¿puedes verme?

CAPÍTULO 17

- FANNY -

— ¡Lucy espera! — Escuché la voz de Sam en el pasillo amortiguada por la puerta cerrada de mi antigua habitación.

No sabía qué era lo que pasaba, pero podía jurar que los sollozos venían de alguien, muy seguramente Lucy. Los pasos se detuvieron detrás de la puerta, podía ver la sombra de unos pies y el llanto incesante y descontrolado, la respiración agitada y el ruido de la madera vieja al pasar de peso de una pierna a la otra. De repente más pasos se detuvieron y un tumulto de sombras se encontraba al otro lado. Caminé para adelante decidida a atravesar la puerta y ver qé era lo que pasaba pero el ruido de mis pasos me hizo recapacitar, ahora me verían. Ya no atravesaba puertas y podría jurar que había perdido todos mis poderes, el ambiente ya no se sentía igual de ligero y cargado que antes.

— Lucy que no te preocupe lo que ellos digan — Habló una tercera voz a la que reconocí como Theo — Recordarlo no te hará ningún bien.

A pesar de ser un par de críos me impresionaba la manera en la que hablaban, todos habían pasado por lo suyo y la vida los hizo madurar de a golpes. Incluso Sammy que estuvo a punto de perder a su hermano mayor. Caminé despacio intentando no hacer ruido, se sentía bien saber lo que podrías provocar. Se sentía como si realmente estuviera viva. Me paré justo detrás de la puerta, donde las voces se escuchaban mucho mejor.

— Deberías decírselos — Habló Sam, un silencio se hizo presente pero este era mucho más intenso — ¿Qué? Es la verdad.

— ¿Qué crees que harán con ella en cuanto Tom Ways se entere? — Preguntó furioso Theo — Incluso mi madre no puede contra él, jamás pudo.

— Mi hermano podrá — Contestó claramente ofendido, Sammy podría defender a Jake en todo mientras él no estuviera para escucharlo ya que la vergüenza le ganaría — Se que lo hará, ya lo viste. Su amiga y el tonto de Dylan tienen algo entre manos, podríamos ayudarlos.

— ¡Basta! — El grito de Lucy hizo estremecerme, su voz sonó quebrada y agotada. Estaba realmente preocupada por ella, tenía ganas de abrir la puerta y envolverla en mis brazos— No lo haré, ellos descubrirán que fui yo — El silencio volvió, hasta que se rompió con la voz más clara y definida de la chica — Tarde o temprano a ellos les llegará la hora, si siguen investigando ellos tratarán de frenarlos — Sam intentó interrumpirla pero ella no lo permitió — Te lo dije el otro día ¿Tengo que volver a repetirlo? — Mi corazón latió más fuerte al sonido de las siguientes palabras — Tu hermano morirá si sigue con esto ¿Eso es lo que quieres?

— ¡Claro que no! — Gritó Sam — Por eso debemos avisarle, para que anden precavidos y sepan de todo.

¿De qué nos habíamos perdido?

— Sam, nosotros te confiamos nuestro secreto — Hablo Theo con voz grave y amenazadora, por un momento hizo recordarme a Richard — No hagas arrepentirnos ¿Entendiste?

No escuché ninguna respuesta de parte del niño, solo el sonido de una puerta cerrarse con fuerza.

— No deberíamos haber sido tan duros con él — Dijo Lucy entre sollozos otra vez — Solo intenta proteger a su familia.

— Y nosotros intentamos protegerlo a él, será mejor que nos vayamos.

Retrocedí un par de pasos y largué un gran suspiro, me sostuve de las paredes y terminé deslizándome hasta sentarme en el suelo. Aquellos chicos sabían más de lo que parecía, tal vez sería una completa locura presentarme ante ellos y largarles toda la verdad para que hablen. Era un muy mal plan de hecho, creerían que ven fantasmas. Y, la verdad, era así. Por lo que tuve que borrar esa idea de mi mente y comenzar desde cero otra vez.

Tenía mi diario, que por muy personal que fuera, era evidencia y debía permitir que la policía lo leyera. Allí no solo explicaba toda clases de maltratos que sufría, si no los abusos por parte de los chicos en el colegio. Cada golpe lo había reflejado en aquellos papeles, además de los sentimientos. No quería estar allí para cuando lo leyeran.

Jake había encontrado el pequeño artefacto que usaba yo misma para dañarme, incluso Oliver lo había visto.

Después de eso habían dos personas que sabían de mi condición, ellos me habían ayudado en más de una ocasión cuando ni siquiera los dejaba hacerlo. Megan era una de ellas, persuasiva y justa como ella sola podía ser. Ella era una persona clave para atestiguar que recivía maltratos en el colegio, pero que la mayoría de las veces yo venía con más de un moretón que no eran causados por Richard y sus amigos. Los traía de casa. No se lo había dicho, pero ella se había dado cuenta. Y ahora lo tenía más que asumido.

A la segunda persona Megan la conocía muy bien, él me había acompañado en todo el tiempo que yo había llorado. Sin decir ni una sola palabra, era como un amigo dentro del infierno en que vivía y aquello se lo atribuía a que no era un estudiante. Mas bien un profesor. La rubia sabía perfectamente sobre él, se había sorprendido cuando lo descubrió aunque recordaba cómo había intentado ocultar su expresión. Lo cual lo hacía perfectamente bien.

La puerta se abrió asustándome, me aferré al piso con mis manos y me apoyé lo más posible en la pared intentando desaparecer. No podía creer que podría llegar a extrañar que algunas personas no me vean, no debía estar ocultándome en una habitación a la espera que Jake me deje salir. Mi corazón desbocado latía sin cesar, lo sentía en todas las venas y de un momento a otro llegue a aguantar la respiración.

El contorno ancho y seguro del chico hizo que me relaje, su espalda ancha y sus zapatillas negras que siempre usaba. El cabello que caía descuidado sobre su frente en cortos mechones, hace mucho que no se lo cortaba. Largué el aire que contenía y me permití relajarme.

— Jaky — Puse mi mano derecha en mi pecho y sonreí de lado intranquila — Me asustaste — Él emitió un suave "perdón" y cerró la puerta apoyándose en ella — ¿Pasa algo?




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