Puerta dimensional

Capítulo 10. Las sospechas del detective

El líder científico, aprovechando el agotamiento del grupo enemigo, se sacó el sobretodo y descubrió un extraño equipamiento similar al de una armadura, el cual llevaba incorporado unos disparadores de rayos láser, misiles en miniatura y luces aturdidoras que enceguecían al enemigo. Usó primero la luz aturdidora y, en cuestión de segundos, ninguno de los muchachos sabía quién era quién. Fueron brutalmente atacados, recibiendo golpes por todas partes. El líder lanzó unos misiles al aire, para aturdirlos aún más. Todavía no quería matarlos, dado que deseaba torturarlos por la humillación que sufrieron sus colegas al derrotarlos en los meses anteriores. Los científicos sufrieron bajas por los humanos aliados de Asthar que los enviaban a su mundo de origen, sean de la dimensión que sean. Por lo que se lo cobraría con ese grupo conformado por humanos de ambas dimensiones que, extrañamente, se llevaban bien a pesar de sus diferencias. Pero nada de eso importaba, porque los mandaría al infierno.

Cuando los golpes cesaron, los científicos abordaron a los cuatro por la espalda, los echaron al suelo boca abajo y los inmovilizaron por completo.

Poco a poco el grupo vencido recuperó la vista. El líder caminó cerca de ellos, sin dejar de juguetear con su pistola láser mientras decía:

  • ¿A quien mato primero? ¿A la mujer? ¿Al niño? ¿Al dueño del rifle? ¿O al mecánico?

Al final, colocó el arma en el suelo, lo giró y les dijo:

  •  Dispararé a quien indique el arma. A ver quién será el primero a quien envíe al infierno.

Hiro, por unos instantes, se alegró de que Mariana no estuviese ahí. Si aún no se había recuperado y se le ocurría aparecer durante la batalla, la habrían liquidado enseguida. Pero también lamentaba no poder despedirse de ella. Quería verla, aunque sea, una vez más.

Y fue ahí que se le iluminó la mente. Había una forma de poder contactar con ella sin levantar sospechas de sus perseguidores. Podía funcionar. Al menos, debía intentarlo.

El giro del arma se detuvo. El líder sonrió. Ya sabía a quién disparar primero. Así que levantó la pistola, apuntó a Gerda y le dijo:

  •  Las damas primero.

Y antes de disparar, Hiro gritó:

  • ¡Asthar!

En cuestión de segundos, los transmisores se elevaron por los aires, se fusionaron y emitieron unos rayos que apuntaron directo a los científicos. El líder vio cómo uno a uno desaparecían. Incluso a los que sometían a sus enemigos, quienes pudieron liberarse y rodearlo.

La joven sicaria se acercó al líder, le dio una trompada y bramó:

  •  ¡Esto es por querer dispararme!

El líder aún sostenía la pistola. Por lo tanto, decidió matarla antes de ser trasladado al infierno.

Y cuando efectuó el disparo, desapareció.

Sin embargo, Gerda no resultó herida. Acababa de ser defendida por nada más ni nada menos que Mariana, que acababa de regresar a la “Puerta dimensional”, más viva que nunca.

Hiro, Sorlac y Jaun se quedaron boquiabiertos. Después de haber perdido toda esperanza, Mariana estaba ahí, como un ángel caído del cielo.

Y es que Mariana, a pesar de todo, quería regresar. Echaba de menos a Sorlac, Hiro, Jaun y Gerda. Sí. Increíblemente extrañaba a Gerda. Y aunque no le agradaba su modo de impartir justicia, igual se dio la piel para protegerla.

  •  La próxima presta más atención, linda – Le dijo Mariana a Gerda, a modo de saludo - ¿O acaso olvidaste el significado de “discreción”?

Hiro y Jaun se acercaron a Mariana y la abrazaron, demostrando su felicidad a verla sana y salva. La joven les pidió disculpas por su larga ausencia y, en silencio, les agradeció por ese recibimiento cálido que su familia de sangre debió darle después de su recuperación.

Sorlac se acercó. Mariana lo miró. Al principio solo se limitaron a mirarse, sin siquiera moverse. Al final, Sorlac colocó sus manos en los hombros de la joven y le dijo:

  • Arriesgaste tu vida por mí. No sé cómo recompensártelo.
  • Te debía una. ¿Lo olvidas?- Dijo Mariana – Me salvaste la vida. Pero, si quieres, puedes darme mi recompensa.

Sin pensarlo dos veces, Sorlac la besó.

Hiro y Jaun se quedaron boquiabiertos, ya que jamás se percataron de que sus amigos se atraían de forma romántica. Gerda, por su parte, soltó un bufido y se marchó, diciendo algo de que los enamorados la aburrían.

Ni Mariana ni Sorlac fueron consientes de las reacciones de sus amigos. Podían aparecer más científicos a atacarlos en esos momentos. Podía colapsar las fronteras si fuese necesario. Pero ellos, en esos momentos, crearon un pequeño universo de dos integrantes, donde no hacían falta las palabras para expresarse sus sentimientos. El héroe salvador. La princesa salvadora. Ambos se salvaban entre sí. Y por un instante sintieron que las fronteras dimensionales desaparecían y conformaban una fusión de ambos universos. De esa forma, se originaba un nuevo equilibrio multiversal donde todas las dimensiones podrían coexistir en paz.

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Archivo N° 525. Inciso desconocido. Hemos detectado unas vibraciones en diferentes regiones del mundo. Hasta ahora se cree que provienen de los individuos que poseen en secreto los restos del meteorito rosado de origen desconocido. Por el momento solo hemos confirmado la identidad de tres individuos provenientes de diferentes continentes. La primera persona identificada es:

HIRO YSHISUKA

EDAD: 11 AÑOS

NACIONALIDAD: JAPONESA

OCUPACIÓN: ESTUDIANTE

La segunda persona identificada es:

GERDA ELBE.

EDAD: 25 AÑOS

NACIONALIDAD: DINAMARQUESA

OCUPACIÓN: ASESINA A SUELDO




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