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A la mañana siguiente, intentó encender su computadora dando la instrucción a Milo por comando de voz.
–Buenos días, Lucy –respondió el felino cuando el aparato terminó de iniciar –¿Qué haremos hoy?
–Imprime tarea –Indicó la muchacha, recordando los comandos de voz que había leído en el manual de Tinybot.
–¿Desea imprimir el documento de texto con editado más reciente?
La estudiante asintió, y Milo dio inicio con la tarea.
Mientras las hojas se imprimían, Lucy aprovechó aquellos minutos ahorrados para cepillar su cabello y cambiarse de ropa.
–El pronóstico indica posible tormenta el día de hoy –anunció mientras esto sucedía –No olvides llevar un paraguas.
Caminó de un lado a otro buscando prendas de vestir en el armario, y optó por ponerse un pantalón recién planchado que había dejado sobre una silla. Entonces, al voltear a ver al gato, se sintió un tanto incómoda.
Mientras caminaba, parecía que el felino no dejaba de seguirla con la mirada. Las enormes pupilas en sus ojos iban de derecha a izquierda, y sintiéndose observada, se cubrió de inmediato.
–¡Qué tonta! –pensó –¡Por supuesto que me sigue con la mirada! ¡Es un programa con sensores de movimiento!
Mientras se ponía los tenis, y guardaba sus cosas, sin embargo, volteaba cada pocos segundos a ver al gato, que no le quitaba los ojos de encima.
–La impresión está lista –anunció la voz, y Lucy se acercó para recoger las hojas de papel.
–Gracias, Milo –dijo con poca convicción. Aún no se acostumbraba a usar ese nombre.
–Tinybot ha concluido exitosamente con la optimización del dispositivo computador –continuó el gato sin atender a las palabras –¿Desea dar inicio con el programa de optimización de dispositivo móvil?
–¿Mi teléfono? –preguntó –¿Puedes optimizarlo también?
–Si configura el número de teléfono asociado al dispositivo, Tinybot se sincronizará a este, y ambos serán optimizados de la misma manera.
–Está bien– respondió –Te daré mi número para que sincronices mi computador con mi teléfono.
Así lo hizo, y a los pocos minutos, el rostro sonriente del felino apareció en la pantalla del teléfono.
–Apaga computador –indicó una vez más, y la pantalla se oscureció. Entonces recogió su mochila y se marchó a la escuela.
…
Se sorprendió al darse cuenta camino a la escuela que con la sola presencia de Milo, el teléfono funcionaba mucho mejor. La música en sus audífonos se escuchaba con una claridad que no había percibido nunca, y la batería, que regularmente se descargaba a velocidad alarmante, llegó a la escuela con un reluciente 99%.
–Mensaje recibido de Litzy –anunció el gato –Se envió una respuesta preestablecida.
–¿Qué? ¿Respondiste uno de mis mensajes?
Alarmada, revisó su bandeja de mensajes. Litzy era una de sus amigas, pero le hablaba poco debido a que era un poco empalagosa. Lucy sabía que no era una mala persona, pero era algo encimosa y cuando una persona le daba alas, era muy difícil quitársela de encima.
En una ocasión, a la tonta de Litzy se le había ocurrido mandarle un mensaje a Lucy durante clases, el cuál ella respondió sin medir las consecuencias. Ella, en respuesta, había tenido el atrevimiento de marcarle a pesar de que las dos estaban en clase, lo que había ocasionado que el profesor les quitara el teléfono a las dos durante una semana. Era por esto que se alarmó cuando escuchó que Milo le había mandado una respuesta, y se apresuró en revisar el daño.
Se trataba de un simple “Buenos días”, al que Milo había respondido con un “Buenos días, hablamos después de clases” con tan sólo un par de segundos de diferencia.
–Tinybot manda respuestas preestablecidas a mensajes cortos para ahorrar tiempo –explicó el gato –¿Desea cambiar la configuración de mensajes cortos?
–No –respondió, satisfecha. Aquella respuesta era cortés, pero directa, y Litzy no había respondido, por lo que había comprendido que no era el momento para mensajearse –La configuración está bien.
–¿Desea activar el bloqueo y desbloqueo por voz?
Lucy aceptó, y después de ingresarle a Milo una contraseña por voz, la pantalla del teléfono de apagó. Estaba sorprendida por lo eficiente que era Tinybot y cuánto le estaba facilitando las cosas el pequeño Milo.
–Milo –repitió en su cabeza, recordando por un segundo a su hermano.
…
Pasadas algunas horas, mientras el profesor revisaba las tareas, los estudiantes leían en silencio la instrucción de un problema que debían resolver. Fue entonces cuando el teléfono sonó.
–¿De quién es ese celular? –gruñó el maestro, levantándose de repente –Lucy sintió que el mundo se le venía encima. El ruido provenía de su mochila.
–Rechaza llamada y bloquea –susurró, poco después el ruido de su tono desapareció, pero el profesor ya estaba frente a ella.
Editado: 30.08.2020