Puerta dimensional

Capítulo 29. El interior del gran transmisor

Hiro, Gerda, Sergio y Gustavo aparecieron en un extraño salón de cristales rosados. Algunos bloques eran de dimensiones enormes y enseguida pudieron notar que había personas atrapadas en ellas.

  • ¡Betty! - Gritó Gerda, acercándose a uno de los cristales donde vio a su pupila.
  • Los agentes también están aquí – Señaló Hiro - ¡Y los científicos!
  • Al parecer estamos en el interior del gran transmisor – Dijo Sergio – Como poseemos los transmisores, no fuimos absorbidos por él. Todavía.
  • Interesante teoría – Dijo alguien a sus espaldas.

Todos se dieron la vuelta y se encontraron con Sorlac, Jaun, Asmot, Edfe, Esjo y Ahtma. Éstos últimos se veían completamente recuperados luego de la explosión, sin cicatrices ni lesión alguna. Sorlac, al ver a Mariana en brazos de Gustavo, se acercó y le preguntó si estaba bien.

  • Ella no es mi hermana – Respondió Gustavo – Asthar ingresó a la réplica de su cuerpo.
  • ¿Y dónde está Mariana? - Preguntó Sorlac, angustiado.
  • Tranquilo, amigo – Dijo Jaun – Primero localizaremos la “fuente” y luego liberaremos a todos.
  • Después de la charla que tuvimos con los científicos desertores, llegamos a la conclusión de que debemos anular la fuente de poder – Explicó Asmot – en este momento Asthar está usando la energía vital de Mariana para obtener energía y trasladarse en ambas dimensiones.
  • Lo que queremos hacer es “romper” la conexión que Mariana tiene con Asthar – Explicó Edfe – Así se desintegraría este gran transmisor y podríamos salvarlos a todos.
  • Solo hay un problema – Dijo Asthar, quien despertó y bajó de los brazos de Gustavo, poniéndose de pie – Si rompen la “conexión”, Mariana no podrá regresar a su mundo nunca más. Solo hay una solución.
  • Explícate – Le pidió Sergio.

Asthar estuvo a punto de hablar, cuando un rayo láser le atravesó la sien.

De la perforación no salió sangre, solo minúsculos fragmentos de rocas rosadas y unos rayos de luces fugaces. El cuerpo cayó y se hizo añicos, esparciendo los fragmentos y desintegrándose por completo. En su lugar salió Asthar, con el cuerpo que se había creado durante su permanencia en la “Puerta dimensional”.

Todos giraron las cabezas y vieron a Rombit, cuya armadura llevaba todos los transmisores y, gracias a ellos, logró ingresar a gran transmisor sin ser absorbido por él.

  • Así te quería descubrir, tirana – Le gritó Rombit – Como siempre actuando de parásito para subsistir.
  • ¡Nooo! - Gritó Gustavo, llevándose ambas manos en la cabeza - ¡Ahora jamás recuperaremos a mi hermana!
  • ¡A él! – Gritó Sorlac, con toda la rabia del mundo.

Todos fueron tras Rombit, quien comenzó a activar los mini misiles incrustados en su armadura. Gerda también estuvo a punto de ir, cuando sintió que Hiro la tomaba de la muñeca y la estiraba al sentido contrario de la pelea.

  • ¿Qué haces? - Le preguntó Gerda, sorprendida.
  • Busquemos a Mariana – Dijo Hiro – Ellos podrán arreglárselas solos.
  • Bueno, si lo dices.
  • Voy con ustedes – Dijo Gustavo – No me gusta pelear y ese sujeto se ve peligroso.

Así que los tres se retiraron de la pelea y recorrieron el lugar. Asthar los siguió.

Pasaron entre las personas encapsuladas en esos cofres de cristales, con los ojos cerrados como si estuviesen en un sueño profundo. Gerda desenfundó su arma y lo llevó a mano, por si tuviese que disparar en cualquier momento. Hiro se colocó los guanteletes de protección y le dijo a Gustavo que se colocara detrás de ellos.

  • Me avergüenza que un niño cuide de mí – Se sinceró Gustavo – Así que dejaré que Gerda sea mi guardaespaldas.
  • Muchachos, no estoy para cuidar de nadie – Dijo Gerda – Ahora concentrémonos en encontrar a nuestro ángel.
  • ¡Esperen! - Gritó alguien a sus espaldas.

Los tres se dieron la vuelta y vieron a Sorlac, quien corría hacia su dirección.

  • Mis compañeros vencieron a Rombit – Dijo Sorlac – Jaun me dijo que vaya a buscar a Mariana, que lo tienen bajo control.
  • Eso espero – Dijo Asthar – Aunque no hayan sido absorbidos por el gran transmisor, sus células fueron detectadas por los transmisores y ahora alimentan la fuente de poder. Si Rombit mata tan solo a una persona que se encuentra atrapada aquí, romperá la “conexión” y no podré regresarlos a casa.
  • Ya veo – Dijo Gerda – Es por eso que nos necesitas vivos para tus repuestos.
  • ¿No irás a absorberme ahora? ¿O sí? - Le preguntó Hiro.
  • Cambié de opinión – Dijo Asthar – No puedo arruinar tu futuro. Es extraño que me preocupe así por alguien y todavía posea conciencia de mis actos. Típico de humanos.

Nadie comentó al respecto.

Siguieron caminando en silencio, atentos a cualquier señal de peligro. Los cuatro se sentían angustiados por Mariana. Hace tiempo no sabían nada de ella y no pudieron hacer nada para protegerla. Sorlac lamentó no haber compartido momentos románticos con Mariana. La amaba y sentía que no podía vivir sin ella. Gustavo, que recién a medio año logró reconciliarse con su hermana, lamentó el haberla abandonado esos años para centrarse en su carrera. Hiro deseó que Mariana nunca hubiese encontrado otro transmisor, para así seguir con su vida normal. Y Gerda lamentó haberse burlado de ella al conocerla. Todos deseaban encontrarla y hallar una solución para librarla del destino impuesto por Asthar para absorber su energía vital y viajar a ambos mundos en completa libertad.

Cuando casi perdieron las esperanzas, la encontraron.

Era la única que no se hallaba encerrada en un cofre de cristal, sino estaba sentada encima de una plataforma, sosteniendo una esfera redonda de color rosado y del tamaño de una pelota de beisbol. Mariana, al verlos, se sorprendió y les pregunto:

  • ¿Qué hacen aquí?
  • Vine a llevarte a casa – respondió Gustavo – Solo queda un científico y Asthar se encargará de él. ¿No es así, Asthar?
  • Así es – Respondió Asthar – Puedes entregarme el control interno dimensional. Perdón por todos los problemas que te he causado a ti y a tus amigos, Mariana.
  • ¿A qué se debe este arrepentimiento? - Le preguntó Gustavo.
  • No creas que liberaré a todos – Dijo Asthar – Aún no desisto de controlar ambos mundos, pero decidí buscar otra alternativa. Siempre lo hay.




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