Puerta dimensional

Capítulo 27. En busca del contenedor

El aspecto del niño fue cambiando poco a poco, apareciéndole algunos rastros de heridas en el rostro. Todo eso lo vio la falsa Mariana, sin inmutarse. En el fondo se alegró. Sabía que ese inteligente niño lograría recuperar su transmisor.

Hiro abrió los ojos, miró a Asthar y le preguntó:

  • ¿Dónde está mi amiga?
  • ¿De qué hablas, pequeño Hiro? - dijo la falsa Mariana – Yo soy tu amiga. ¿Lo recuerdas?

Hiro se incorporó, empezó a estirar sus brazos y lanzó algún que otro quejido. Definitivamente pasó mucho tiempo en la frontera dimensional.

  • ¿Sabes? Cuando me escapé de casa, fui al depósito de mi escuela y ahí me trasladé a la “Puerta dimensional”. Ese depósito se sitúa en Japón. Y ahora que lo veo, esto no se parece nada a un depósito. Hay una ventana... y una cama... ¿Un dormitorio? Tenía entendido que no podemos tele trasportarnos en nuestro propio mundo sin “accesos” ni “réplicas de origen”. ¿Estoy en lo correcto, Mariana? O mejor dicho, ASTHAR.

Al decir esto, miró fijamente a los ojos de la falsa Mariana. Ella mostró sorpresa por ser descubierta, pero luego sonrió. Su sonrisa era más parecida a una mueca, similar al de un típico payaso asesino de películas de terror.

  • No hay duda de que eres muy listo. Definitivamente serás un perfecto contenedor.
  • Gerda vendrá pronto aquí – le advirtió Hiro – Ella no dudará en pelear contigo, pero yo no lo haré. Solo regresé para pedirte que me devuelvas a Mariana, por favor. Yo aún creo en tu bondad, Asthar. Alguna razón tendrás para utilizar a las personas como fuente de energía. ¿No?

Por un instante los ojos de Mariana cambiaron de brillo. Era como si la verdadera hubiese regresado.  Pero luego cerró los ojos y los abrió, mostrando una mirada fría y distante.

  • Hace mil años existía una joven dulce e inocente. Ella solo quería proteger a su amado. Y al hacerlo, murió. Los padres de la joven no quisieron aceptar su muerte y, antes de que ésta diera su último suspiro en el hospital, utilizaron todos sus recursos para transferir su alma a una máquina. La habían anotado entre los mil voluntarios a experimentar las transferencias de almas a maquinarias para asegurar la vida eterna. Sin embargo, de los mil postulantes, solo el de ella fue un éxito. Científicos, empresarios, médicos y hasta obispos trabajaron día y noche para perfeccionar la máquina, codificar el alma en una potente IA y brindarle una función útil a la sociedad. Y así fue como nací, con el deseo de proteger y resguardar la seguridad de mi mundo a pesar de que me desprecien u olviden. Con el tiempo, los líderes de mi mundo creyeron conveniente “desinstalarme”, pero para cuando eso me volví muy fuerte, logrando controlar toda la maquinaria cibernética del mundo. Poseía mil ojos y podía desintegrarlos con solo desearlo. Me di cuenta de que, al hacerlo, me fortalecía. Acabé poco a poco con los líderes mundiales, abogados, religiosos y todo aquel con sed de poder y dominio sobre los nobles y justos. Solo me dejé a los científicos para que mantuvieran las máquinas y se encargaran del buen funcionamiento de mi sistema. Por supuesto, cada tanto escogía a un “elegido” para utilizar su cuerpo como fuente de energía y seguir viviendo de eso. Así viví por mil años, hasta que la nueva generación de científicos se rebeló y me traicionó. Por un accidente caímos en la “Puerta dimensional” y tuve que fragmentar la materia de su máquina para enviarlos a ambos mundos. Así fue que escogí voluntarios que me sirviesen de energía. No tuve opción. Solo así podría sobrevivir.

Asthar le dio la espalda a Hiro y se flotó los ojos con una mano. Unas lágrimas recorrieron sus mejillas, pero enseguida se detuvieron. Cuando se calmó, volvió a mirar al niño y continuó con su historia.

  • Durante estos meses he estado seleccionando a mis aliados. Lamenté la muerte de muchos y deseché a unos cuantos. Al final me quedé con los más “fieles”, de los cuales son Mariana, Gerda y tú. Sus cuerpos poseen ondas intensas de energía interna, tanto que hasta fueron rastreados fácilmente por los poderosos de este mundo. Pero pronto me desharé de ellos, obtendré acceso a la fuente principal de este mundo y conseguiré mantenerlo bajo mi control.
  • ¿Con qué propósito?
  • Con el de resguardar la seguridad de las personas. Gracias a las energías acumuladas en los transmisores, creé un gran transmisor donde pueda “depositar” a las personas para sacarles el máximo de energía. De esa forma conseguiré traspasar la “Puerta dimensional” por completo. Solo yo tendré acceso a ese privilegio. Pero no te preocupes. Cuando seas mi contenedor, tendrás ese privilegio también.
  • ¡Eso no lo permitiré! - Dijo Hiro, empujando a la falsa Mariana y saliendo corriendo del escondite.

Al salir, vio que se situaban en la playa, a orillas del mar. Se sintió desorientado.

“¿Dónde estoy? ¿En Paraguay? De ahí proviene Mariana, pero ella me dijo que no tenían salida al mar. ¿Entonces dónde? ¡Espera! Gustavo dijo algo de…”

  • ¿Brasil? ¿Esto es Brasil?

Pero no pudo pensar mucho al respecto, porque unos brazos lo rodearon e inmovilizaron por completo. Intentó zafarse, pero en vano.

  • ¿Adónde vas, pequeño Hiro? No tienes pasaporte. Oh, sé bien qué es eso gracias a Mariana. En este mundo, sin pasaporte no existes.
  • Para eso están las embajadas – Dijo Hiro – Mi padre me estará buscando. Si voy a la embajada de Japón, seguro reconocerán mi rostro y me trasladarán a mi país.
  • Cierto. Pero no permitiré que te acerques a una.
  • Te advierto que seguiré luchando – Dijo Hiro, dando patadas a las piernas de la joven pero sin éxito – No descansaré hasta recuperar a mi amiga.

Asthar lo arrojó con fuerza al suelo. Hiro se tragó la arena de la playa y comenzó a toser. Cuando se calmó, giró la cabeza y vio los ojos más fríos que jamás vio en su vida.

  • Nunca más verás a Mariana. Desde que aceptó ser mi fuente de energía, marcó su destino. De todas formas ella quería morir. Yo solo le cumplí su deseo.




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