Capítulo 21. Espíritu de guerrera

Los días se tornaron monótonos desde que dejó de ingresar a la “Puerta dimensional”. Mariana no salía de su habitación y se la pasaba viendo películas de ciencia ficción y superhéroes que transmitían por televisión. Y como todavía sospechaba de que seguía en la mira de esos agentes, tampoco podía navegar por internet y seguir trabajando. Prácticamente se aisló del mundo.

En cuanto a Gustavo, comenzó a frecuentar todos los días a la “Puerta dimensional”, pero sin éxitos. Por más que recibía ayuda del detective Sergio y, de vez en cuando, de Sorlac y Jaun, no lograron hallar a los científicos que le sacaron el transmisor a Mariana ni a Hiro. También era cada vez menos frecuente encontrarse con un científico rondando por el lugar solo. Siempre iban en grupos de cinco a quince personas. Y siguiendo las recomendaciones de Asthar, evitaban los enfrentamientos en que se encontrarían en desventajas numéricas.

Y así llegó el día de la primavera.

Gustavo acababa de regresar de la “Puerta dimensional”, con una herida en la pierna. Mariana, al verlo, dejó de lado la tele y fue a curar a su hermano.

• Siento tanto que tengas que pasar por esto – Lamentó Mariana – Me gustaría poder ayudar.
• Solo mantente a salvo y cura mis heridas – Le pidió su hermano – Por cierto, ¿Qué has visto hoy?
• Vi “Los Vengadores”. ¿Sabes? El artefacto que tenía el villano me hizo recordar al transmisor. ¡Abrió un portal a la otra dimensión!
• Puede que los creadores de esa historia tuvieron acceso indirecto al mundo paralelo – Reflexionó Gustavo.
• ¿A qué te refieres?
• Bueno según muchos aficionados a lo paranormal, existen accesos a otros planos dimensionales y, muchas veces, uno “cae” en esos agujeros a través de sueños e ilusiones. Y ahí es que se crean las historias de fantasía y ciencia ficción. Bueno, es solo una de esas teorías alocadas que hay por internet. No hay nada demostrado.
• Puede ser cierto. Quizás los científicos construyeron ese artefacto similar al que vi en la película y Asthar, quien controlaba la infraestructura de su mundo, los detuvo a tiempo. Bueno, ellos consiguieron “pasar”, pero como Asthar les arrebató la fuente principal de poder, se quedaron estancados en la frontera. Hay tantas cosas que no entiendo y que quiero preguntarle, pero no puedo. Hace mucho no escucho la voz de Asthar. He perdido todo contacto con la frontera dimensional. Es como si todo fuese un sueño.

Gustavo se levantó. A pesar de la herida, todavía podía caminar. Mariana regresó a su pieza y siguió viendo la tele. Al final, después de unos minutos de silencio, Gustavo dijo:

•  Lo siento, hermana. Creí que te haría bien el alejarte de la “Puerta dimensional”, pero me equivoqué. Por eso, te prometo que hoy haré todo lo posible por recuperar a Hiro y a tu transmisor. No saldré de ahí hasta lograr mi objetivo. Te lo prometo.

…

Gerda había estado en contacto con los agentes que la sobornaron a que les revelara lo del transmisor. Meses antes entregó la tarjeta a su guardiana y, en apenas tres horas, llegaron y la sacaron de su celda. Ella dijo que solo hablaría si le absolvían de su condena de por vida y, en apenas veinticuatro horas, volvió a la libertad.

Les dio lo que quería: mencionó el transmisor y la “Puerta dimensional”. Y para que éstos no creyeran que lo sacó de alguna película de ciencia ficción, les invitó a que tocaran el transmisor. Así lo hicieron y fueron directo a la “Puerta dimensional”. La primera que los recibió fue Asthar quien, al leer los corazones de esos agentes, decidió borrarles la memoria y regresarlos a su mundo de origen. Y antes de que éstos intentaran recordar lo que les pasó, Gerda escapó.

No solo se encargaba de los malos de la otra dimensión, sino también de su propio mundo. Y para eso no tuvo que matar a nadie. Se sentía extraña, más por ser de las personas que solucionan los problemas con disparos.

Sin embargo, sabía que pronto volverían tras ella. La tenían fichada y, ahora que ya no se hallaba en la cárcel, la buscarían alrededor del mundo con satélite. Por lo tanto, fue directo a un escondite que se situaba en un sitio inhóspito, a las afueras de la Unión Europea. Ahí tenía almacenado un sinfín de municiones, armas, granadas, latas de comida y bidones de agua. Lo suficiente para sobrevivir por meses, totalmente incomunicada del mundo. De esa forma, comenzó a frecuentar de seguido en la “Puerta dimensional”, ya sin las limitaciones de una sola pistola y con municiones que debían proveerle de contrabando para no sentirse desprotegida.

Y así llegó septiembre. Desde hacia mucho no veía a Mariana y sus amigos. Lo lamentó, porque adoró haber formado parte de esa agrupación.

Uno de esos días, cuando ingresó de vuelta, se encontró con Ahtma y su grupo. La joven la reconoció y le saludó, preguntándole si quería unirse al equipo.

• ¿Están seguros de que quieren a una humana de una dimensión paralela como yo? - Les preguntó Gerda a los chicos.
• Odio admitirlo, pero eres una buena guerrera – Dijo Esjo – Lo mejor es trabajar en equipo. Hasta Asthar nos recomendó que no luchemos en solitario.
• Esos malditos científicos siempre lo complican todo – Dijo Gerda – Pero lo prefiero así. Esto hace que la lucha sea más interesante.

Ahtma, Esjo, Edfe, Asmot y Gerda empezaron a recorrer el lugar. Asmot les había dicho que muchos humanos “primitivos” estaban siendo capturados por los científicos, con el objetivo de experimentar con sus cuerpos y conseguir traspasar las fronteras dimensionales. Y además ya no se esparcían en solitario, sino que comenzaron a conformar grupos de cinco a diez integrantes para buscar aliados de Asthar a quien capturar o matar.

• Si es así, espero que no les haya pasado nada al grupo que nos unimos hace dos meses – Dijo Ahtma – La joven que los acompañaba, Mariana, me caía bien. Y también ese niño. He escuchado que las víctimas favoritas de los científicos son las mujeres y los niños. ¡Qué mente tan retorcida tienen!
• Si esos científicos les tocan un solo cabello, los mataré a todos – Dijo Gerda, acariciando su inseparable pistola – No me considero una heroína. Al contrario, soy una anti heroína. Pero no permitiré que digan que soy una “primitiva” ni menos que lastimen a las únicas personas que me aceptaron tal como soy.
• Según mis últimos informes, ahora quedan un total de cincuenta y siete científicos – Dijo Asmot – Todos están en algún punto de esta frontera, pero utilizan un campo de invisibilidad para no ser detectados.
• ¿Hasta se pueden volver invisibles? ¡Qué conveniente! - Dijo Gerda, con sarcasmo.