Punto de quiebre

Capítulo quince

El shock y la impresión del descubrimiento de que mi hermano sabía algo acerca de la profecía, no me dejaron defenderme, en el momento en que fui arrancada de los brazos de Dason, de lo único que fui consiente fue el momento en el que Peter me lanzaba sobre su hombro como si nada y solo alcance a ver su trasero moverse, algo no muy agradable de ver, considerando que era mi hermano.

Apenas alcazaba o escuchar los gritos de Dason, Fred lo sostenía impidiendo que nos siguiera, y no es que no quisiera que estuviese cerca de mí pero en ese momento fue lo mejor, si hubiera ido tras nosotros, Peter y él se hubiesen enfrascado en una pelea, una muy dura pelea.

No sabía hacia dónde íbamos hasta que escuche como se abría la puerta de un auto, me arrojo al asiento del copiloto y se encargó de colocarme el cinturón de seguridad, cuando cerró la puerta puso los seguros para que no hiciera el intento de salir. Me conocía bien el imbécil.

Rodeo el auto y tomo su lugar en el lado del conductor, a lo lejos podía ver donde un chico rubio y grande se alejaba del auto con un muy furioso Dasón sobre su hombro. No lo sabía a ciencia cierta pero podía apostar a que era su hermano. La puerta trasera se abrió dando lugar a la entrada de Fred y Simón. Ambos viéndome con reproche aunque imagino que sus motivos eran completamente opuestos.

La mirada de Simón, notaba preocupación y desconcierto, en cuanto a Fred su rostro era una máscara de odio y resentimiento, casi como si lo hubiera traicionado, pero no era así bueno hasta creía que su enamoramiento por mí ya se había pasado pero ahora me demostraba lo equivocada que había estado al confiar en el todo este tiempo.

La tensión era fuerte y el ambiente que siempre estaba cargado de ternura y camaradería asfixiaba.

── van a hablar o seguirán viéndome Como si hubiese matado a alguien── pregunte después de un rato. Ninguno contesto.

Estaban perdidos en sus pensamientos. ── Ya en tiendo muy maduros no, la ley del hielo── seguí con mi palabrería.

El silencio era ensordecedor, solo se escuchaba el sonido de sus respiraciones.

── aléjate de él, es peligroso── dijo Peter después de lo que a mi parecer fue una eternidad.

──no te conviene ese chico── fueron las palabras de Fred. En un tono seco y osco, nunca me había hablado esa forma, ni siquiera aquella vez en la que le dije que no sentía y nunca llegaría a sentir nada por él.

Algo estaba mal y ellos tendrían que contarme lo que sabían.

── ¿pueden decirme si quiera cual fue el pecado que cometí?── pregunte molesta.

──solo obedece, y no hagas más preguntas──.

La voz de Peter sonaba cargada de tensión esta vez, podía ver como apretaba la mandíbula tratando de contenerse.

── Si al menos me dijeran el por qué se supone que Dason es peligroso para mí──. Pregunte conteniendo las ganas de llorar, necesitaba a Dasón conmigo.

Sin esperar una respuesta de su parte saque mi celular de mi bolso que no paraba de vibrar, una sonrisa surco mi rostro al ver que era una llamada de Day.

── ¿estás bien? ── Preguntó apenas y conteste.

──ahora perfecta── dije dándole a entender que lo que lo hacía perfecto era el estar hablando con él.

──no quería causarte problemas preciosa── dijo.

──Dason── apenas y dije ese nombre y mi teléfono fue arrancado de mis manos.

── Eres idiota o que── grite desesperada.

── Te dije que te mantengas alejada de él── contesto con total tranquilidad, mientras metía mi celular en el bolsillo de su pantalón.

Mis gritos de desagrado pudieron escucharse hasta medio oriente pero a ellos les daba igual, los maldije les grite y de no a ver sido porque apreciaba demasiado mi vida los hubiese golpeado a los tres ahí mismo.

Cuando llegamos a casa no espere a que ninguno bajara o me ayudaran a hacerlo, a penas y se detuvo el auto me baje de él y salí corriendo, por el momento no me interesaba saber que querían decirme estos idiotas, esperaría hasta estar más calmada para averiguar qué era lo que pasaba con exactitud.

Además estaba completamente segura de que primero hablarían con mis padres.

Si algo había quedado completamente claro entre mis padres y mis hermanos, desde la vez de “el evento” fue que cada cosa que pasara con respecto a mí, desde mis actividades extracurriculares, salidas o reuniones tenían que ser previamente tratadas y autorizadas por ellos.

Algo molesto si lo ven desde el punto de vista de una adulta, pero para ellos yo seguía siendo una niña y eso me molestaba sobremanera.

Sin detenerme a saludar a mama como hacia siempre que llegaba a casa, subía las escaleras hasta llegar a mi habitación. Sin prestar atención a lo que decía mi madre. Alcance a escuchar como Peter le decía a mama que llamara a papa que era una emergencia que viniera cuanto antes a casa. No quise escuchar más a fin de cuentas era sobre mi quien hablarían en algún momento solicitarían mi presencia para cualquier cosa.

Como mi celular aún seguía en manos de Peter, no tenía nada que hacer, me arroje a la cama sin quitarme nada y enterré mi cara en las almohadas, el coraje y la frustración bullían de mí, no sabía cómo haría para controlarme sin liberar algo de veneno.



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En el texto hay: amor, grumps, poderes.

Editado: 02.02.2019

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