Puedo sin ti, papá

Seis

Promesas rotas.

Un corazón decepcionado.

Y un papá otra vez ausente.

Otro sábado es en donde me encuentro parada en la puerta de mi casa viendo como la lluvia caía lentamente mientras mojaba en pequeñas salpicaduras en las puntas de mis zapatillas, otra noche más en donde volvíamos a tener la clásica charla con mamá. Otra charla entre lágrimas por parte de mi hermano; otra noche de decepciones.

¿Por qué las personas se ven obligadas a mentir o ilusionar para conformar a una persona?

Lo mejor que pueden hacer es ir con la verdad todo el tiempo aun así sea dolorosa ya que la mentira algún día va a salir a la luz y absolutamente todo va a ser peor.

Luego de esta noche todo iba a ser completamente distinto, con mi hermano habíamos entendido que no había que forzar una relación con una persona que no hacia ni el más mínimo intento de vernos ni mucho menos de llamar. A partir de ese momento hicimos como si nada hubiera pasado.

Los años pasaron y hasta mis quince ya estaba pasando y tampoco había rastros de él, no había señales de vida y muchos menos importaban en ese momento. En la fiesta, donde estaban mis familiares y amigos, entre con la esperanza de encontrarlo pero solamente brillaba su ausencia.

¿Puedo seguir llamando papá a una persona que no está? Claro que se puede pero sería una palabra sin mucho sentimiento. Ya no era lo mismo.

Y ahí, el momento menos común, había aprendido que muchas veces usamos palabras que ya ni sentimos que, al pasar los años, ya se desvalorizaron.




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