Puerta dimensional

Capítulo 14. El anhelo del detective

  • ¿La conoces? - Le preguntó Sergio a Mariana.
  • Nunca la había visto antes – Respondió Mariana.

La chica infló sus mejillas y volvió a hablar. Su voz sonaba al de una radio mal sintonizada.

  •  ¿Cómo no me reconoces? ¡Soy Asthar, quien te dio el transmisor!

Mariana pegó un grito de sorpresa. No podía creer que Asthar realmente tuviese una forma humana. Había entendido que era un ser incorpóreo, que se movía por energía pura.

  • ¿Asthar? ¿Transmisor? ¿Puerta dimensional? ¿De qué demonios están hablando? - Preguntó Sergio, desesperado y sintiendo que estaba por enloquecer.
  • Tranquilo. Te lo explicaré todo – Le dijo Asthar, quien se elevó por los aires y comenzó a emitir una luz leve proveniente de su cuerpo.

De esa forma, el detective Sergio supo todo sobre el origen de los meteoritos rosados, los científicos corruptos, el peligro de viajar a otras dimensiones y la misión que encomendó a un grupo de voluntarios procedentes de ambos mundos para regresar a los científicos a su mundo original. Y la razón por la que trajo al detective a ese lugar fue porque vio en él a un hombre con sed de conocimiento, cuyo ideal era la búsqueda de la verdad y que siempre estaría dispuesto a todo con tal de proteger a los demás.

  • En realidad he escogido a las personas al azar – Admitió Asthar – Pero antes de revelarles el propósito de mi llamado, he analizado sus corazones y así descarté a los corazones impuros, con sed de poder, que solo desean la conquista y la opresión. Al final solo me quedé con los que buscan respuestas desesperadas al sentido de la vida, a los justicieros, a los que buscan la verdad y a los que solo quieren redimirse de algún pecado que cometieron en el pasado. Quizás entre ese grupo haya personas que asesinan a otras, o que mienten y roban, pero no representan un peligro que afecte al funcionamiento de los mundos paralelos. Por eso siguen aquí. Y a pesar de sus defectos, contribuyeron al traslado de los científicos corruptos a su mundo de origen. Lastimosamente los científicos siguen siendo fuertes y, en estos meses, muchos de mis aliados han caído o renunciado a la misión. Por eso estoy volviendo a reclutar a nuevas personas, que quieran ayudarme a recuperar el equilibrio de la “Puerta dimensional”, que es la que separa los universos paralelos en correcta armonía.
  • Es cierto que siempre he anhelado la verdad – Dijo Sergio – Como detective, es mi deber buscar respuestas lógicas a los casos imposibles de resolver, sean asesinatos a puerta cerrada, falsos espíritus devoradores de almas, códigos secretos y acertijos sin resolver de criminales extravagantes. Aún así, tengo miedo y estoy preocupado por esta joven – Dijo, señalando a Mariana – Hay un grupo de personas malvadas que la persiguen. Y ahora que estoy aquí, creo saber el motivo.
  • Todo es porque me “corporicé” - Dijo Asthar, señalándose – Me percaté de que las personas eran reacias a escuchar a un ser incorpóreo. Incluso muchos me temían. Por eso decidí crearme este cuerpo para generar confianza.
  • Si haces eso, al menos usa ropa – Dijo Mariana - ¡Estás completamente desnuda!
  • He olvidado ese detalle. Lo siento – Dijo Asthar quien, con solo un chasquido de sus dedos, se confeccionó un traje similar a la que tenía el detective: un sobretodo, pantalones gastados y una camisa con corbata – Bien. Como decía, me creé este cuerpo y tuve la ilusión de interactuar con los humanos provenientes de ambos mundos, hasta que aparecieron esos tres sujetos de intenciones perversas. Descuiden, les borré la memoria y los expulsé del lugar, pero creo que no fue suficiente. Debieron llevar algún registro de mi existencia.

Sergio miró a Asthar y a Mariana, detenidamente. Por un instante pensó que eran muy parecidas, con la diferencia de que Asthar tenía los ojos enormes. Quizás le habrían tomado una foto, rastrearon la imagen comparando rostros similares y justo coincidió con el de Mariana, motivo por el cual los agentes concluyeron que ella sí tenía relación con los meteoritos rosados y fueron en su búsqueda. Y ahora él resultó ser arrastrado en este embrollo interdimensional que solo se resolvería cuando le diera a los científicos su merecido por jugar a ser dioses del destino.

Tenía miedo. No lo negaba. Era la primera vez que se enfrentaba a algo que escapaba de su razonamiento lógico y deductivo. Pero tenía un trabajo que hacer. Su reputación de detective dependía de eso.

  • De acuerdo. Te ayudare – Le respondió a Asthar – Pero con una condición: Quiero que me digas quienes son Hiro y Gerda. ¿Ellos también ingresan con frecuencia a esta... dimensión o frontera dimensional?
  • ¿Cómo sabes de ellos? - Le preguntó Mariana.

El detective le dio una explicación detallada de su investigación, cómo dio con la ficha que la mencionaban a ella y a otras dos personas, las cuales ya identificaron como posibles poseedores de fragmentos del meteorito rosado. La joven redactora se sentía aterrada. Era tal como lo temía: Hiro y Gerda estaban en peligro.

  • Ellos estarán bien – Les tranquilizó Asthar – He rastreado el ADN de esos tres intrusos y realicé comparativos de partículas con las que tuvieron contacto en estos últimos meses. Nunca podrán acceder a la “Puerta dimensional”, al menos que uno de ustedes mencione mi nombre y me suplique que les borre la memoria definitivamente.
  • No lo sé. Ese método no ha funcionado – Dijo Mariana, con pena – No te imaginas cómo son. Son capaces de torturar a mis amigos.
  • ¿Amigos? - Preguntó Sergio.
  • ¡Sí! Bueno, los conocí aquí. Sé que Gerda podrá defenderse sola, pero Hiro es un niño. Debo advertirle del peligro en que se encuentra.
  • Debo marcharme – dijo Asthar – Un grupo lejano de mis aliados acaba de usar su transmisor. Debo ayudarlos y, de paso, me presentaré en esta forma. Que tengan suerte.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.