Puerta dimensional

Capítulo 12. La importancia de la ciencia

  • No te muevas – Le advirtió una voz gruesa y potente a sus espaldas.
  • ¿Eres un científico? - Le preguntó Hiro, permaneciendo quieto y tratando de mantener la calma.
  • ¡Qué chico listo! - Le respondió, con sarcasmo – Tú y tus amigos nos han dado problemas en estos meses, pero todavía somos muchos los que quedamos por los alrededores.
  • ¿Cuántos son? - Preguntó Hiro. A pesar de la situación, quería recabar la mayor cantidad de datos posibles sobre los científicos.
  • ¡A ver! Sin contar con los que ya derrotaron los de tu especie y la mía, quedamos un total de cien. Sí. Toda la comunidad científica está varada en este lugar.
  • Ya veo porqué tu mundo colapsó. Sin científicos, no hay avances en el ámbito de la tecnología, la salud y el medio ambiente.
  • ¡Basta de charlas! Ahora dime dónde se encuentran tus amigos, si no quieres morir.
  • No hace falta que te lo diga. Ya vendrán por mí.

En efecto, Mariana se acercó al científico, lo roció con el spray y lo mandó de vuelta a casa con el transmisor.

La joven, al percatarse de que el niño se apartó, fue a buscarlo. Hiro la vio muy enfadada y esperó una reprimenda. Pero ella lo abrazó y le dijo con voz lastimera:

  •  ¡No vuelvas a hacer esto! ¡Debemos estar juntos! ¿O no confías en mí?

El grupo que los acompañaba también se acercó y se quedaron admirados por la forma en que Mariana pudo derrotar al científico. Ante esto, Edfe comentó:

  • Quizás nos equivocamos. Las mujeres no son tan débiles como creíamos.

Ahtma dio un bufido y exclamó:

  • ¡Pues podríamos contribuir más a la causa si nos dejaran portar armas!
  • ¿Acaso no pueden usar armas? - Dijo Mariana, sorprendida.
  • No – Le respondió Ahtma, con enojo – Y hasta hace poco, tampoco se nos permitía luchar ni aprender técnicas de combate. Yo practiqué lucha cuerpo a cuerpo en secreto, con un grupo de amigas. Y como estamos en una situación de emergencia y el transmisor llegó a mis manos, al final me aceptaron a regañadientes. Las mujeres sí podemos pelear y defendernos por nuestra cuenta.
  • Pues Gerda sí puede portar armas sin problemas – Dijo Hiro – Y sabe dar buenas patadas.
  • ¿Quién es Gerda? - Preguntaron los cuatro.
  • Es una chica de mi mundo, que conocimos aquí – Explicó Mariana – Nos ayudó en algunas ocasiones.
  • Quizás debamos cambiar algunas maneras de pensar – Observó Asmot – No es momento de cerrarnos a nuestras obsoletas costumbres. Ahtma, te enseñaré a usar una pistola.

El rostro de Ahtma se iluminó y reveló una hermosa sonrisa de alegría. Mariana se percató de que Ahtma era, en esencia, una chica dulce. Pero luego de ingresar a la “Puerta dimensional” y luchar contra los cánones impuestos por su pueblo, su semblante se endureció. Pero al fin sus esfuerzos dieron frutos y la consideraron una igual.

  • Bien. Nosotros nos marchamos – Dijo Edfe – Hemos visto que pueden manejarse perfectamente sin nuestra ayuda.
  • Espero nos podamos ver pronto, Mariana – Le dijo Ahtma a la joven – Me gustaría saber más acerca de ese mundo tuyo en que hombres y mujeres son iguales.

“Tampoco es tan así” pensó Mariana, recordando los artículos que redactó meses atrás sobre la desigualdad salarial entre hombres y mujeres en puestos laborales similares. Sin embargo, para no borrar esa sonrisa, solo respondió:

  •  Espero podamos ser amigas.

Cuando el grupo se marchó, Mariana y Hiro se echaron al suelo, exhaustos tanto por ese grupo como por el científico que apareció repentinamente. Y aún quedaban cien de ellos. Restando con el que acababan de derrotar, noventa y nueve.

Después de un minuto de silencio, Hiro dijo:

  • Espero crecer pronto. Así podré pelear a tu lado sin causarte molestias.
  • No me causas molestias – Dijo Mariana – Además, has podido sacarle información a ese científico quien creía tener el control. Ya me parecía extraño que aún no hayamos finalizado la misión. ¡Ese Asthar debió decirnos al menos cuántos científicos eran!
  • ¡Tienes razón! - Dijo Hiro – Eso nunca lo especificó.

Ambos rieron. Y pensar que, por unos momentos, Mariana creía que Hiro debía renunciar a la misión. Pero ahora sentía que su presencia en el grupo era indispensable para derrotar a los científicos. Y mas ahora que lograron comunicarse en el mundo real, con falsos pedidos de trabajo online.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Tres agentes pertenecientes a la organización que espiaban a Mariana, Hiro y Gerda, encontraron restos del meteorito rosado que cayeron en un desierto. Los mismos fueron hallados por casualidad, debido a que generaron un extraño oasis en la parte más seca de la región, donde no deberían crecer árboles tropicales ni acoger aves exóticas.

Después de una búsqueda exhaustiva con radares y satélites, pudieron hallar las rocas. Por lo tanto, las tocaron y, al instante, se trasladaron a la “Puerta dimensional”.

Al principio se quedaron estupefactos por el lugar, pero pronto enfriaron las cabezas y procedieron con las filmaciones. Uno de ellos poseía una cámara analógica y una grabadora de casete, el cual lo activó para realizar un informe oral grabado.

  • Los agentes K, B y C nos trasladamos a un extraño lugar. Es una ciudad simulada por hologramas de procedencia desconocida y no hemos detectado rastros de vida alguna. Creemos que estos meteoritos son artefactos de tecnología extraterrestre que nos trasladan a otras dimensiones. Seguiremos informando.
  • Oye, K, pareces un agente de los años noventa – Le dijo su compañero.
  • Los aparatos tecnológicos actuales pueden ser intervenidos digitalmente – Le respondió el agente K – Lo mejor es la tecnología analógica. Además, soy un amante de lo retro.
  • Basta de discusiones y sigamos investigando – dijo el otro agente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.