¿puedes verme?

CAPÍTULO 30

- JAKE -

El día comenzó cuando mi madre se levantó, para ese entonces yo me encontraba tirado en mi habitación sin saber qué hacer.

Cuando mis tíos bajaron a desayunar hice el esfuerzo de despertar a Dylan, odiaba hacer ese trabajo yo porque tenía el sueño realmente pesado. Lo logré mintiéndole con que cierta rubia estaba en la casa. Se enfadó conmigo por eso, pero cesó cuando vio que yo ni siquiera tenía ánimos para seguirle el juego.

Le conté lo que había pasado, desde mi charla con mi papá hasta la desaparición de Fanny. Incluso Meg apareció antes del almuerzo para charlar conmigo, supuso que no estaba de lo mejor por esa última llamada.

Ignoré la mayoría de sus preguntas porque, en realidad, me estaba desquiciando no poder contestarlas a todas. Así que los llevé a ambos a la oficina de mi padre y ellos comenzaron con su gran explicación de cómo se dieron las cosas.

Oliver Maxwell definitivamente no sabía en lo qué creer. Podía verlo en sus gestos, cuando se rascaba la cara o achicaba sus ojos, y no lo culpaba. Pero a medida que pasó el tiempo y mamá nos dijo que solo quedaban minutos para el almuerzo, el comenzó a ceder.

— No puedo creer que le esté creyendo a tres adolescentes — Suspiró y refregó sus ojos con cansancio.

Nos hizo contar todo uno a uno, varias veces y, finalmente, a todos juntos. Sabía lo que hacía, buscaba el error en nuestro relato. Pero no había ninguno.

— Bien, no importa — Se paró de su asiento y nos observó a los tres — Esta tarde se hará la exhumación del cuerpo, mandé a que revisaran el cuadro también por lo que tendremos los datos de las huellas digitales y los de caligrafía. También veré que me den la orden de interrogar al profesor, no se preocupen.

Megan comió con nosotros e inclusive tuvo la valentía de pedir ir a la investigación en el cementerio. Mi padre se la quedó mirando un rato, como si realmente estuviera pensándoselo, y finalmente aceptó para el asombro de todos.

— Eres buena viendo cosas que otros no, además de que estás interiorizada con el caso — Explicó mi padre — Creo que nos vendría bien tu ayuda, siempre y cuando todo se quede entre nosotros. Al menos hasta que esto se cierre.

— La información es confidencial, lo sé muy bien oficial Maxwell — Dijo ella, contenta y segura de sí misma.

Ellos se fueron después. Dylan observó desde el umbral de la casa hasta que el auto desapareció en la lejanía. Dio media vuelta y me miró bastante serio, cuando su ceño se fruncía de ese modo y te miraba con esa elocuencia que pocas veces se asomaba por sus ojos… Es porque Dylan tenía algo entre manos.

— No pienso pasar más tiempo del necesario en esta casa — Me dijo — Mis padres se están portando como si no me hubieran visto en un año.

— ¿Qué quieres hacer? — Me encogí de hombros — No es como si hubiera algo…

O alguien.

— Fanny regresará, estoy seguro — Caminó hacia mí — Tenemos que descartar sospechosos. Y hay algo, más bien alguien, que me ha hecho demasiado ruido todo este tiempo.

— ¿De quién hablas? — Pregunté interesado.

— Tom Ways — Me miró y comenzó a hablar claramente enfrascado en sus pensamientos — ¿Por qué está metido en esto? ¿Por qué no investigar bien y obtener un buen reconocimiento por ello? Si lo piensas, ha estado metido en todo desde que llegamos. Primero, el accidente donde defendió a Richard sin motivo alguno, luego encontramos este caso donde prácticamente viene esquivando todas las preguntas y, por último, tiene algo contra Megan que no me gusta.

Ahora lo entendía todo.

— ¿Quieres investigarlo por Megan o por Fanny? — Cuestioné algo divertido.

Me observó, ignorándome, y comenzó a correr escaleras arriba. Mis padres ya no estaban, tampoco mi hermano, y mis tíos se habían ido al centro para conocerlo. Dyl subió las escaleras deprisa y comenzó a rebuscar en los cajones de la mesita de luz de su antigua habitación.

— ¿Qué estás buscando?

— Las llaves de mi coche — Abrió el último cajón y luego de rebuscar un poco sacó las llaves, me las mostró haciendo ruido y con una sonrisa de oreja a oreja — Papá me las quitó por lo de la comisaría.

— ¿Qué crees que harán cuando vuelvan en un rato y vean que el auto no está?

Ya habíamos tirado de demasiados hilos, se suponía que iríamos de la casa a la escuela sin excusas ni trampas. Dylan parecía estar pensando lo mismo hasta que se encogió de hombros.

— ¿Cuándo nos hemos preocupado por eso? — Él tenía razón.

Bajé el último tramo de escaleras, mucho más motivado que antes. Yo tampoco podía quedarme en esta casa más tiempo y sin poder hacer nada, así que ambos cruzamos la puerta, la cerré con llave y nos subimos al auto.

Ese ronroneo del vehículo hizo vibrar mi corazón, ya estaba acostumbrado a tener este viejo trasto para todas nuestras andadas. Condujimos hasta la comisaría en un intento de seguir sus pasos porque no teníamos ni idea de dónde vivía. Ambos nos quedamos estacionados frente a esta, viendo como autos entraban y salían, había más movimiento que de costumbre y un grupo de personas entró en una acalorada discusión en compañía de dos oficiales.

Estuvimos alrededor de una hora en la que nos debatíamos si realmente Tom Ways trabajaba hoy o había ido con mi padre al cementerio, aún cuando le había hecho prometer que él no se metería en nada. Hasta que el hombre cruzó las puertas dobles de vidrio, donde había una pegatina enorme con el escudo de la seccional y las palabras “policía del condado”. Golpeé el brazo de Dylan para que prestara atención y deje el teléfono, ambos nos encogimos en nuestros asientos cuando Ways paseó su vista de un lado al otro. No debía vernos.

Entró en uno de los autos, sin acompañante, y se puso unas gafas luego de prenderlo. Dylan prendió el coche y lo seguimos a distancia prudencial.




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