Puerta dimensional

Capítulo 5. El mundo de Sorlac

La NASA aún no ha podido explicar el origen de los meteoritos rosados que impactaron a Tierra el mes pasado, en distintas regiones del mundo. Muchos sitios, en especial zonas pobladas, sufrieron daños materiales. Pero por el momento no se reportaron heridos por impacto del meteoro. A raíz de esto, muchas personas aseguraron que es la señal del fin de los tiempos. Los extremistas, incluso, señalan pasajes de la Biblia para demostrar la teoría del Apocalipsis, comparándolo con el meteorito. La Comunidad Científica, la ONU y el Vaticano han pedido que todos mantengan la calma, que el mundo está a salvo de todo peligro y que no generen una psicosis colectiva que ocasione problemas a nivel mundial.

Mariana desactivó el video, donde transmitían las noticias de lo ocurrido el mes anterior. Al principio todos hablaban de lo mismo y hasta escuchó teorías sobre conspiración e invasión alienígena. Pero con el pasar de las semanas, ya casi nadie mencionaba sobre el tema.

De nuevo el administrador del blog de temas paranormales le pidió otro artículo, pero esta vez del caso de los meteoritos rosados. Le facilitó información sobre las investigaciones científicas, las locas teorías que lanzaban en la web y testimonios falsos de personas que decían haber tocado el meteorito y descubrir sus propiedades curativas. En el mercado negro incluso traficaban con meteoritos rosados falsos, alegando que curaban hasta el cáncer. Mariana rió con esto último. Como siempre, algún estafador aprovecharía el momento para sacarle el dinero a la gente a costa de su ignorancia e ingenuidad.

Hizo una selección de temas y comenzó a redactar. Por supuesto tuvo mucho cuidado de no escribir nada acerca de su última experiencia. Si realmente era espiada por la NASA, los agentes del Área 51 y demás espías al estilo Expediente X, debía tener cuidado con lo que hacía.

En eso estaba cuando recordó a Sorlac y Jaun, sus salvadores. Sentía que debía hacer algo por ellos en agradecimiento por haberlos ayudado a ella y a Hiro. Acordaron encontrarse en el edificio “B” para la próxima, pero no sabía cuándo precisamente sería el encuentro. Descubrieron que el tiempo pasaba de modos diferentes en ambos mundos. A veces eran segundos, otras unas horas. Para Sorlac y Jaun solían pasar un día entero, mientras que la sensación era de una hora aproximada.

Cuando Mariana había regresado, se fijó en el reloj de su celular y vio que pasó exactamente una hora desde su supuesta siesta. Aún así, acordaron que esperarían tres días para retornar a la “Puerta dimensional”.

Y justo pasaron tres días. Mariana debía redactar el artículo, pero con suerte, solo habrían pasado unos segundos y podría terminarlo sin problemas. Además necesitaba inspiración para crear algo atrapante y ocurrente. Y, de paso, despistar tanto a su cliente como a los fans del blog. Entre menos personas supieran sobre el transmisor, mejor.

Dio un largo bostezo y se echó a la cama. O al menos eso verían los agentes que la espiaban desde la web cam. Lo que no sabían era que ella activó el transmisor y regresó al encuentro de sus nuevos amigos.

La joven se dirigió al edificio “B” y ahí vio a Sorlac y Jaun, pero no a Hiro.

  • ¡Has llegado! - Saludó Sorlac – Creí que te habías olvidado de nosotros.
  • No dejaría plantada a mis héroes – dijo Mariana, con una sonrisa – Por cierto, ¿Dónde está Hiro?
  • Pensé que venía contigo – dijo Jaun
  • Ya les dije que él proviene de un país lejano al mío, prácticamente está al otro lado del mundo.
  • Entiendo. Bueno, será mejor esperarlo un poco más.

Por suerte apareció Hiro. No llevaba su uniforme de escuela, sino ropas comunes. Y colgaba de su espalda su palo de Kendo, por si acaso tuviese que volver a pelear.

  • Perdón por llegar tarde – Dijo Hiro – Fui a visitar a mis abuelos y no paraban de hablarme. Al final les dije que quería tomar una siesta y ahí aproveché para venir aquí.
  • Bueno, ya que estamos todos, les diré nuestro plan – dijo Sorlac – Jaun y yo caminaremos al frente. Y si nos encontramos con algún científico peligroso, no intenten enfrentarlo. Nosotros nos encargaremos.
  • ¿Y qué haremos nosotros? - preguntó Hiro, impaciente.
  • Pueden intentar cubrirnos la espalda. Nosotros haremos el ataque y ustedes la defensa. Les daremos algunas herramientas útiles que pueden usar.

Entregaron a Mariana y a Hiro unos brazaletes, los cuales se los colocaron en las muñecas. Segundos después, los mismos cambiaron de aspecto y se convirtieron en guanteletes que los cubrían desde las manos hasta las axilas.

  • Eso incrementará sus fuerzas y podrán bloquear los láseres y paralizantes sin problemas.
  • ¡Como “La mujer maravilla”! - Dijo Mariana, admirada
  • ¿Quién es “La mujer maravilla”? - preguntó Sorlac, curioso.
  • Olvídalo.
  • Bien. Si siguen nuestras indicaciones, nadie saldrá lastimado y podremos regresar sanos y salvos a casa- dijo Jaun.

Mariana y Hiro asintieron con la cabeza.

Empezaron a recorrer por los alrededores, en busca de algún enemigo o aliado. De vez en cuando charlaban, pero luego se quedaban en silencio.

Al final, después de horas de recorrer un gran trecho, no hallaron a nadie. Hiro dio un bostezo y dijo:

  • Creo que hoy no habrá nada interesante. Así que me regreso a casa.
  • Yo también – dijo Jaun – Quizás hoy no sea nuestro día de suerte.
  • Yo me quedaré un poco más – dijo Mariana – Si no me encuentro con nada, me regreso.
  • Te acompaño – dijo Sorlac – No es bueno dejarte sola.

Hiro y Jaun se despidieron y se marcharon. Sorlac y Mariana siguieron caminando un buen trecho, en silencio. Mariana quería iniciar la conversación, pero no sabía de qué hablar. Con Hiro y Jaun se sentía relajada, pero con Sorlac era distinto. Había algo en él que le atraía. Y no era solo porque le pareciera guapo o por ser salvada por él. Era algo más, pero no sabía qué.

  • Creí que no te vería más – le dijo Sorlac, rompiendo el hielo – Habrá sido traumatizante para ti lo de ser paralizada y… bueno, pensé que habías renunciado a esto.
  • He pasado por cosas peores – dijo Mariana – Además, quiero ver una vez más tu maravilloso mundo.
  • ¿Esto? - Pregunto Sorlac, mirando a su alrededor – En realidad, mi mundo es completamente diferente al holograma que ves ahora.
  • ¿En serio? Pero si Asthar me dijo que este era el reflejo de su mundo.
  • Era. Esto es solo un “recuerdo” registrado en su memoria. Desde que los científicos hicieron de las suyas, nuestro mundo colapsó. Nos quedamos sin electricidad, las plantas murieron, la economía bajó y la hambruna aumentó. Por muchos años hemos intentado restaurar a la IA que crearon nuestros ancestros para protegernos, pero fue en vano. Por eso – dijo, señalando su transmisor del cuello – esto es una señal de que Asthar no nos olvidó. Es nuestra última esperanza para recuperar nuestro mundo y regresar a nuestra época de esplendor. Asthar no tenía ni idea de lo que pasó tras su ausencia, hasta que nos conectamos por medio del transmisor. Aunque sea una inteligencia artificial, tiene conciencia propia. Su gran poder puede revitalizar nuestras vidas, pero su deber lo detiene en la frontera y no regresará hasta capturar a todos los científicos. Además tiene el temor de que los científicos logren escapar de aquí y salirse con las suyas. Por eso no puede marcharse. Recuerdo que al inicio sentí rechazo y rencor por todos los años de horror que sufrimos. Yo nunca viví esa época de esplendor, pero haré lo posible para restaurar mi mundo y ver ese hermoso paraíso en mi realidad, no tan solo en hologramas.




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