¿puedes verme?

CAPÍTULO 42

- JAKE -

— No sé qué tan seguro sea ir a lo de Ways — Comentó Megan.

— No fue para nada seguro ir a la casa de Stevenson — Dijo obvia Fanny — Había un arma en su cocina, Jake le tomó foto a eso.

— ¡Maldición! — Espetó la rubia — Bien, no más ponernos en peligro. Podemos hacer algo mucho más simple.

— ¿Qué cosa? — Preguntamos los tres.

— Creemos que Richard es hijo de Tom ¿verdad? — Todos asentimos — Solo necesitamos algo de Richard, entonces mataríamos dos pájaros de un tiro. Si el examen muestra que son parientes, Richard y Tom son familia y Tom y John son hermanos.

— Bien y si no da iremos a lo de Ways — Afirmé.

Mi teléfono vibró y vi que en la pantalla mostraba la foto de mi madre. Otro teléfono más lo copió, esta vez era el de Dylan que ni siquiera quiso fijarse y siguió conduciendo. Todos sabíamos de quién era esa llamada. Y luego de unos segundos, hasta el teléfono de Megan sonó.

— Suerte que ya habíamos salido — Susurré.

Meg y yo contestamos. Megan comenzó a hacer caras y alejó el celular de su oído, con sus labios formó la palabra "mamá". En cambio, yo asentía con los ojos cerrados, como sintiendo la pesadez con cada palabra de mi madre. Cuando los gritos que venían de ambos teléfonos cesaron Dylan y Fanny se quedaron expectantes en silencio esperando a que habláramos.

— Era mamá, la llamaron del colegio. Al parecer se armó todo un revuelo, se reunió Lorena Backs con mamá y los directivos — Hizo una pausa dramática, suspiró — Estoy suspendida por una semana.

— Es mejor a lo que nos toca — Hablé, puse mi mano en el hombro de Dyl que me miró por el espejo retrovisor — ¿Recuerdas cuando dijimos que un día más no podría hacer la diferencia? Bueno, estamos suspendidos en todas las materias. Tenemos que darlas libre.

— Maldita sea — Bramó Dylan golpeando el volante del auto.

Los cuatro nos mantuvimos en silencio por un largo tramo, mirando hacia el paisaje a través de las ventanillas. No podía quitarme el ceño fruncido, estaba demasiado tenso. No me importaban las materias ni retrasarme un año entero, pero sí lo que mi madre sufriría por esto. Desde el accidente había tratado de no hacerla preocupar y estaba justo por el camino contrario.

Fanny puso su mano sobre mi hombro y recorrió todo el camino con sus dedos para posarlos detrás de mi nuca, me miró y me sonrió, me relajé por completo.

— Bien, ya nada importa — Megan se acomodó en el asiento del copiloto para poder vernos a los tres — Escuchen, esto es lo que haremos. Si queremos aprobar y salir victoriosos este año solo nos queda una cosa: terminar este caso cuanto antes. Así que ahora mismo iremos a buscar a Richard, lo tomarán a la fuerza y yo le sacaré algo de pelo.

— Eso es peligroso, aunque efectivo — Admitió Fanny — Pero si John tiene un arma ¿Por qué Richard no la tendría?

— Si tiene un arma tú saldrás, te sacarás la capucha y le darás un susto de muerte — Dijo Dylan.

Bien, no tenía reproches con eso. Estaba seguro de que hasta mojaría sus pantalones por verla otra vez.

Así fue como volvimos al centro de Sebring, serpenteamos entre las calles dirección a la casa de Richard. Fanny jamás había estado aquí, o al menos eso pienso. Yo no me hubiera entregado en bandeja al matón que me molestaba al ir a su casa si fuera ella. Estaba claro que, con la familia que tenía, el muchacho descargaba sus tensiones con los más débiles, pero ¿por qué Richard se comportó de esa manera justamente con ella? ¿Qué podrían contarnos esas paredes y techos adosados si pudieran hablar?

Salimos del auto, no sin decirle a Fanny que estuviera atenta y no se bajara la capucha por nada. Los vecinos podrían pasar caminando y verla.

Megan fue la que tocó la puerta y tras unos minutos de espera esta se abrió. Nos recibió la madre de Richard y Theo, Eliza Hudson. La mujer estaba vestida con ropa de calle, pero sus pies estaban adornados con pantuflas marrones y afelpadas.

— Hola, señorita Hudson. Soy Megan Smith, somos compañeros de Richard — La rubia y Eliza estrecharon sus manos — Nos preguntábamos si él estaba en casa.

— Sí, los recuerdo. Y no. No se encuentra en este momento — La mujer negó, nos miró a los tres algo curiosa y abrió más la puerta de casa — Pero, por favor, entren ¿Dijeron que son amigos?

Dudamos al hablar, tomé la palabra rápidamente. Nos convenía que ella pensara eso.

— Sí, lo somos.

— Me gustaría hablarles un momento, si tienen tiempo...

Los tres nos miramos, algo curiosos de lo que ella podría decirnos y algo aterrados de que esto saliera mal. Megan decidió por todos al dar un paso al frente y entrar a la casa, la seguimos diligentemente.

La señora Hudson nos ofreció café, puso las tazas en una mesa ratonera junto a los sillones donde nos sentamos, además de un plato con galletas llenas de chispas de chocolate. La mitad del plato parecía haber sido arrasado.

— Las saqué del horno hace poco, mi hijo Theo ya se devoró una gran cantidad — Dijo medio divertida, tomó un sorbo de su café y su semblante se oscureció de preocupación — Es un buen niño...

Miré a Dylan sentado a mi izquierda, una de sus cejas estaba levantada y miraba a la mujer como si fuera un rompecabezas imposible de armas. Luego a Meg, a mi derecha, ella me devolvió la mirada con un brillo en los ojos. Ese que obtienen cuando la información está al alcance de su mano.

— No lo conozco, pero parece serlo — Concedió ella — Señorita Hudson... Eliza, ¿puedo llamarla así?

— Oh, claro. No hay problema.

— No es de su hijo Theo del que quiere hablarnos ¿No es verdad?

Las manos esqueléticas de la mujer temblaron y se aferraron más a la taza caliente de café, sus ojos parecieron perturbados. Miró hacia un pasillo, tal vez donde las habitaciones se encontraban, y miró hacia nosotros nuevamente.




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