Nuevamente mis padres se pusieron en plan protector y me impidieron ir a la Universidad por el resto de la semana, argumentando que la última vez que esto sucedió quede inconsciente por tres días, y no querían que volviese a pasar.
Ya no encontraba la forma de explicarles, que ya no sucedería que me encontraba completamente sana, que solo era un simple desmayo.
Por otra parte estaba cada vez más desesperada por volver a ver a Dason, tal vez juntos descubriríamos que estaba sucediendo con nosotros, no creía en las casualidades, así que lo más probable era que el estar junto a él tenía algo que ver. Y lo teníamos que averiguar antes de que fuera demasiado tarde.
Me preocupaba que pudiese pasar si seguía desmayándome cada vez que lo tuviese cerca, pero me di cuenta que no quería eso, aunque no lo conocía de nada, solo lo había visto dos veces y solo en esta ocasión tuvimos oportunidad de hablar un poco.
Ω
Ω
Cuando al fin me fue permitido volver a clases, moría por que llegara la última, ya que era la única que compartíamos. Y no nos encontramos en ninguna parte.
Antes de entrar a la clase, decidí que era mejor concentrarme en otra cosa que no fuese todo el magnetismo que el simple hecho de pensar en el me provocaba, mantuve mi mente en blanco. Ya lo podía sentir antes de verlo, los cabellos de mi nuca se erizaron de solo pensar que estaba a solo un paso de distancia.
Al parecer también él podía sentirme, pues cuando entre estaba parado en el asiento en el que me senté la última vez.
──Pensé que no vendrías hoy tampoco──.
──Mis padres se pusieron un poco pesados── dije. Respirando con un poco de dificultad. Veía que el también ya se estaba forzando un poco. Una gota de sudor caía por su rubio cabello.
── ¿Te sentías mal antes de entrar al salón? ── Preguntó, apenas y lo pude escuchar.
──No hasta que te empecé a sentir cerca──. Conteste mientras me sentaba en el asiento más cercano, invitándolo a hacer lo mismo. ── Concéntrate, no podemos dejar que nos venza──. Le pedí en un susurro.
──yo tampoco, hasta que empecé a sentir que algo fuera de aquí me halaba, estaba seguro que eras tú. El magnetismo es demasiado, apenas y puedo pensar──.
── ¿Crees que alguno de los dos debería de irse? ── Una sonrisa de decepción se implanto en su rostro.
── ¿Tan mal te caigo? ── Preguntó con una sonrisa.
── Claro que no──. Me apure a responder. ──Pero creo que estoy a punto de ceder──. Concentrarme en otra cosa cada vez me costaba más.
──pensaras que estoy loco, pero desde hace más de dos años no sales de mi mente──. Dijo con un rastro de vergüenza. ──me duele más no verte──. Continuo.
Las palabras ya no salían de mi boca, pero podía sentir lo mismo que él desde hace dos años, que no lo podía sacar de mi mente. Pensaba en el día y noche. Pero al parecer el estar cerca nos lastimaba.
──me gustaría conocerte──. Dijo mientras sacaba su celular del bolsillo de su pantalón. ── ¿Me das tu número? podríamos hablar así, ya que no me puedo acercar──.
Una sonrisa se plantó en mi cara. ──claro──. Tome su teléfono y apunte mi número. Apenas y podía sostenerlo, estaba costando todo de ambos mantener esta pequeña conversación. Lo bueno que era demasiado temprano y aún no había compañeros en el salón.
Mis manos temblaban, y podía ver su mandíbula apretada, por el esfuerzo, podía sentir que ya no aguantaríamos mucho más. Teníamos que alejarnos del otro lo más pronto posible si no queríamos llamar la atención nuevamente.
Apenas y le di el celular salió corriendo. Como si una bomba atómica hubiese sido puesta entre medio de ambos, la energía manaba a raudales, imaginaba que si traían un detector de radioactividad este explotaba.
Rápidamente el oxígeno empezó a ingresar a mi sistema, mi cuerpo sintió un alivio tremendo, pero mi corazón dolió, como había dicho él, no verlo dolía.
La vibración de mi celular me hizo revisarlo, tenía un mensaje de un número desconocido.
── ¿ya puedes respirar? D──.
── En cuanto saliste de aquí. C──.
── Me duele decir esto, pero yo igual. D──.
── ¿Entonces si nos hacemos daño? C──.
── Al parecer sí. Ahora tenemos que averiguar ¿por qué? D──.
Aun no le respondía el anterior cuando llego otro.
── Literalmente me robas la respiración. D──.
Con una sonrisa en el rostro le respondí.
──Y tú a mí. De ambas formas. C──.
── Enserio me encantaría conocerte más, sin terminar desmayado. D──.
── A mí igual, pero no creo que podamos. C──.
── ¿Quién dijo que no? D──.
── Para eso están los mensajes, al menos hasta que averigüemos una forma de estar cerca del otro. D──.