⌞0,2⌝

⌞La calma⌝

Observé el vaso a rebosar de zumo de naranja posado en la esquina de la mesa, y sin perder tiempo me lancé a él esquivando la mirada de Namjoon, que venia corriendo, y estaba segura de que se...

—¡Ah! ¡Su madre! ¿Quién puso esta mesa aquí? —gruñó por lo bajo.

—Es un bar hyung, ¿cómo quieres que no haya mesas? —respondió Jimin bebiendo de su zumo.

—Venga va,—se sobó el estómago señalando la punta de la mesa con la que se dio.— te perdono.—sorbí de mi zumito riéndome de él.  

—¿Hoy no tenías clases de inglés extras? —alcé una ceja echándo mi pelo hacia un lado perfecta y milimétrica mente peinado.

—¿Para qué voy a ir si ya sé todo lo que me van a enseñar?

—Cierto. —señalé llenando mi estómago de delicioso zumo y cremosos bollitos de crema catalana.— ¿Entonces? Creí que no vendrías, ¿para qué has venido?

—Mi madre debe seguir creyendo que soy de avance lento. —se sentó alzando la mano para que la camarera le tomara el pedido.— Si se entera de lo contrario aquí muero, me va a destripar estudiando ruso, —hizo una mueca de asco.— ¿para qué necesito yo aprender ruso? Vale con el inglés y el chino, pero señor, el ruso... —se horrorizó desfigurándose la cara con las manos.— ¡No, por favor!

—¿Y por qué no se lo explicas? —ya habíamos hablado de esto miles de veces, ¿por qué preguntaré?

—YeonMin, si tu madre supiera que tienes la habilidad de memorizarlo todo con solo verlo una vez, créeme, te vendería a la NASA. No, espera, te alquilaría. —Jimin palmeó su mano sobre la mía. 

En eso tenía razón, en este mundo no veía cómo la madre de Namjoon seguía sin venderlo a la mafia. Se le veía en los ojos las ganas que tenía.

—Bueno, ¿cómo van tus trabajos para la uni? —preguntó a mi hermano que estaba mordisqueando los bollos.

—Como el culo, —sonreí masticando,— pero se lleva, —me relamí los labios.— estoy a esto, —hizo un gestito con los dedos, casi juntando el pulgar y el gordo.— de tirarme por ese edificio con hermosas vistas al mar. 

—Pero si en medio de Seúl no hay mar. —Namjoon tragó el bollo sin antes masticarlo, ¿cómo cojones...?

—Yo decía el cartel que promociona unas vacaciones hermosas al caribe. —hizo voz de pito.— No se arrepentirá, y sino, le devolvemos el dinero. —arranqué otro pedazo de bollo de la tanda que había comprado en oferta de la panadería.— No creo arrepentirme de saltar de ese edificio, suena bien.

—No te atreves. —bromeó Namjoon señalándolo con el dedo. —¿A que no Krystal?

—Cierto, cierto. —asentí varias veces partiendo un bollo por la mitad para compartir con Jimin.

—Eso es... verdad. Soy una marica acojonado del infierno, aún no quiero morir. —abultó los labios echándose a reír. 

Nos burlamos de nuestras propias vidas un rato mientras comíamos a gusto en el bar, se estaba calentito, así que no había prisa.

—Hey Jimin, ¿me acompañáis a comprar auriculares nuevos? Se me han roto los que tenía. —pestañeé viéndole acabar con el bocadillo de atún, queso, tomate y lechuga que hace nada se había pedido. 

—¿Pero no te dije que compraras los otros? Madre mía, el día en el que me hagas caso lloverán conejos. —Jimin me miró, me rasqué la nuca negando con la cabeza concordando con él.

—Vamos amigo, y te compro uno de esos Snickers que tanto te gustan. —intentó chantajearlo para que fuésemos con él. 

Tenía un punto, sabía nuestros puntos débiles.

—Dos, mi bondad es infinitamente finita. —Sonrió malévolo.

—Yo también quiero algo entonces. —levanté la palma de mi mano. 

—¿No tienes miedo de subir de peso de nuevo? —se levantó pidiendo la cuenta.

—Ahora mismo me importan tres pitos en vinagre. —Sonreí esperando a ver mi Snickers, entre mis manos, o mi  boca, da mas dónde. Que hambre... Espérate, acabo de comer. No puedo seguir así. Acabaré rodando de las tiendas.

—Jé, así se habla enana. —extendió los dedos pulgares orgulloso.— Mis hijos has crecido porfin.

—Bah, tampoco te lo tomes tan en serio. —Reí agachándome para coger mi mochila de marca barata comprada en el chino, entre nosotros, era Channel falso, Jimin también llevaba una falsa, pero es porque el dinero que íbamos a gastarnos comprando las mochilas de arca, lo gastamos en comida. 

Mira tu por donde, nos timaron, ups.

Los tres salimos del conocido restaurante-barra-bar de camino a la tienda de música del centro, sinceramente amaba ir ahí de compras, pero la mayoría de veces que iba compraba solo un par de cositas, nada interesante o muy caro, me gusta ir a la moda y comprar me desestresaba, me sentía reina de solo entrar a las tiendas. 

Jimin y Namjoon se pusieron a hablar de los últimos ataques que han estado recibiendo las ciudades de alrededor, últimamente las Mariposas estaban más activas absorbiendo la vida de, cada vez, más cristales. 

Saqué mi móvil a ver si Daphne me había enviado algún mensaje, mi mejor amiga y apodada como la más hija de puta de la Academia. Pero sumida en la pantalla choqué contra alguien desestabilizándome y dejando ir el móvil, cayendo éste al suelo mientras yo intentaba mantener el equilibrio sobre mis pies. Pero gracias a una mano tirando de mí hacia su cuerpo logré estabilizarme para no hacer un ridículo y caer de culo en el pavimento. 

Me soltó de inmediato y prácticamente arroyándome de nuevo pasó por mi lado como si el diablo lo persiguiera.  

—Perdón, disculpa. —me sobé el hombro, el tirón en mi músculo formó una mueca en mi rostro. Pero éste no se paró en ningún momento, ni siquiera dio media vuelta para ver a quién había prácticamente atropellado.

Fruncí el ceño dejándolo pasar, no valía la pena, además, yo también tenía parte de culpa por ir atontada con el móvil.  

Me agaché a coger mi móvil dando mil gracias a tener una funda de esas increíblemente gruesas, y justo a su lado una pequeña gema negra, seguramente se le habría caído a ese chico. la cogí con los dedos, ¿de qué tipo era? Era preciosa. La sujeté contra mi puño, apretándola y notándo un calor abrasándome la piel.