Abrí los ojos estampando mi móvil contra la cama deseando no volver a escuchar el infernal ruido del despertador. Pienso para mí misma que todavía es temprano así que decido seguir durmiendo sin pensar en el tiempo que me queda por delante. Soy de esa clase de personas que necesita poner una serie de alarmas cada cinco minutos para poder salir de la cama, pero muchas veces ni eso consigue levantarme.
Cuando por fin consigo sentarme en el borde de la cama recuerdo que tenía una solicitud de amistad esperando una respuesta así que sin pensarlo mucho agarro el móvil y le doy a aceptar, sigo sentada en el borde de la cama cuando recibo un mensaje.
¿Cómo que soy un antisocial, eh dientes de sable?
Oscar M.
Me quedo mirando la pantalla estupefacta durante unos largos segundos hasta que mi cerebro reacciona -¿Cómo me ha llamado?- digo casi a gritos. Nunca he tenido los dientes rectos así que esto es algo que me ha molestado bastante, yo siempre he pensado en arreglarme la boca pero es algo que requiere mucho dinero, dinero que no tengo. Eso me ha dolido...
Eres un antisocial porque no hablaste en ningún momento anoche y no vuelvas a llamarme así o tendremos problemas. No me caes nada bien.
Me hubiese encantado ponerle un millón de insultos que se me venían a la cabeza pero no conozco a este chico de nada y yo por lo menos si considero que tengo educación. Dos minutos más tarde ya tenía su respuesta, parece que no tiene nada mejor que hacer.
Eso creo que es culpa tuya porque yo sí que hablé, quizás es porque parecías no despegarte de tu novio y no mirabas más allá de ti misma dientes de sable. Tú tampoco me caes bien.
Chico antisocial
¿Pero a este chico que le pasa? Es un prepotente y parece que me reta para que yo también lo sea pero no voy permitir que se salga con la suya porque no pienso contestarle más.
Al mirar mi móvil me di cuenta de que eran las 7:40 así que me levanté de la cama corriendo en dirección a la ducha en el mismo instante en el que mi madre irrumpía a gritos en mi habitación.
-Keyla- tenía cara de pocos amigos, su cara de siempre- ya deberías de estar de camino al instituto.
-Si mamá, lo sé, estoy terminando de arreglarme- mentí apurándome por estar lista.
Mi madre salió de la habitación gritando lo que debían ser críticas hacia mi persona, tengo la sensación de que cada día que pasa me odia más y más puesto que no soy la niña perfecta que ellos querían tener. Mis padres son esa clase de personas que intentan aparentar la perfección delante de las demás personas mientras que yo soy todo lo contrario, a mí nunca me ha importado lo que puedan pensar los demás de mí, simplemente quiero ser yo misma sin estar pensando en el que dirán.
Terminé de ponerme mi uniforme del instituto y al salir de mi habitación me encontré de frente con la cara de mi hermano.
-Siempre lo mismo contigo- me miraba con cara de odio.
-Lo siento enano, te lo compensaré- le dije mientras le agarraba por la cabeza. Adrián era cuatro años más pequeño que yo pero era bastante responsable y maduro para su edad, mucho más que su hermana mayor.
Cuando íbamos a salir por la puerta mi padre apareció agarrando las llaves del coche.
-Yo les acerco al instituto- dijo mi padre mientras mi hermano se tiraba encima de él.
-Gracias papá, creo que no llegábamos en bus- contestó mi hermano con una sonrisa de oreja a oreja siguiendo a mi padre de camino a su coche.
De camino al instituto solo pensaba en el último mensaje de ese cretino que parece que intenta sacarme de mis casillas y sin percatarme de ello ya estaba pensando de nuevo en el chico antisocial. Entré por la puerta del centro encontrándome a Sonia esperándome frente a la entrada con una sonrisa fija en la cara ¿por qué se le ve tan feliz?- pensé antes de llegar hasta ella.
-¿Y esa cara de felicidad?- le dije mirándola directamente a sus ojos brillantes.
-Se lo he dicho- me contestó con una sonrisa tímida- me he confesado a Lucas.
-¿De verdad?- grité con la boca abierta, estaba asombrada de que mi amiga por fin hubiese dado ese paso ya que llevaba años loca por Lucas- ¿Y qué te ha contestado?
-Bueno... no es que me haya contestado como esperaba, pero lo importante es que no me ha dicho que no- me dijo haciéndome un gesto de aprobación con la mano, se le veía feliz- dice que no se había dado cuenta de mis sentimientos, que necesitaba pararse a pensar todo porque somos muy amigos y le da miedo que pueda romperse nuestra amistad.
-Sonia, eres una valiente de la que estoy muy orgullosa- le dije mientras la abrazaba lo más fuerte que podía.
-Key, que me dejas sin respiración- contestó casi sin aire por lo que las dos soltamos una enorme carcajada.
Mientras caminábamos en dirección a la primera clase recordé los mensajes del chico antisocial preguntándome como se había podido enterar del apodo que le atribuí la noche anterior.
-Oye Sonia, cuando hablaste con Lucas por casualidad no le habrás dicho lo que dije sobre su amigo ¿verdad?
-Mmm... pues sí que le dije que parecía un poco tímido y que tú le habías apodado como el antisocial- esto me corroboraba que había sido mi querido amigo Lucas el que me había vendido a ese raro pero eso me hacía pensar en porqué le hablaría de mi - ¿Estás bien Keyla? Te has quedado mirando al horizonte -me sacó de mi mente.