— ¿Ya se conocían? — Preguntó Jake.

— Sí, la señorita Smith tiene un imán para meterse en problemas con tal de sacar buena información — Rio y miró hacia el tercer muchacho algo curioso.




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