Puerta dimensional

Capítulo 26. El enemigo real

Un pequeño grupo de agentes lograron escapar de la explosión de su base. Se llevaron consigo a Gerda y optaron por resguardarse en la cueva donde ella se refugió meses atrás.

Aún no podían explicarse cómo una mujer normal podía ocasionar tal catástrofe. Lo único que supieron fue que desapareció de la base, sin dejar rastros, llevándose a Hiro consigo.

Una semana después, en el primer día de noviembre, Gerda despertó de su largo sueño.

Al inicio vieron cómo en su cuerpo salieron unas cicatrices, para ser envuelta por unos vendajes que le cubrían la cara, hasta abrir los ojos.

Al principio retrocedieron, creyendo que haría lo mismo que Mariana. Pero Gerda simplemente los vio, dio un suspiro y dijo:

  • Y yo que pensé que éste sería el escondite perfecto. Está bien, pueden llevarme. De todas formas ese sitio se ha vuelto muy peligroso.

Uno de los agentes, intentando aparentar calma, le pidió que se explicara. Gerda sacó de su bolsillo el transmisor, se los arrojó al suelo y dijo:

  • Véanlo por ustedes mismos. Yo ya no me meto ahí, ni menos después de lo que le hicieron a mi amiga. Pero antes, quisiera que me digan dónde tienen a Mariana.

Uno de los agentes se acercó al transmisor, pero no lo tocó. Al final miró fijamente a Gerda, la apuntó con un arma y le dijo:

  • Antes de que despertaras, estabas junto a ella. Pero debido a las circunstancias, tuvimos que refugiarnos aquí. Tu amiga posee superpoderes: destruyó la base y desintegró a mis agentes con un solo toque. Dime qué relación tienes con ella y con el niño.
  • ¿Cuál niño?
  • Hiro Yshisuka. ¿Lo conoces?
  • Sí. Lo conozco. ¿Así que también lo capturaron? - Gerda colocó sus dedos en el mentón, a modo pensativo. Y haciendo caso omiso al arma, continuó – Déjame ver si entendí: Ya nos capturaron y Mariana despertó. ¿Entonces no está en el gran transmisor? Y lo más extraño: ¿Ella hizo desaparecer personas? ¿Cómo es eso? ¿Es la Mariana que conozco?
  • Los que hacemos las preguntas somos nosotros – Le amenazó el agente con su arma – Queremos saber cómo es que cambiaste de aspecto en segundos por arte de magia, qué hicieron con los meteoritos rosados, qué es lo que pretenden y qué conexión tienes con Mariana y Hiro.

Gerda siguió pensando. Aún recordaba la explosión que le desfiguró la cara y carcomió sus pechos. A pesar de todo, Gustavo hizo lo posible por curarla. Pero la esfera aumentó de tamaño radicalmente y comenzó a emitir rayos de luz que disparaban al azar. Si alguien era alcanzado por dicha luz, se desintegraba por completo. Eso fue lo que pasó con Betty que, por querer defenderla, ésta la empujó y recibió el impacto de la luz desintegradora. Al presenciar esa escena, se sintió tan mal que prefirió huir. Pero aún seguía ahí Hiro, a quien le sacaron el transmisor. Solo confiaba en que ese fenómeno se hubiese detenido. Y luego de despertar, esos agentes le acababan de revelar lo de Mariana y la destrucción que ocasionó en la base. Algo no cuadraba. ¿Mariana estaba o no realmente dentro del gran transmisor? ¿Qué pasó con ella realmente? ¿Y qué pasó con Asthar? Hace mucho que no escuchaban su voz, por más que todavía seguía funcionando los transmisores.

Volvió a tomar el transmisor y, antes de activarlo, les dijo:

  • Conozco al hermano de Mariana. Quizás él pueda decirme los sitios que frecuentan. Regresaré en un rato, no me disparen.

No pasó ni medio minuto cuando volvió a abrir los ojos y les dijo:

  • Ya sé dónde se encuentra. Síganme y resolverán sus dudas sobre el meteorito rosado. Descuiden, no intentaré escapar. No esta vez.

Los agentes no tuvieron otra opción que seguirla. Pero por precaución, le confiscaron el transmisor y le colocaron un rastreador GPS en la muñeca. Así sabrían exactamente su ubicación si intentaba escapar de nuevo.

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En la “Puerta dimensional” solo quedaban diez científicos contra veinte aliados de Asthar. Entre los científicos se encontraba Rombit, el rey de los científicos, el cual parecía no importarle la situación. Poseía en sus manos gran parte de los transmisores que les arrebató a las personas a quienes mató o secuestró. Mientras los miraba con vanidad, les dijo:

  • Voy a incrustar estos transmisores a mi armadura. Con ellas trataré de ingresar al Gran transmisor, buscaré a Asthar y le colocaré la máquina en su cuello. De esa forma se activará y podremos ingresar al fin al mundo alterno.
  • Solo te hemos seguido porque creíamos en ti – Le dijo uno de los científicos – Pero ya estoy harto. Solo espero que los aliados de Asthar me capturen y me regresen a mi mundo para poder ver a mi familia.
  • ¡Vete, maldito cobarde! ¡No necesitamos a inútiles como tú!

No fue el único que desertó. Los ocho restantes también lo siguieron.

  • ¡Idiotas! ¡Estamos a un paso de alcanzar la victoria y se marchan al final! ¡Mejor para mí! ¡Conquistaré ese mundo primitivo yo solo!

Los nueve científicos se acercaron al campamento de los aliados de Asthar y, para no ser atacados, arrojaron delante del campamento sus armas y extendieron una tela blanca en señal de rendición.

  • ¡Solo queremos regresar! - Dijeron los científicos – Extrañamos a nuestras familias y solo fuimos víctimas de las circunstancias. Si nos perdonan la vida y nos regresan a casa, prometemos trabajar día y noche para reconstruir nuestra civilización. ¡Lo prometemos!

Asmot, al verlos, se acercó. Sus compañeros pensaron en seguirlo, pero les pidió que se quedaran a una buena distancia. Una vez cerca, les dijo:

  • Me alegra ver que aún poseen conciencia. Está bien, les regresaré a nuestro mundo. Pero antes quiero que me expliquen el porqué siguieron a Rombit y qué pretendían el traspasar las fronteras dimensionales.




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