Puedo verte

Capítulos 5 y 6

5

La noche del domingo la pasó en casa, revisando sus carpetas de fotografías. Cada vez le sorprendía más el trabajo de organización que Milo había realizado con ellas. Había ordenado los archivos de fotografías por fecha, e incluso etiquetado algunas con los nombres de las personas que aparecían en ellas. Ahora podía encontrar fácilmente cualquier recuerdo que ella deseara.

Se entretuvo contemplando los recuerdos de los eventos deportivos a los que había asistido con su novio. Las sesiones de parkour, los juegos en las canchas de la unidad deportiva, un par de idas a nadar… hacía ya mucho que no iba a nadar. Quizás debería pedirle a Milo que apartara un día para hacer una fiesta en el balneario. Cuando terminó de ver las fotografías de su novio, encontró sus “selfies”, decenas de fotos que se había tomado en su época de secundaria, perfectamente organizadas por fecha y con etiquetas que incluso mencionaban el lugar donde ella se encontraba: parque, escuela, pizzería, avenida insurgentes…

Era inquietante la manera en que Milo parecía conocer sus documentos personales incluso mejor que ella, pero eso era algo bueno. Al menos, gracias a ello su enorme problema de desorganización estaba resuelto.

Luego encontró sus fotos familiares. Cumpleaños, quince años, graduaciones, e incluso fotos casuales tomadas al momento con su madre o con su padre, con su tía o sus primas, e incluso con…

–Milo.

También habían pasado años desde que había visto aquellas fotos, pero recordaba perfectamente detalles acerca de su fallecido hermano. Su cabello alborotado, su color favorito, las tardes lluviosas jugando juegos de mesa, sus programas de televisión favoritos, lo que él decía que quería ser cuando fuera grande… en las fotografías aparecía con su ropa con estampados de personajes de las caricaturas como el Oso Bobo y con varios de sus juguetes. Había también una fotografía de él en su habitación, y también una foto suya con un gato gris atigrado que había salido con una mirada muy seria en el momento en que le tomaron la foto.

–¡Qué raro! –dijo –No recordaba ese gato.

Siguió mirando las fotografías, recordando a medida que los veía, detalles acerca de su hermano que venían a su mente: el color de sus ojos, el tacto de su cabello cuando ella lo revolvía, su voz…

Finalmente llegó a la última fotografía con un nudo en el estómago. Era una foto de Milo poniéndose los patines, con la fecha del día en que el accidente había ocurrido. Milo sonreía mientras miraba fijamente a la cámara, con unos inquietantes ojos cafés que se le hicieron bastante familiares.

–Recordatorio –intervino Tinybot, apareciendo de repente –Mañana a primera hora toca educación física. Solicitaste se te recuerde acostarte temprano.

–Es cierto. Gracias M-Milo.

Pronunciar aquel nombre le había costado trabajo. Pensó en el acto que a sus padres no les haría ninguna gracia que le hubiera puesto a su asistente virtual el mismo nombre de su hermano. Ella misma lo encontraba extraño y desconcertante, pero aún seguía sin entender por qué aquel nombre había aparecido como primera sugerencia cuando se le configuró un sobrenombre al gato virtual. ¿Y por qué ella lo había aceptado en primer lugar? Tal vez como un simple homenaje hacia la persona que extrañaba. Aún así, sabía que nunca se lo diría a sus padres.

–Apagar computadora –ordenó, y en el acto, pasó al baño a lavarse los dientes y después a su cama.

Ahí permaneció media hora, pues aún no estaba convencida de que se hubiera imaginado lo de las luces de la noche anterior, y por ello no había podido dormir del todo bien, pues tenía que la computadora se encendiera en medio de la noche nuevamente, pero esto nunca pasó, al menos no mientras ella permanecía despierta, vigilando. Finalmente el sueño la venció y la mañana siguiente despertó con bastante cansancio.

Esa mañana de escuela, antes de entrar a clases, se dirigió al salón de Litzy con la esperanza de encontrarla y agradecerle por haberle regalado la cámara, pero no pudo encontrarla.

–¿Buscas a Litzy? –preguntó alguien del salón y al voltear descubrió a Dafne, una de sus amigas.

–Sí. Así es. ¿Sabes dónde está?

–Me mandó un mensaje en la mañana –le contó –Parece que se lastimó la pierna y va a faltar toda la semana. Me pidió que avisara hoy a los maestros y mañana vendrá su familia a sacar un justificante médico.

–¡Qué mal! Bueno, gracias por avisarme.

Aquello era algo muy lamentable. Se propuso darse algo de tiempo después de clases para ir a visitarla y agradecerle.

En esto pensaba, pero no recordaba que su tarde ya estaba ocupada.

–Recordatorio –anunció Milo el gato –Cita con Jahir a las tres.

–¡Es cierto! –exclamó, levantándose de repente. Después de clases se había ido directamente a su casa para dejar su mochila y se disponía a ir con Litzy, pero entonces recordó que había hecho un compromiso con su novio.

–Sugerencia del día –continuó –El pronóstico indica clima lluvioso con probabilidad de granizo al atardecer. Se recomienda no salir.

–Gracias. Recuérdame regresar a casa a más tardar a las 5 –respondió Lucy, y tras esto, se cambió de ropa y tomó una chamarra para ir a reunirse con Jahir.



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En el texto hay: fantasmas, jovenes, asesinos

Editado: 30.08.2020

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